Bolsonaro sigue abonando la tesis del fraude sobre el voto electrónico en Brasil

Héctor Estepa
Héctor Estepa RÍO DE JANEIRO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Jair Bolsonaro, durante un acto de campaña en la localidad de Guarulhos
Jair Bolsonaro, durante un acto de campaña en la localidad de Guarulhos Sebastião Moreira | EFE

Dice estar dispuesto a «ir a la guerra» de cara a la segunda vuelta del domingo

27 oct 2022 . Actualizado a las 19:35 h.

Brasil se acerca a la decisiva noche electoral del domingo en un clima de tensión provocada por la polarización y por las denuncias de posible fraude vertidas desde los sectores afines al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que lleva años denunciando, sin pruebas, que le están intentando robar los comicios a través del sistema electrónico de votación.

El líder ultraderechista comenzó a cuestionar las máquinas electorales en el 2014, cuando denunció fraude en las presidenciales que la izquierdista Dilma Roussef le ganó, por estrecho margen, al centroderechista Aecio Neves.

Una investigación realizada a solicitud del entonces diputado Bolsonaro falló que no había indicios de irregularidades. «Yo no tengo forma de demostrar que hubo fraude, pero ustedes tampoco de demostrar que no lo hubo», dijo el líder ultraderechista.

Cuatro años más tarde volvió a denunciar irregularidades, señalando que habría ganado la presidencia en la primera vuelta y no en el balotaje de no haber existido ese fraude. En esa ocasión tampoco lo pudo demostrar.

Más tarde, en el 2021, preparó una comparecencia donde iba a dar pruebas irrefutables del fraude, pero mostró documentos y análisis más propios de teorías de la conspiración que ya habían sido refutados en otras ocasiones.

Argumento reiterado

«Si tengo menos del 60 % de los votos es que algo anormal pasó en el Tribunal Supremo Electoral», señaló antes de la primera vuelta, volviendo a sugerir un fraude. No alcanzó ni de lejos esa cifra, pero logró un resultado diez puntos mejor al que le daban algunas de las encuestadoras más reputadas, lo que amplificó el discurso de sus seguidores sobre las mentiras del sistema y el fraude.

Ahora ha dicho que está dispuesto a «ir a la guerra» y ha exhortado a sus seguidores a permanecer en los centros electorales el día de las votaciones tras el cierre de las urnas. Apenas 4,6 puntos de media le separan en el acumulado de encuestas del izquierdista Lula da Silva, que lidera los sondeos.

Parte de los analistas consideran que Bolsonaro podría desconocer una derrota ajustada, algo que es plausible si se tiene en cuenta que los sondeos fallan de forma continua en su contra.

La sociedad civil en bloque, incluyendo a empresarios y banqueros muy poderosos, han defendido el sistema electrónico de voto, introducido a mediados de los 90 para, precisamente, detener los continuos fraudes en formato papel. Desde entonces nadie ha logrado demostrar que haya habido irregularidades.

La Voz se puso en contacto con Marcos Simplício, ingeniero de cómputo en la Universidad de São Paulo, que participó este año en un test cuyo objetivo era encontrar vulnerabilidades en unas máquinas que nunca se conectan a internet y cuyos resultados son transmitidos por una red independiente a través de otro aparato.

No lo consiguieron: «Alterar los resultados de esta elección es una tarea muy ardua y que es muy poco probable que tenga éxito. Muchísimo más difícil sería hacerlo sin levantar sospechas», asegura el investigador.

Bolsonaro sugirió que los militares realizasen un recuento paralelo del voto. No se llegó a tal extremo, pero el Ejército fue incluido en un grupo de organizaciones que auditaron las elecciones y además registraron centenares de las planillas de voto total que imprimen las máquinas al final de la noche electoral y son colgadas en el exterior de los centros de voto, para comprobar que estuviesen correctamente sumadas, sin encontrar indicio alguno de fraude.