La Fiscalía pide 12 años de cárcel para la vicepresidenta Cristina Fernández
24 ago 2022 . Actualizado a las 09:14 h.Decenas de personas se agolparon el lunes por la noche frente al edificio donde vive Cristina Fernández Kirchner, después de que la Fiscalía pidiese 12 años de prisión para la vicepresidenta argentina en un proceso por supuesta asociación ilícita y administración fraudulenta de fondos públicos. Allí se produjeron altercados entre acérrimos defensores de la política y algunos de sus críticos, muestra del amor y el odio que despierta la dirigente entre sus compatriotas.
Ella fue el principal impulso para el triunfo de Alberto Fernández en las presidenciales del 2018. La exmandataria, que gobernó entre el 2007 y el 2015, tras haber sido primera dama los cuatro años anteriores, hizo valer todo su capital político, consiguiendo el triunfo de su compañero de partido. Mucho ha cambiado desde entonces.
GOBIERNO DIVIDIDO
Distanciamiento. La dura derrota en las legislativas de medio término de finales del 2021 fue un punto de inflexión. Alberto y Cristina, con distintas visiones sobre cómo afrontar la crisis económica argentina, se distanciaron profundamente. El presidente opta por cumplir el acuerdo con el FMI para refinanciar la deuda del país con ese organismo, que incluye polémicas medidas de ajuste, como la reducción de los subsidios de la energía, una acción que el kirchnerismo aborrece, entre otros puntos.
La comunicación entre ambos está rota, hasta el punto de llevar semanas sin hablarse: utilizan intermediarios. Un grupo de parlamentarios oficialistas, capitaneado por el hijo de la vicepresidenta, se opuso en el Congreso a apoyar el pacto con el FMI, que fue finalmente aprobado con el voto de la oposición macrista, ahondando la división, exacerbada tras la dimisión en julio del albertista ministro de Economía, Martín Guzmán.
El SUPERMINISTRO
Sergio Massa. Al mando de las finanzas del país está ahora Sergio Massa, peronista de centro, que antaño apoyaba los procesos judiciales contra Cristina, pero que ayer le dio su apoyo. El abogado es un superministro con varias carteras en su poder que está marcando su propia agenda, en especial en política exterior, y se perfila como presidenciable, con importantes apoyos entre los empresarios y los organismos internacionales y habiendo logrado contener la devaluación del peso. Si Kirchner quiere ser candidata en el 2023, tendrá que lidiar con él.
BAJA POPULARIDAD
Sondeos. No lo tendrá fácil internamente, pero tampoco a nivel nacional. La vicepresidenta es rechazada por alrededor del 70 % de los argentinos en las últimas encuestas. El oficialismo está en segunda posición en los sondeos, muy lejos del macrismo, que lidera la carrera de cara al 2023 y, en algunas, incluso más cerca del tercero, el libertario Javier Milei.
JUICIO
Acusación. Cristina está acusada de irregularidades en la concesión de 51 obras públicas al empresario Lázaro Báez en la provincia de Santa Cruz, feudo político desde hace décadas. Los proyectos fueron objeto de numerosas irregularidades, como sobrecostos, y la Fiscalía calcula los daños a las arcas públicas en unos 39 millones de euros. La vicepresidenta pidió el lunes ampliar su testimonio, pero el tribunal lo denegó. «La sentencia ya está escrita», señaló ayer en una alocución en la que denunció una persecución judicial compenetrada desde hace años «con los servicios de inteligencia» y «obviamente dirigido, direccionado y creado desde la propia Casa Rosada a través de Mauricio Macri», dijo, en referencia a su sucesor en la presidencia. Analistas argentinos esperan el fallo definitivo en diciembre.
CRISIS ECONÓMICA
Posible estallido social. La calle está agitada. La inflación podría marcar un 7,4 % en julio, según los expertos, y acumular un 71 % interanual a final del 2022. El acceso al dólar se ha dificultado, haciendo más difícil la vida para muchos argentinos. Parte de los analistas no descarta que el cóctel socioeconómico acabe estallando a medio plazo.