Diario íntimo de guerra: Otras dos bombas en la Universidad Petro Mohyla

Oleksandr Pronkevych CATEDRÁTICO DE LITERATURA ESPAÑOLA EN LA UNIVERSIDAD DE MYKOLAIV

INTERNACIONAL

Una guardería de la localidad de Mykolaiv, destruida por los bombardeos rusos sobre el sur de Ucrania DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

20 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los rusos han acabado con el edificio principal de la Universidad Nacional del Mar Negro Petro Mohyla. De madrugada, una bomba de racimo voló el techo, y otra impactó contra la fachada. En una foto que me han mandado se ve un aula que se abre directamente al cielo y el techo agujereado por la onda expansiva de una casa al otro lado de la calle. La pared frontal, desde el cuarto piso hasta la planta baja, fue reducida a escombros.

El jueves, los profesores y los estudiantes llegaron a la universidad para retirar los escombros del bombardeo anterior. Para que mis lectores se imaginen con qué sentimiento trabajaban ellos, traduzco el texto de Anastasia Jmel, la decana de la Facultad de Ciencias Políticas: «El segundo día de la gran limpieza. O más exactamente, de la cooperación extraordinaria de los profesores y de los estudiantes de todas las facultades para poner todo en orden y para sacar la basura. Nunca he visto tanto vidrio roto… Antes, yo había leído que en los casos de emergencia los individuos civilizados, a pesar de su pertenencia a distintos gremios profesionales, forman un grupo unido espiritualmente para completar la misión. Para nuestra victoria. Así ha pasado hoy. Nosotros trabajábamos movidos por la misma inspiración y nadie se preguntaba ‘por qué lo hago yo'… En nuestra universidad trabaja gente maravillosa que en unas horas ha limpiado la biblioteca. La sala de lectura permanecerá cerrada porque debemos restaurar las ventanas y el techo, pero el préstamo de libros ya está abierto. Me siento orgullosa de los profesores de mi facultad, que han gastado tantas fuerzas para dar una nueva vida a la universidad. Estoy muy agradecida a todos. Cuando estábamos fregando el suelo, una colega me preguntó: ‘¿Por qué los cristales de la ventana se rompen en pedacitos tan pequeños?'. La pregunta, el resultado del cansancio total, fue retórica. Al final, hemos salido con una propuesta para el fabricante de ventanas: en el futuro, los cristales deben ser más resistentes frente a los bombardeos rusos, por lo menos hay que hacer algo para que no se rompan en fragmentos pequeñitos... Es una broma, pero ¿es posible ganar la guerra sin humor?».

Anastasia escribió y publicó su texto por la noche. Los nuevos misiles llegaron de madrugada. Los rusos han cometido un nuevo crimen para quebrantar nuestra voluntad. Sin embargo, los ánimos ucranianos son más resistentes que los cristales de las ventanas y no se rompen en pedazos tan fácilmente. Anastasia acaba de mandarme un mensaje de voz. Está en la universidad. Me comunica que los daños son muy serios, pero añade: «No puedo decir que todo está mal. Estamos trasladando los documentos y los ordenadores a otros edificios de la universidad». Leo el mensaje que acompaña a la foto del aula con la que inicié mi texto. En la imagen también se ve la pizarra, en la que está escrito: «¡Estamos vivos! ¡Resistimos!».