El 12 de mayo del 2022 teníamos previsto inaugurar en Leópolis el congreso internacional sobre el Barroco: del Mediterráneo a Europa del Este. El objetivo era que el mundo hispano descubriese la riqueza espiritual de la Ucrania medieval y barroca.
En España poca gente sabe que grandes territorios de la Ucrania actual pertenecieron durante siglos al Gran Ducado de Lituania y, a partir de 1569, a la Mancomunidad de las Dos Naciones, lo que llevó a un enriquecedor diálogo cultural entre ortodoxos y católicos. En las tierras ucranianas estaban presentes las órdenes monásticas católicas —dominicos, franciscanos, carmelitas, jesuitas y otras—. Estas predicaban y fundaban colegios, en los que se difundían ideas occidentales filosóficas y estéticas, tanto teológicas (concretamente, la segunda escolástica) como laicas. En el año 1596, como resultado de la Unión de Brest, se unió la Iglesia greco-católica, otra fuente importante de la sabiduría latina. Al mismo tiempo, Ucrania tenía sus puertas abiertas a corrientes del protestantismo, cuyo sistema educativo era bastante efectivo.
Durante la primera mitad del siglo XVII, los clérigos ortodoxos, inspirados por Petro Mohyla, obispo metropolitano de Kiev, cuyo nombre lleva mi universidad, comprendieron que para proteger a la Iglesia de sus enemigos era menester aprender de sus oponentes a pronunciar sermones, escribir libros y organizar escuelas.
Muchos de ellos viajaban a países occidentales donde, para entrar en sus colegios y sus universidades se convertían en católicos. Después de terminar sus cursos, regresaban a Ucrania y se reconvertían enj ortodoxos. De tal modo, en los siglos XVII-XVIII, Ucrania era la zona de intercambio de ideas que daba impulsos de europeización para toda Europa del Este, incluso Moscovia.
En aquella época los ucranianos aprendieron los nombres y las ideas de los filósofos españoles, cuyos libros leían en traducciones al latín o al polaco, entre ellos Lucio Marineo Siculo, Antonio Guevara, Pedro Ribadeneira, santa Teresa de Ávila, Juan Luis Vives, Juan de Cartagena, Francisco Suárez, Gabriel Vázquez, Pedro Hurtado de Mendoza, Rodrigo Arriaga, Francisco Oviedo, Jerónimo Gracián, Tomás de Jesús, Diego Saavedra Fajado, Baltasar Gracián y algunos otros.
En el congreso queríamos estudiar y profundizar detalladamente sobre este fondo histórico-cultural. Habíamos conseguido el apoyo de la Asociación de Hispanistas de Ucrania, la Universidad Nacional del Mar Negro Petro Mohyla, la Universidad Católica de Ucrania y del Grupo de Investigación del Siglo de Oro de la Universidad de Navarra. Decidimos dedicar el congreso a Gregorio Skovorodá y que el programa incluyera ponencias sobre el Barroco (arte, cultura, literatura, historia, teología, filosofía, etc.) del ámbito hispánico o de otras áreas del Mediterráneo y Europa del Este.
Nuestros colegas españoles ya habían comprado los billetes para viajar a Leópolis y habíamos reservado hoteles para ellos, pero comenzó la guerra. Realizaremos nuestro plan cuando logremos la victoria. El congreso ha sido pospuesto, no cancelado.
Oleksandr Pronkevych catedrático de Literatura Española en la Universidad de Mykolaiv
Anteriores entregas
11 de mayo El desfile de Putin y el esturión podrido
9 de mayo Gregorio Skovorodá
8 de mayo Regalos para la fiesta
7 de mayo La guerra patriótica de Ucrania
4 de mayo Ucrania celebrará el 8 de mayo el Día de la Victoria
3 de mayo Historia del día de la victoria
1 de mayo Anabel
30 abril La resurrección de Ucrania
29 de abril Otra vez sobre el Instituto Cervantes en Moscú
28 de abril Escaparse de la zona ocupada
27 de abril El «Guernica» de Picasso
26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa
24 de abril El Día del Libro
23 de abril La tragedia del sur de Ucrania
22 de abril El Jueves Limpio
21 de abril Una parábola sobre las burbujas
20 de abril El Martes Grande en Ucrania
19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis
18 de abril Las noticias de Mykolaiv
15 de abril Las diosas enfurecidas
13 de abril Hobbit y Gandalf
12 de abril La primavera
11 de abril La batalla por el «borsch»
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofobia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)