Las jefas de Gobierno de Finlandia y Estonia han propuesto que el resto de la UE deje de emitir visados de turista para los rusos. En Marbella están censados 2.800 rusos
11 ago 2022 . Actualizado a las 20:59 h.No hay oligarcas rusos en Marbella, pero sí empresarios rusos adinerados que van y vienen con sus familias de Moscú a sus segundas residencias en la costa española. Esta realidad choca en los países del norte de Europa, donde muchos ciudadanos consideran intolerable que, mientras el Ejército ruso invade Ucrania y causa muertos a diario, además de los enormes daños colaterales que sufrimos todos en la factura energética, los rusos sigan disfrutando alegremente de sus vacaciones como si no pasase nada.
Las jefas de Gobierno de Finlandia y Estonia, Sanna Marin y Kaja Kallas, se han posicionado al respecto y, sin citar expresamente a España, señalan la necesidad de poner coto a esta normalidad. Kallas han decidido abrir un debate al respecto. La primera ha escrito en su cuenta de Twitter: «Dejen de emitir visados a los rusos. Visitar Europa es un privilegio, no un derecho humano».
En su opinión deberían suspenderse incluso los viajes aéreos desde Rusia. «Esto significa que, mientras los países Schengen emiten visados, los vecinos de Rusia (Finlandia, Estonia, Lituania) soportan la carga. Es hora de acabar con el turismo de Rusia. ¡Ya!». Su argumento es la inconveniencia de abrir los brazos a gente que desprecia Europa y sus valores.
Su colega finlandesa ha sentenciado por su parte que «no está bien que los rusos puedan llevar una vida normal, viajar por Europa y disfrutar del turismo mientras Rusia está librando una guerra de agresión brutal en Europa». Pero aún en el caso de que los Gobiernos europeos se pusiesen de acuerdo con ellas en una nueva sanción a Putin que supusiese dejar de recibir turistas rusos, habría ciertos problemas técnicos de difícil resolución.
¿Qué sucedería, por ejemplo, con los visados ya concedidos, a menudo de varios años de duración? ¿Qué visados deberían ser restringidos y qué otros no? El ministro de Exteriores de Letonia, que anteriormente había hecho una declaración similar, dejó claro que los visados humanitarios no deberían quedar en cuestión.
8.000 en la Costa del Sol
Finlandia es un país receptor de turismo ruso, que desde que cayeron las restricciones relacionadas con la pandemia, a mediados de julio, desembarcan en sus playas en autobuses que salen de San Petersburgo. Este país es también testigo de cómo a continuación, a menudo, los aeropuertos finlandeses sirven para eludir la prohibición europea de vuelos desde Rusia.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no es tampoco ajeno a esta práctica y recientemente ha mencionado en una entrevista concedida a The Washington Post su deseo de una prohibición de viajar para los rusos. «Es importante», dijo, «que se cierren las fronteras, para todos los rusos, incluidos los que han abandonado su país y están en contra de la guerra». Los rusos, según Zelenski, deberían vivir en su propio mundo.
Pero el fenómeno que se aprecia en Finlandia no es nada en comparación con la Costa del Sol, donde se estima una población intermitente de 8.000 rusos. Solo en Marbella están censados oficialmente 2.800, aunque es de dominio público que el número es mucho mayor porque la mayoría no se registra.
Hay rusos adinerados, pero también hay albañiles, dependientes y trabajadores del sector hostelero. Muchos son empresarios que trabajan en Rusia pero que mantienen a su mujer y sus hijos durante todo el año en lujosas viviendas en Marbella en las que el personal de servicio suele ser ucraniano. Insistentes rumores asegura que el propio Putin tiene casa en La Zagaleta, pero a nadie consta que el presidente ruso haya hecho uso de ella.
Visados de oro
A efectos reales, a muchos de ellos no les afectaría la nueva sanción, porque se trata de rusos que han ido adquiriendo segundas nacionalidades. Además, España ofrece directamente el visado de residencia permanente a todos los extranjeros que compren una vivienda por importe superior a los 500.000 euros, una práctica denominada en términos de extranjería como «visados de oro» y que siguen también otros países europeos.
Para la mayoría de los rusos, sin embargo, se trata solamente de un debate simbólico, porque no pueden permitirse viajar a Europa de todos modos. En términos numéricos, desde principios de año casi 60.000 rusos han solicitado visados turísticos a Finlandia. Una visa de turista es más fácil de obtener y no significa que dejará su país de origen para siempre, ni siquiera que vayan a utilizarla. A menudo se hacen con el documento para tener la tranquilidad de poder salir de su país en cualquier momento y ganar un tiempo muy valioso en momentos de crisis.
A finales de agosto, los ministros de Exteriores de la UE quieren discutir este asunto en la reunión que mantendrán en Praga.