El Grupo Wagner, la piedra en el zapato de Putin

Glauber Senarega
Glauber Senarega REDACCIÓN / AGENCIAS

INTERNACIONAL

Un hombre vestido con un uniforme de camuflaje sale del Centro Wagner durante la inauguración oficial del edificio de oficinas en San Petersburgo (Rusia) el 4 de noviembre de 2022.
Un hombre vestido con un uniforme de camuflaje sale del Centro Wagner durante la inauguración oficial del edificio de oficinas en San Petersburgo (Rusia) el 4 de noviembre de 2022. IGOR RUSSAK | REUTERS

El desenlace de los roces entre Wagner y el ejército ruso es incierto, pero perjudicará al Ministerio de Defensa de Rusia

15 jun 2023 . Actualizado a las 16:04 h.

Las pugnas entre el Ministerio de Defensa ruso y el Grupo mercenario Wagner han escalado un peldaño más, con la implicación directa del presidente y comandante en jefe, Vladimir Putin, y la negativa del cabecilla de la agrupación, Evgeni Prigozhin.

El ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, ordenó este domingo que cualquier destacamento de voluntarios debe integrarse al Ejército ruso y, por tanto, firmar contratos con la cartera para legalizar su situación. La orden, que no menciona de forma expresa a los de Wagner pero está claramente dirigida a ellos, establece que «los documentos deberán firmarse antes del 1 de julio, lo que dará a las formaciones la categoría legal necesaria, creará enfoques comunes para organizar el apoyo integral y el cumplimiento de sus tareas».

Sin embargo, Prigozhin no se mostró nada de acuerdo y aseguró que sus hombres no firmarán «jamás». Dijo que «Wagner está absoluta y completamente subordinado a los intereses de la Federación Rusa y de forma directa al comandante en jefe», pero que «la mayoría de las unidades militares no tienen tanta eficiencia como los Wagner, y se debe a que Shoigú no es capaz de gestionar con normalidad formaciones militares».

Prigozhin -antiguo empresario de la hostelería que se ganó el apodo de chef de Putin gracias a sus contratos de catering con el Kremlin- buscaba de esta manera que el presidente se implicara personalmente y tomara medidas contra el mando del ejército.

Y lo consiguió, aunque no del modo deseado. Durante una conversación con comandantes militares rusos sostenida este martes, Putin dijo que el estado de los destacamentos de voluntarios debería coordinarse con la ley y que todos los que se hallan en la línea del frente deberían estar en igualdad de condiciones, con lo cual dio un espaldarazo de facto a la orden del Ministerio.

«Esta es la única forma de lograr las garantías sociales. Porque si no hay contrato con el Estado, con el Ministerio de Defensa, no hay fundamento legal para las garantías sociales del Estado. Tenemos que hacer esto, y lo antes posible», declaró el presidente.

Por su parte, Prigozhin no tardó en responder públicamente a las palabras de Putin y reiteró su rechazo a la orden de firmar contratos con el Ministerio de Defensa, subrayando que la Duma Estatal de Rusia y el propio Putin deberían encontrar una solución alternativa de compromiso en la que los miembros de Wagner reciban garantías sociales y documentos como participantes en las hostilidades.

«El Ministerio de Defensa es un organismo estatal importante y una estructura importante. Pero si fue privatizado por un grupo de particulares, esto no significa que debamos participar en este crimen», expresó Prigozhin en un audio difundido en las redes.

Posibles escenarios a futuro

Los roces entre Prigozhin y el Ministerio de Defensa no son nuevos. El líder de Wagner lleva meses publicando textos y vídeos en los que critica el trabajo de Shoigú, particularmente en lo que se refiere a la desorganización y la falta de municiones de las tropas rusas en Ucrania. Los enfrentamientos, de hecho, parecen haber trascendido las palabras, pues, según diversos reportes no confirmados por el Ministerio de Defensa de Rusia, el 17 de mayo los mercenarios de Wagner intercambiaron disparos con soldados del ejército ruso cerca de Bajmut.

Por estos motivos, Prigozhin y su grupo se han convertido en la piedra en el zapato del ejército ruso, en ocasiones más incómodos que las propias fuerzas ucranianas. De ahí que el Ministerio de Defensa y Putin quieran que se subordinen. Sin embargo, ¿qué implica la negativa de Prigozhin y cuáles son los posibles escenarios a partir de ahora?

El primero es que Prigozhin incumpla la orden como ha prometido. Eso le daría al Ministerio de Defensa el derecho jurídico de obligarlo a acatarla, pero ello podría implicar un enfrentamiento armado entre ambas fuerzas. El «chef» parece estar dispuesto a seguir subiendo el tono pues no tiene ya otra opción, y ni siquiera descarta el choque militar. Esta solución no sería conveniente para ninguna de las partes y sí para los ucranianos.

Aunque la formación mercenaria no es lo suficientemente fuerte como para ser un peligro militar real para las tropas rusas, sí lo es desde el punto de vista moral. Si Putin y el Ministerio de Defensa se hicieran de la vista gorda y permitieran a los de Wagner salirse con la suya, perderían aún más la confianza de sus propios soldados y seguidores.

Otro escenario es que Putin ceda terreno y llegue a algún tipo de acuerdo alternativo con Prigozhin, que probablemente consista en la retirada de la formación de la zona del conflicto ucraniano hacia, por ejemplo, África, que ha sido su territorio habitual por años.

El caso es que, en cualquiera de los tres escenarios, esta telenovela significará la continuación de la desmoralización en las filas del ejército ruso y la pérdida de liderazgo de Putin, lo que de algún modo acercará un poco el fin de la guerra.