Hace algunos días escribí sobre la tragedia del sur de Ucrania. Hoy quiero desarrollar este tema triste y contarles las últimas noticias acerca de la región de Jersón.
El referendo anunciado no ha tenido lugar, sin embargo, esto no significa que los ocupantes han abandonado la idea de organizarlo en un futuro muy próximo. La situación humanitaria en la ciudad y la región es deplorable. Los civiles, asustados, están huyendo por su cuenta y riesgo en sus coches a donde sea posible. Los refugiados que han salido a la zona controlada por Ucrania cuentan que en los puestos de control los soldados rusos con la ayuda de criminales locales sacan desde mil hasta 5.000 dólares a los desdichados que tratan de salvar sus vidas y buscar la libertad. Muchos son engañados porque los «intermediarios» cogen el dinero y desaparecen sin hacer nada.
Una de mis estudiantes ha pasado por el infierno de la ocupación. Ella regresó del programa Erasmus en una universidad europea el 20 de febrero y el día 25 los rusos entraron en su pueblecito. «La ocupación de la región de Jersón no nos ha traído nada alegre, solamente el sentimiento de incertidumbre y el miedo al futuro —me escribe ella en la carta que recibí ayer—. Yo siempre solía planear mi vida, por eso los invasores, que nos imponían a mi familia y a mí su orden de las cosas, me provocaban un odio profundo.
»Mi pueblecito fue ocupado el primer día de la guerra, que anunció su llegada con explosiones. Las bombas caían en las aldeas vecinas y, como resultado, algunos sitios históricos fueron destruidos, entre ellos el Chateau del príncipe Trubetskoy. Los invasores dispararon a unas hembras de esturión en el estanque cuyo propietario se sentía muy orgulloso por su contribución al desarrollo de la industria pesquera en nuestra región.
»Vivir en la ocupación es imposible sin tener contacto con los intrusos. Muchas veces vi con mis propios ojos los equipos enemigos pintados con la letra Z. Un día me encontré en una tienda con un grupo de hombres jóvenes vestidos de civiles. Los desconocidos llamaron mi atención porque recogían del estante el último molde para hacer tartas. De su conversación comprendí que ellos en este molde iban a cocinar algo en la hoguera. La situación me pareció absurda y sospechosa. Cuando empezaron a comparar precios en grivnas y rublos quedó claro que los compradores eran ‘turistas rusos’. Vi a otros soldados rusos que pedían cigarrillos y medicamentos a mis vecinos. Tuvimos suerte de que los ocupantes no nos pararan en lugares públicos, pero siempre temblábamos de miedo cuando andaban por las calles con sus metralletas o cuando se divertían dando paseos por el pueblecito en sus tanques y vehículos blindados.
»Al enterarse de las mascares y las violaciones en Bucha y Irpín, me sentí tan asustada que decidí escaparme a toda costa».
Ahora mi alumna está en Alemania esperando con gran ansiedad las noticias de sus padres, que tratan de ser evacuados.
Anteriores entregas
27 de abril El «Guernica» de Picasso
26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa
24 de abril El Día del Libro
23 de abril La tragedia del sur de Ucrania
22 de abril El Jueves Limpio
21 de abril Una parábola sobre las burbujas
20 de abril El Martes Grande en Ucrania
19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis
18 de abril Las noticias de Mykolaiv
15 de abril Las diosas enfurecidas
13 de abril Hobbit y Gandalf
12 de abril La primavera
11 de abril La batalla por el «borsch»
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofobia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)