¿Es Ucrania nacionalista?

Oleksandr Pronkevych
Oleksandr Pronkevych DIARIO ÍNTIMO DE LA GUERRA

INTERNACIONAL

Una mujer, tocada con una diadema con los colores de la bandera ucraniana, durante un partido de fútbol disputado en abril en Alemania
Una mujer, tocada con una diadema con los colores de la bandera ucraniana, durante un partido de fútbol disputado en abril en Alemania THILO SCHMUELGEN | REUTERS

09 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El nacionalismo es el fantasma que asusta a los librepensadores. Algunos años antes de la guerra afronté el hecho de que mis colegas europeos comprendiesen este concepto solamente como ansia de establecer la superioridad de una nación en las relaciones con otras naciones. Los nacionalistas —los políticos y los ciudadanos que implementaban en la práctica esta idea— siempre fueron presentados como fanáticos radicales. Nunca me pude explicar cómo una interpretación tan primitiva pudo ganar popularidad en las sociedades informadas porque ampliamente se conocían las teorías que interpretaban el nacionalismo como una ideología proteica, flexible, que existe en una variedad enorme de formas, no obligatoriamente agresivas y represivas. Existen nacionalismos defensivos, culturales, liberales, democráticos, etc.

La manipulación terminológica con el concepto de nacionalismo jugó malas pasadas a mi país. Putin invertía millones de dólares en su propaganda para difundir en el mundo la creencia de que Ucrania es el nido del nacionalismo neonazi. Los resultados de esta estrategia informativa se sentían bien en Europa, y, concretamente, en España. En el 2014, los voluntarios de la izquierda española se fueron al Dombás para combatir contra los nacionalistas ucranianos. De vez en cuando por motivos «nacionalistas» surgían escándalos. El caso más famoso fue la persecución del futbolista Roman Zozulia por los aficionados del Rayo Vallecano. Me entrevistaban en aquella época y no me cansaba de repetir que Ucrania y los ucranianos no son nacionalistas, por lo menos, no son nacionalistas radicales. «¿Cómo una nación puede ser nacionalista si los nacionalistas en sus buenos tiempos fueron representados en el Parlamento ucraniano al nivel del 5-6 % y, en los malos tiempos, no tenían bastantes votos para convertirse en grupo parlamentario?», preguntaba y preguntaba yo, pero me escuchaban repitiendo lo mismo: los ucranianos son nacionalistas fascistas, su iglesia es nacionalista, su lengua es nacionalista, su pan y tierras también son nacionalistas. A lo que ha llevado esta retórica ahora lo sabe todo el mundo: la Rusia ultranacionalista neonazi está en Ucrania para «desnazificarla» con la ayuda del genocidio.

¿Hasta qué punto es Ucrania nacionalista? No se puede negar que el sentimiento nacionalista, que muchos ciudadanos del país siempre compartieron, está creciendo rápido y está abarcando a nuevos seguidores. Es natural y comprensible, porque es la reacción defensiva instintiva en una situación en la que los rusos intentan exterminarnos. Al mismo tiempo, este sentimiento no es sectario ni fanático. Tampoco se basa en factores étnicos o raciales o lingüísticos como ocurre con el nacionalismo radical. El nacionalismo ucraniano contemporáneo no es totalizador. La comunidad imaginada de la nación ucraniana está agrupándose alrededor de los valores fundamentales: la libertad y la dignidad humana. Por estos ideales están muriendo en los campos de batalla hombres y mujeres étnicamente ucranianos, rusos, tártaros, judíos, armenios, griegos, búlgaros… La etnia no importa. Lo que importa es la lengua, pero no como herramienta de exterminio, sino como un factor identificador: hablar la lengua ucraniana hoy en día significa demostrar que somos individuos libres.

En este sentido, Ucrania es nacionalista. Y está bien.

Anteriores entregas

7 de junio Guerra, ¿cómo te llamas?

5 de junio Pushkin ha vuelto

4 de junio Escuchen las voces de Ucrania

3 de junio El verano de nuestra victoria

2 de junio El arte de pasar el sábado en Mykolaiv

31 de mayo ¿Es Rusia fascista?

30 de mayo Sobre los asuntos eclesiásticos

29 de mayo Lesya Ukrainka

27 de mayo La guerra y el tiempo

26 de mayo Releyendo mi diario

25 de mayo Moisés

24 de mayo ¿Adiós Pushkin?

22 de mayo La tragedia de la Mariúpol artística

21 de mayo Iván Frankó, el divulgador de la literatura española en Ucrania

20 de mayo El genocidio en Ucrania

18 de mayo Carta de un soldado: «Me siento feliz en Mykolaiv»

17 de mayo «Stefania», el homenaje a la madres de Kalush Orchestra

16 de mayo Nostalgia

14 de mayo Los desastres de la guerra (versión siglo XXI)

13 de mayo Mi Galicia

12 de mayo Un congreso cultural pospuesto

11 de mayo El desfile de Putin y el esturión podrido

9 de mayo Gregorio Skovorodá

8 de mayo Regalos para la fiesta

7 de mayo La guerra patriótica de Ucrania

4 de mayo Ucrania celebrará el 8 de mayo el Día de la Victoria

3 de mayo Historia del día de la victoria

1 de mayo Anabel

30 abril La resurrección de Ucrania

29 de abril Otra vez sobre el Instituto Cervantes en Moscú

28 de abril Escaparse de la zona ocupada

27 de abril El «Guernica» de Picasso

26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa

24 de abril El Día del Libro

23 de abril La tragedia del sur de Ucrania

22 de abril El Jueves Limpio

21 de abril Una parábola sobre las burbujas

20 de abril El Martes Grande en Ucrania

19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis

18 de abril Las noticias de Mykolaiv

15 de abril Las diosas enfurecidas

13 de abril Hobbit y Gandalf

12 de abril La primavera

11 de abril La batalla por el «borsch»

 10 abril Mi facultad en la guerra

9 de abril Folclore de la guerra

8 de abril El escándalo de una traducción

7 de abril ¿Qué es la rusofobia?

6 de abril Sigo recibiendo cartas

5 de abril El genocidio y la cultura rusa

4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana

3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás

2 de abril: Proyección interrumpida de películas

1 de abril: Oda al teléfono celular

31 de marzo: Llorad y rezad por Petro

30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas

29 de marzo: El 28 de marzo

28 de marzo: ¿Podemos repetir?

27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa

26 de marzo: Humor en la guerra

25 de marzo: Educación sentimental

24 de marzo: Una pregunta maldita

23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás

22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto

21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco

20 de marzo: La carta de mi estudiante

18 de marzo: Pensando en mi universidad

17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso

15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten

14 de marzo: El domingo siempre es domingo

13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?

12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia

11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia

10 de marzo: Nos hicimos refugiados

8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás

7 de marzo: Protegidos por san Nicolás

6 de marzo: La ciudad de san Nicolás

5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias

4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago

 3 de marzo: Ucrania resiste y vive

 2 de marzo: Mis peores temores

 1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores

 28 de febrero: Tanques en Mykolaiv

 27 de febrero: Rezad por Kiev

 24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)