La táctica de la aniquilación total de los rusos en la ofensiva en el Dombás ha convertido todo en un desierto. Los ocupantes se han paseado literalmente por encima de cadáveres de civiles. La frenética velocidad con que la vida desaparece en las regiones del este ucraniano es aterradora. Y la rabia con que los invasores eliminaban ciudades de la faz de la tierra es incontenible. Rubizhne, Popasna, Severodonetsk, Lisichansk… En el listado de las numerosas ciudades mártires, Mariúpol ocupa un lugar especial por su destino trágico, horrible y simbólico. Un encuentro me ha ayudado a comprender la naturaleza de esta actitud inhumana orquestada contra Mariúpol.
Argemino Barro, el periodista español y protagonista de mi texto anterior, está escribiendo un nuevo libro sobre la guerra de Rusia contra Ucrania. Me ha pedido que le ayude a traducir la entrevista a una mujer de Mariúpol que nos ha pedido que no hagamos público su nombre hasta la victoria. Después del 24 de febrero, esta mujer se refugió en Kiev y ahora está pasando tres días en Leópolis para aprender cómo desarrollar su negocio en esta época de la guerra.
Llevaba más de veinte años viviendo en Mariúpol. Después de terminar sus estudios en otra ciudad del Dombás, decidió establecerse en la ciudad portuaria del Donetsk porque su industria metalúrgica ofrecía trabajo a su marido. Además, Mariúpol es una ciudad marítima, plurinacional y hospitalaria con las culturas de otros pueblos. En sus palabras, la lengua ucraniana era aceptada perfectamente en Mariúpol, aunque la mayoría de sus habitantes preferían el ruso. A los ciudadanos no les importaba a qué grupo étnico pertenecían. La guerra del 2014 y, sobre todo, el bombardeo cruel de la ciudad por los militaes rusos en enero del 2015 sirvieron como línea divisoria en la formación de la identidad ucraniana de Mariúpol. Después del 2014, los empresarios refugiados trasladaron sus negocios allí. El movimiento voluntario ucraniano iba creciendo, la sociedad cívica se desarrollaba rápido, las universidades funcionaban como centros de la difusión de la cultura ucraniana. La encarnación de la Mariúpol ucraniana renovada se ha hecho la iglesia de Petro Mohyla, decorada en el estilo del diseño ucraniano petrikivskyi. Su colección libros y manuscritos ucranianos ha sido quemada por los ocupantes. El espíritu de la ciudad se distinguía totalmente del aire pesado de las llamadas «repúblicas populares» de Donetsk y Lugansk, que se parecían a los guetos poblados por la gente con los corazones de plomo, y fue percibida por ellos como irritante, concluyó su entrevista la compañera.
Ucrania ha abierto para ciudad un nuevo futuro libre, rico y alegre. El sentimiento vengativo ruso no pudo permitir que tal Mariúpol existiera y ha canalizado su odio y su venganza a la ciudad floreciente y hermosa convirtiéndola en escombros y ruinas y en el cementerio enorme de tumbas anónimas.
Oleksandr Pronkevych catedrático de Literatura Española en la Universidad de Mykolaiv
Anteriores entregas
6 de julio Conversación bajo la tormenta bíblica
5 de julio Iya kiva
4 de julio Saludos desde el sur de Ucrania
3 de julio Esqueletos en el armario
2 de julio ¿Adónde hemos llegado?
1 de julio Santa Teresa de Ávila y la cultura ucraniana
30 de junio El desfile de las orquestas bajo el sonido de las alertas aéreas
28 de junio El doctor Jekyll se quita la máscara
27 de junio Triste final de curso universitario en este 2022
26 de junio Ucrania renovará Europa
23 de junio La noche antes del examen
22 de junio El regreso a Europa
21 de junio El genocidio no es un pretexto informativo
20 de junio Cuando el helecho florece
18 de junio No es fácil hablar sobre la guerra
17 de junio Los dibujos animados contra la guerra
16 de junio Mirando vídeos de mis estudiantes
15 de junio El vals de la despedida
12 de junio Ucrania en la revista TTAK
10 de junio Los girasoles, el símbolo de Ucrania
9 de junio ¿Es Ucrania nacionalista?
7 de junio Guerra, ¿cómo te llamas?
5 de junio Pushkin ha vuelto
4 de junio Escuchen las voces de Ucrania
3 de junio El verano de nuestra victoria
2 de junio El arte de pasar el sábado en Mykolaiv
31 de mayo ¿Es Rusia fascista?
30 de mayo Sobre los asuntos eclesiásticos
29 de mayo Lesya Ukrainka
27 de mayo La guerra y el tiempo
26 de mayo Releyendo mi diario
25 de mayo Moisés
24 de mayo ¿Adiós Pushkin?
22 de mayo La tragedia de la Mariúpol artística
21 de mayo Iván Frankó, el divulgador de la literatura española en Ucrania
20 de mayo El genocidio en Ucrania
18 de mayo Carta de un soldado: «Me siento feliz en Mykolaiv»
17 de mayo «Stefania», el homenaje a la madres de Kalush Orchestra
16 de mayo Nostalgia
14 de mayo Los desastres de la guerra (versión siglo XXI)
13 de mayo Mi Galicia
12 de mayo Un congreso cultural pospuesto
11 de mayo El desfile de Putin y el esturión podrido
9 de mayo Gregorio Skovorodá
8 de mayo Regalos para la fiesta
7 de mayo La guerra patriótica de Ucrania
4 de mayo Ucrania celebrará el 8 de mayo el Día de la Victoria
3 de mayo Historia del día de la victoria
1 de mayo Anabel
30 abril La resurrección de Ucrania
29 de abril Otra vez sobre el Instituto Cervantes en Moscú
28 de abril Escaparse de la zona ocupada
27 de abril El «Guernica» de Picasso
26 de abril La resistencia al invasor, en los memes de la Pascua ortodoxa
24 de abril El Día del Libro
23 de abril La tragedia del sur de Ucrania
22 de abril El Jueves Limpio
21 de abril Una parábola sobre las burbujas
20 de abril El Martes Grande en Ucrania
19 de abril La Pascua de Resurrección y el Domingo de Palma en Leópolis
18 de abril Las noticias de Mykolaiv
15 de abril Las diosas enfurecidas
13 de abril Hobbit y Gandalf
12 de abril La primavera
11 de abril La batalla por el «borsch»
10 abril Mi facultad en la guerra
9 de abril Folclore de la guerra
8 de abril El escándalo de una traducción
7 de abril ¿Qué es la rusofobia?
6 de abril Sigo recibiendo cartas
5 de abril El genocidio y la cultura rusa
4 de abril El destino de una familia hispano-ucraniana
3 de abril: Esperando la ofensiva rusa sobre el Dombás
2 de abril: Proyección interrumpida de películas
1 de abril: Oda al teléfono celular
31 de marzo: Llorad y rezad por Petro
30 de marzo: Cómo derrotar al enemigo muy rápido y con pocas bajas
29 de marzo: El 28 de marzo
28 de marzo: ¿Podemos repetir?
27 de marzo: Un primer balance de los 30 días de la invasión rusa
26 de marzo: Humor en la guerra
25 de marzo: Educación sentimental
24 de marzo: Una pregunta maldita
23 de marzo: Nuevos bombardeos en la ciudad de san Nicolás
22 de marzo: Las familias rotas que deja el conflicto
21 de marzo: Imbuidos del espíritu quijotesco
20 de marzo: La carta de mi estudiante
18 de marzo: Pensando en mi universidad
17 de marzo: Así intentaron silenciarme con porno ruso
15 de marzo: Golpea a los tuyos para que otros se asusten
14 de marzo: El domingo siempre es domingo
13 de marzo: Día 15. ¿Debe cerrar el Instituto Cervantes de Moscú?
12 de marzo: El papel de los hispanistas de Ucrania en la guerra con Rusia
11 de marzo: Mi encuentro en Leópolis con el periodista de La Voz de Galicia
10 de marzo: Nos hicimos refugiados
8 de marzo: Las últimas horas en la ciudad de san Nicolás
7 de marzo: Protegidos por san Nicolás
6 de marzo: La ciudad de san Nicolás
5 de marzo: Ucrania: dos referencias literarias
4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago
3 de marzo: Ucrania resiste y vive
2 de marzo: Mis peores temores
1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores
28 de febrero: Tanques en Mykolaiv
27 de febrero: Rezad por Kiev
24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)