Tormenta política en Portugal por los intentos de influir en la gestión de la aerolínea TAP
INTERNACIONAL
La filtración de una serie de correos sugiere los intentos del Gobierno de influir políticamente sobre los gestores de TAP, rescatada por el Estado. Rebelo de Sousa señala el desgaste del Ejecutivo tras un incidente que Costa tacha de «gravísimo»
10 abr 2023 . Actualizado a las 19:56 h.«Fue un desgaste para las instituciones, innecesario. Es legítimo pedir al Gobierno que se esfuerce por gobernar mejor y que preste atención a estas situaciones que tienen un desgaste muy superior a los hechos», dijo este lunes el presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa. Se refería a la reunión mantenida entre diputados socialistas, asesores del Gobierno y la consejera delegada de la aerolínea TAP, rescatada por el Estado, la víspera de una audición en el Parlamento el pasado enero.
Aunque las partes niegan cualquier intención de compincharse para preparar la vista, en el marco de una comisión de investigación por la gestión de la compañía, las sospechas de que el Ejecutivo portugués está tratando de influir políticamente en la compañía son cada vez más fuertes.
El último motivo, de hecho, implica a las mismas partes. Se trata de un correo electrónico que el anterior secretario de Estado de Infraestructuras, Hugo Mendes, envió a la CEO de TAP, presionándola para alterar un vuelo en beneficio del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, al que calificaba de «principal aliado político», pero también de potencial «peor pesadilla». Ni Rebelo de Sousa había pedido el retraso del vuelo ni este se llegó a posponer, pero la gravedad reside en la tentativa de ejercer una influencia política sobre la gestora, como asumió el primer ministro, António Costa: «Es gravísimo desde el punto de vista de la relación institucional con el presidente de la República e inadmisible en la relación que el Gobierno debe mantener con las empresas públicas». Y puntualizó que hubiera exigido la destitución inmediata de Mendes, aunque ya cayó por su propio peso con el escándalo de Alexandra Reis.
Precisamente, ese fue el detonante de la investigación parlamentaria. Reis recibió medio millón de euros por dejar el cuadro directivo y convertirse en secretaria de Estado, previo paso por otra empresa pública. El escándalo acabó con el ministro de Infraestructuras y Vivienda, Pedro Nuno-Santos y su gabinete, en el que ejercía Mendes. En plena investigación, también se descubrió que se había indemnizado a un antiguo administrador con 1,35 millones de euros, así como la asignación de servicios de consultoría a un antiguo líder de la empresa por 1,6 millones de euros.