La división del oficialismo atasca la gobernabilidad en Argentina
25 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Crece la división en el oficialismo argentino. El cisma entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández Kirchner ya no se puede ocultar y ha vuelto a hacerse patente en los últimos días, muy movidos para el Gobierno en cuestiones judiciales. «Que te pongan una banda y te den el bastón [de poder], pero créanme, por experiencia, que si no se hacen las cosas que hay que hacer…», dijo Kirchner en la inauguración de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana, declaraciones que los analistas ven dirigidas al presidente.
Las profundas diferencias entre el Ejecutivo y el ala más izquierdista del peronismo, que controla Kirchner, estallaron tras el batacazo oficialista en las primarias de cara a las legislativas de finales del 2021, aunque ya eran un secreto a voces. La vicepresidenta impuso entonces una remodelación de Gobierno a Fernández, aunque no logró —o no buscó— la sustitución del ministro de Economía, Martín Guzmán, que continúa siendo la diana del kirchnerismo, más aún después del pacto que el Gobierno firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar los 48.000 millones de dólares de deuda contraída por el exmandatario Mauricio Macri con el organismo.
Ese acuerdo que implica ajustes, aunque el presidente lo niegue, volvió a dinamitar la coalición gobernante en marzo, cuando un grupo de 34 diputados oficialistas, liderados por Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta, decidió votar en contra del memorando, aprobado finalmente en ambas cámaras del Legislativo con ayuda de la oposición macrista. Ese grupo de diputados amenaza con hacer sudar al Ejecutivo la aprobación de cualquier futura ley. El resultado de todo ello es que Fernández lleva ya casi mes y medio gobernando sin acordar sus políticas con el kirchnerismo, aunque la coalición no se ha roto definitiva ni oficialmente.
Casos judiciales
La organización del poder judicial ha generado nuevas tensiones. El oficialismo ha anunciado esta semana que habilitará un debate en el Senado para ampliar el número de integrantes del Tribunal Supremo, en un contexto de fuertes señalamientos del kirchnerismo a dicha corte, mientras Cristina Fernández tiene abiertos varios casos judiciales en su contra. Gana fuerza una propuesta que prevé sumar cuatro jueces al grupo actual de cinco magistrados.
El presidente no parece dispuesto a secundar esa batalla. Personas cercanas a él declararon al portal argentino Infobae que el mandatario «no se va a meter» porque esa es una «agenda alejada de la gente», siendo un tema que «termina complicando otros». El líder argentino, en cambio, sí había apoyado tácitamente un controvertido movimiento de la coalición del Gobierno en el Legislativo que tuvo lugar unos días antes, cuando el oficialismo dividió su propia bancada en el Senado para convertirse en la segunda minoría de la Cámara y poder así arrancar un miembro extra a la oposición en el Consejo de la Magistratura, el órgano rector de los jueces en Argentina.
También se cuenta en los corros políticos que Fernández quedó muy contrariado después de que la vice le regalase, con motivo de su cumpleaños, el libro Diario de una temporada en el quinto piso, que relata la caída del expresidente Raúl Alfonsín, en 1989, después de la crisis generada tras el acuerdo con el FMI.
No parece que el panorama vaya a mejorar. El aumento de las tarifas de luz y gas —una de esas medidas acordadas con el FMI que Fernández no ve como ajuste— va a ser un nuevo punto de fricción. El Gobierno apuesta por un aumento de precios del 40 % a la clase media, algo contra lo que a buen seguro luchará el sector más izquierdista del peronismo en un país donde la política ya está condicionada por las elecciones de finales del 2023.