Las nuevas sanciones de la UE a Rusia tendrán un impacto de 10.000 millones
INTERNACIONAL

Bruselas promete cortar exportaciones clave para la fabricación rusa de armas
03 feb 2023 . Actualizado a las 21:43 h.La cumbre entre la UE y Ucrania, aunque sin grandes anuncios, tuvo una enorme carga simbólica. Los líderes comunitarios acudieron a Kiev para reafirmar su apoyo al país, en un viaje histórico, y dejar claro al régimen de Vladimir Putin, con sus aspiraciones imperialistas, que «el futuro de Ucrania está en la UE». «El hecho de que estemos aquí vale más que mil palabras», aseguró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Hasta Kiev viajaron la jefa del Ejecutivo comunitario junto a 15 comisarios y el líder del Consejo Europeo, Charles Michel, que participaron en una reunión que se desarrolló mientras las alarmas antiaéreas sonaban en la capital y gran parte del país, para alertar de posibles bombardeos rusos. En el palacio presidencial, el símbolo que Rusia no logró tomar en el asedio a Kiev, y bajo un gran operativo de seguridad, Von der Leyen anunció nuevas sanciones a Moscú. «El perpetrador tiene que pagar por lo que ha hecho. Este décimo paquete tendrá un impacto económico de 10.000 millones de euros», detalló.
Estos nuevos castigos, que se pondrán en marcha en colaboración con socios y aliados del bloque, se centrarán en cortar el suministro de cualquier tecnología que sirva para fabricar armamento, sobre todo los componentes necesarios para construir drones. La UE también trabajará para evitar lagunas en sus diferentes rondas de sanciones y así «mermar aún más» las capacidades de la máquina de guerra rusa.
Envío de tanques
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, insistió en la importancia de reducir la fabricación de armamento ruso. «Nos interesa que no pueda recuperar su producción en defensa. Esta se ha reducido gracias a las sanciones, pero está logrando recursos de terceros países», dijo en referencia a Irán y China. Ante esas alianzas, el dirigente aseguró que la UE debe dar «un mensaje claro».
Aunque siempre ha descartado su intervención directa en el conflicto, el bloque comunitario ha ofrecido apoyo militar a Kiev desde el inicio de la invasión. En total, ha movilizado 3.600 millones en armamento y munición, a través de su fondo de Apoyo para la Paz. A estos recursos se sumará ahora el envío de tanques Leopard 2 por parte de algunos Estados miembros. Alemania aprobó este viernes la entrega de 14 carros de combate de este modelo y varios fabricantes se han mostrado dispuestos a reparar decenas de Leopard 1. Con todo, afirman que deberán «reconvertirse», desmontándolos por completo y montándolos de nuevo, por lo que no podrán enviarse «hasta principios del año que viene».
Mientras, los países que han respaldado la entrega de tanques tratan de coordinarse «con la máxima discreción y prudencia» en el adiestramiento de soldados ucranianos, la logística y el mantenimiento. España se ha comprometido a enviar entre cuatro y seis carros de combate alemanes.
En cuanto al proceso de adhesión de Ucrania en la UE, todo fueron buenas palabras en Kiev. El presidente del Consejo Europeo destacó que «Ucrania es la UE y la UE es Ucrania», al tiempo que se mostró dispuesto a apoyar al país en cada paso del camino. No hay signos, con todo, de que el proceso vaya a resolverse por la vía rápida.
Ucrania insiste en reclamar a Occidente misiles de largo alcance mientras se atrinchera en Bajmut
Ucrania trata de convencer a los aliados de que le envíen cuanto antes misiles de largo alcance al país, mientras que en el terreno se aferra a la defensa de Bajmut, su «fortaleza» en la región oriental de Donetsk. «No vamos a renunciar a Bajmut, lucharemos mientras seamos capaces de hacerlo, es nuestra fortaleza», afirmó este viernes el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Zelenski agregó que si se acelera el envío de armas de largo alcance, Ucrania «no solo conservará Bajmut sino que, liberará el Dombás, que está ocupado desde el 2014», informa Efe. Con todo, medios internacionales como CNN y otros llevan varios días especulando sobre la supuesta recomendación de EE.UU. y algunos países europeos a Ucrania de que desista de la defensa de Bajmut a cualquier precio y reúna fuerzas para su propia contraofensiva.
La eventual caída de Bajmut, que las tropas rusas intentan capturar desde hace meses, permitiría a Moscú cortar las líneas de suministro de las fuerzas de Ucrania en la zona y abrir una vía a los bastiones ucranianos de Kramatorsk y Sloviansk.
La situación en la urbe se agravó en las últimas semanas ante la creciente presión de Rusia, lo que, según algunos analistas y políticos prorrusos, puede poner al liderazgo ucraniano ante la necesidad de decidir si mantiene la resistencia u opta por una retirada táctica.
Las fuerzas rusas afirman que por el momento no hay signos de una posible retirada ucraniana, sino por el contrario Kiev incluso ha comenzado en la noche del jueves a concentrar más tropas en las inmediaciones de Bajmut. «Estamos pagando un precio altísimo por proteger Bajmut, pero no podemos dejarlo atrás», reconoció el asesor de la Oficina de la Presidencia ucraniana, Mykhailo Podolyak, en una entrevista con el periódico 20 Minutos. Agregó que los soldados de Kiev están dando su vida por el derecho de los ucranianos a vivir en su casa. «Bajmut no es un lugar cualquiera, es nuestra casa», remarcó sin dar la cifra de las bajas ucranianas en esa localidad.
El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Réznikov, afirmó el jueves que Ucrania estaba dispuesta a dar garantías a sus socios de que las armas de largo alcance no se utilizarán para atacar territorio ruso.
Según algunos medios estadounidenses, el nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania que EE.UU. prevé anunciar próximamente incluiría precisamente proyectiles de largo alcance. Se trata de misiles GLSDB (Ground-Launched Small Diameter Bomb), cohetes de precisión capaces de alcanzar objetivos a 150 kilómetros de distancia y que son fabricados por la compañía Boeing.
Turquía se plantea levantar en marzo su veto a Finlandia para entrar en la OTAN
El Gobierno turco se está planteando levantar el mes que viene su veto a la entrada de Finlandia en la OTAN pero mantendría su negativa a la incorporación de Suecia a la Alianza Atlántica, según dejó entrever el pasado fin de semana el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y han confirmado este viernes fuentes próximas a las discusiones a la agencia Bloomberg.
El domingo, Erdogan sugirió dar a Finlandia una respuesta «diferente» que a Suecia en los esfuerzos de ambos países nórdicos para incorporarse a la OTAN, informa Europa Press. Helsinki y Estocolmo solicitaron su integración simultánea en el bloque para protegerse de la amenaza de Rusia en medio de la guerra de Ucrania, pero Turquía, que tiene derecho de veto, exige a cambio que dejen de dar cobijo a individuos designados por Ankara como terroristas por su vinculación con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
La convocatoria de las elecciones generales en Turquía para el 14 de mayo ha acelerado los tiempos de la decisión turca porque el Parlamento nacional suspenderá sus funciones el mes que viene lo que incapacitaría al Gobierno turco a tomar cualquier decisión al respecto hasta la apertura de un nuevo ciclo legislativo.
Las fuentes de Bloomberg explicaron que ahora mismo el Gobierno turco está muy satisfecho con la reacción de Helsinki a sus peticiones, en especial tras levantar la semana pasada un embargo del comercio de armas con Turquía.
Incorporación conjunta
De hecho, este jueves la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, confirmó que su país había «resuelto las preocupaciones que presentó Turquía» aunque siempre empleó el plural para referirse a las «solicitudes» presentadas juntas por los dos países nórdicos. «Es importante que enviemos un mensaje claro: una incorporación conjunta va en beneficio de todo el mundo», añadió.
La relación entre Turquía y Suecia, añaden estas fuentes, es mucho más difícil. Erdogan les acusa de mantener a 120 «terroristas» sin entregar —«Si no hay extradición, lo siento mucho», apostilló el mandatario— y la reciente quema de un corán frente a la Embajada turca en Estocolmo.