Tras una operación secreta, cuadros ucranianos lograron llegar al Museo Nacional de Poznan, en Polonia
27 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En el corazón de Polonia, el Museo Nacional de Poznan se ha convertido en refugio de los obras de uno de los museos más emblemáticos de Ucrania, tras una operación de rescate que tiene todos los ingredientes de una película. Los polacos saben muy bien lo que significa una invasión y cómo el arte y la cultura del pueblo agredido se convierten en objetivos de las bombas de sus enemigos. Por ese motivo y ante las buenas relaciones entre Polonia y Ucrania, los responsables del Museo Nacional de Poznan y sus homólogos de la galería de arte Boris Voznitskii de la ciudad de Leópolis, con el visto bueno de sus respectivos gobiernos, pusieron en marcha un operativo de conservación de una selección de los mejores cuadros de la pinacoteca ucraniana.
En Leópolis se preserva el legado de uno de los pintores referentes de la Europa del este, Jacek Malczewski (1854-1929), al que se sienten ligados tanto los polacos como los ucranianos. Su museo es toda una exhibición de su destreza artística y de composición filosófica de sus pinturas. Es uno de estos artistas que imprimen carácter a una nación y, precisamente por esta razón, podría exponerse a ser objetivo de la guerra. Cuando los rusos invadieron Ucrania, la colección de Leópolis se ocultó para ponerla a salvo de cualquier contingencia. No es nada que no haya pasado, por ejemplo, con la propia colección del Museo del Prado, en Madrid, durante la Guerra Civil española, o de su homólogo del Louvre, en París, durante la Segunda Guerra Mundial.
En esta ocasión, las conversaciones entre Polonia y Ucrania se llevaron con el sigilo propio de los secretos de Estado y en un operativo que se amparó en ese secreto, una delegación polaca se desplazó hasta la ciudad ucraniana y recogió allí un total de 25 pinturas de este genio del simbolismo polaco. El traslado se hizo con todas las precauciones posibles y siempre con el corazón en un puño hasta alcanzar la frontera. Cuando la comitiva llegó a Poznan, una ciudad que conoce bien lo que significa la pérdida de una obra de arte —su castillo de los reyes polacos fue destruido en la Segunda Guerra Mundial y solo ha reabierto hace unos pocos años reconstruido y como sede del Museo de Artes Decorativas—, se le buscó un hogar, temporal, a la colección de Malczewski. Era el fin de una odisea, un viaje por carretera de 700 kilómetros.
Uno de los responsables de la institución polaca, Pawel Napierata, explica que se escogió una sala y se la dotó de una estética adecuada para recordar que estas obras están en Poznan de paso y que quieren volver a casa. «Estos cuadros están aquí como refugiados para evitar que se puedan destruir», insiste en una visita de la delegación de la Diputación de Pontevedra a Poznan para la restitución de dos dípticos del museo provincial que fueron expoliados por los nazis. Napierata indica que el viaje tuvo que hacerse «muy rápido» y bajo la supervisión del Ministerio de Cultura de Ucrania. Hoy, Malczewski vuelve a asombrar tanto a los aficionados como a los especialistas del arte y el éxito de esta muestra, que lleva abierta en Poznan solo tres meses, está avalada por las miles de visitas que ya ha recibido.
Entre los cuadros que se han traído desde Ucrania de las obras de Malczewski desde Leópolis están, por citar algunas, Jesús y la mujer samaritana, que relata un episodio del evangelio de Juan capítulo 4.
Napierata recalca que judíos y samaritanos no se llevaban bien, pero que en este cuadro, se capta «cómo dos personas que son de pueblos enemigos son capaces de romper estas fronteras que les separan y llegar a un punto de la conversación en la que se entienden». También está el Pozo envenenado, donde un hombre bebe agua de un pozo entre una niña que refleja la inocencia y la esperanza y una arpía que representa al mal y la desesperanza.
La estética de la exposición es muy especial. Los cuadros están de paso y por eso además de aquellos que se exhiben colgados en las paredes, el visitante también encuentra en la sala papel y material de embalaje, que rememora el transporte de estas obras de arte y una de estas pinturas, una representación de Jesús, se expone todavía dentro de su caja de viaje. La idea es transmitir el deseo de que la guerra acabe y Malczewski, sus autorretratos y cuadros retomen su posición de honor en Leópolis. Mientras tanto, Poznan, a la que se han sumado museos de Varsovia y Cracovia, así como la capital de Lituania Vilna, exhibirán y preservarán para el futuro el legado artístico de esta tantas veces atribulada región de Europa.
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