El regreso a Europa

Oleksandr Pronkevych
Oleksandr Pronkevych CATEDRÁTICO DE LITERATURA ESPAÑOLA EN LA UNIVERSIDAD DE MYKOLAIV

INTERNACIONAL

Imagen captada por un dron del teatro de Mariúpol destruido por las bombas rusas en un ataque el pasado marzo en el que murieron más de 300 civiles que se habían refugiado en el recinto.
Imagen captada por un dron del teatro de Mariúpol destruido por las bombas rusas en un ataque el pasado marzo en el que murieron más de 300 civiles que se habían refugiado en el recinto. STAFF | REUTERS

22 jun 2022 . Actualizado a las 18:49 h.

Esta semana esperamos que, por fin, Ucrania obtenga el estatuto de candidato a ingresar a la Unión Europea. El acontecimiento será (si pasa, por supuesto) el reconocimiento del alto precio que Ucrania ha pagado y sigue pagando por ser parte del mundo occidental. Muchos piensan que estamos entrando en Europa. Yo estoy seguro de que estamos regresando a ella. 

Hace mil años, la gente que vivía en las tierras de la Ucrania actual ya pertenecía a la civilización europea medieval. Se trata del Estado de Kiev, o el Rus de Kiev, que existió entre el siglo IX y el XII. Sus gobernadores mantenían relaciones diplomáticas con Europa y gracias a los matrimonios de sus hijas con monarcas de Escandinavia y Francia fueron reconocidos como iguales. En el siglo XIII, los mongoles destruyeron Kiev y otras ciudades eslavas de Europa del Este. De ellos, los príncipes de Moscú copiaron el régimen despótico que reprodujeron en el Imperio ruso. Los ucranianos no sufrieron las consecuencias del yugo mongol tan profundamente como los moscovitas porque muy rápidamente las antiguas tierras del Rus de Kiev y Chernígov se integraron en el Gran Principado de Lituania, que en el año 1559 firmó el acuerdo de Polonia, lo que llevó a la creación de un gran Estado europeo conocido como la República de las Dos Naciones.

En esa época, Ucrania «se convierte en el centro de la cultura europea occidental en Oriente, permaneciendo, no obstante, fiel a la tradición de la Iglesia ortodoxa; nos referimos a la Academia de Kiev», escribe Oleksandr Choulguine, un político e intelectual ucraniano de la primera mitad del siglo XX. La gente que habitaba en Ucrania era completamente distinta de los moscovitas en la manera de vestirse, de afeitarse, en todo. Los ucranianos eran eslavos europeos con una cultura más diversa y más desarrollada que la de Moscú. Sus élites dominaban perfectamente lenguas antiguas y modernas, viajaban por Europa y mandaban a sus hijos a las universidades occidentales. Tatiana Tairova-Yakovleva, ahora perseguida por Rusia, nos informa de que Iván Mazepa se divertía asistiendo a los debates en latín en la Academia Kyiv Mohyla. Según Dmitro Chizhévskyi, el famoso filólogo, en la misma Academia se aprendían ideas occidentales filosófico-teológicas. En 1596, en Brest-Litovsk, fue creada la Iglesia greco-católica, «un instrumento natural para llegar a un entendimiento entre el mundo latino y el mundo oriental disidente» (Atanasius Gr. Welyky, OSBM, el pensador religioso). Esta primera etapa brillante de la pertenencia de Ucrania a Europa fue interrumpida por la Rusia imperial en el siglo XVIII. Catalina II canceló el gobierno autónomo de los hetmanes y usó la política de corrupción espiritual y de rusificación de la nobleza ucraniana. Las consecuencias de este proceso son fatales. Ahora debemos pasar por la guerra con Rusia para regresar a Europa, a la que Ucrania pertenecía hace siglos. 

 Anteriores entregas

21 de junio El genocidio no es un pretexto informativo

20 de junio Cuando el helecho florece

18 de junio No es fácil hablar sobre la guerra

17 de junio Los dibujos animados contra la guerra

16 de junio Mirando vídeos de mis estudiantes

15 de junio El vals de la despedida

12 de junio Ucrania en la revista TTAK

10 de junio Los girasoles, el símbolo de Ucrania

9 de junio ¿Es Ucrania nacionalista?

7 de junio Guerra, ¿cómo te llamas?

5 de junio Pushkin ha vuelto

4 de junio Escuchen las voces de Ucrania

3 de junio El verano de nuestra victoria

2 de junio El arte de pasar el sábado en Mykolaiv

31 de mayo ¿Es Rusia fascista?

30 de mayo Sobre los asuntos eclesiásticos

29 de mayo Lesya Ukrainka

27 de mayo La guerra y el tiempo

26 de mayo Releyendo mi diario

25 de mayo Moisés

24 de mayo ¿Adiós Pushkin?

22 de mayo La tragedia de la Mariúpol artística

21 de mayo Iván Frankó, el divulgador de la literatura española en Ucrania

20 de mayo El genocidio en Ucrania

18 de mayo Carta de un soldado: «Me siento feliz en Mykolaiv»

17 de mayo «Stefania», el homenaje a la madres de Kalush Orchestra

16 de mayo Nostalgia

14 de mayo Los desastres de la guerra (versión siglo XXI)

13 de mayo Mi Galicia

12 de mayo Un congreso cultural pospuesto

11 de mayo El desfile de Putin y el esturión podrido

9 de mayo Gregorio Skovorodá

8 de mayo Regalos para la fiesta

7 de mayo La guerra patriótica de Ucrania

4 de mayo Ucrania celebrará el 8 de mayo el Día de la Victoria

3 de mayo Historia del día de la victoria

1 de mayo Anabel

30 abril La resurrección de Ucrania

29 de abril Otra vez sobre el Instituto Cervantes en Moscú

28 de abril Escaparse de la zona ocupada

27 de abril El «Guernica» de Picasso

26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa

24 de abril El Día del Libro

23 de abril La tragedia del sur de Ucrania

22 de abril El Jueves Limpio

21 de abril Una parábola sobre las burbujas

20 de abril El Martes Grande en Ucrania

19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis

18 de abril Las noticias de Mykolaiv

15 de abril Las diosas enfurecidas

13 de abril Hobbit y Gandalf

12 de abril La primavera

11 de abril La batalla por el «borsch»

 10 abril Mi facultad en la guerra

9 de abril Folclore de la guerra

8 de abril El escándalo de una traducción

7 de abril ¿Qué es la rusofobia?

6 de abril Sigo recibiendo cartas

5 de abril El genocidio y la cultura rusa

4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana

3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás

2 de abril: Proyección interrumpida de películas

1 de abril: Oda al teléfono celular

31 de marzo: Llorad y rezad por Petro

30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas

29 de marzo: El 28 de marzo

28 de marzo: ¿Podemos repetir?

27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa

26 de marzo: Humor en la guerra

25 de marzo: Educación sentimental

24 de marzo: Una pregunta maldita

23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás

22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto

21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco

20 de marzo: La carta de mi estudiante

18 de marzo: Pensando en mi universidad

17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso

15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten

14 de marzo: El domingo siempre es domingo

13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?

12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia

11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia

10 de marzo: Nos hicimos refugiados

8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás

7 de marzo: Protegidos por san Nicolás

6 de marzo: La ciudad de san Nicolás

5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias

4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago

 3 de marzo: Ucrania resiste y vive

 2 de marzo: Mis peores temores

 1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores

 28 de febrero: Tanques en Mykolaiv

 27 de febrero: Rezad por Kiev

 24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)