La ultraderecha sigue subiendo en Alemania y supera a los socialdemócratas

Juan Carlos Barrena BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

Un simpatizante del partido Alternativa para Alemania (AfD) hace el saludo hitleriano durante una protesta contra el Gobierno.
Un simpatizante del partido Alternativa para Alemania (AfD) hace el saludo hitleriano durante una protesta contra el Gobierno. CHRISTIAN MANG | REUTERS

Alternativa para Alemania se erige en segunda fuerza política del país, solo por detrás de los conservadores de la CDU

23 jun 2023 . Actualizado a las 13:55 h.

La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) conmocionó este viernes al resto de partidos al convertirse en segunda fuerza política del país y situarse claramente por delante de la gobernante socialdemocracia (SPD), a la que supera en dos puntos. El sondeo periódico de la primera cadena de la televisión pública alemana ARD Deutschlandtrend, algo así como tendencias en Alemania, revela este viernes que AfD obtendría en unos comicios generales adelantados a este domingo un 19% de votos, el valor más alto alcanzado jamás por los ultranacionalistas en las encuestas de dicha cadena. Hace tres semanas AfD había conseguido ya empatar en intención de voto con el SPD del canciller federal, Olaf Scholz.

La fuerza más votada en un hipotético adelanto electoral seguiría siendo la actual oposición conservadora, la Unión Cristianodemócrata (CDU), con un estable 29% de sufragios potenciales. Mientras los ultraderechistas de AfD consiguieron sumar un punto frente al sondeo anterior, los socialdemócratas lo perdieron y se sitúan ahora en un 17%. Los Verdes repiten un 15% de respaldo electoral, mientras los liberales (FDP) ceden también un punto y caerían al 6%. Estas tres últimas formaciones, que forman la coalición tripartita que gobierna el país, carecerían ahora de una mayoría parlamentaria suficiente para mantenerse en el poder. Preocupante es también la situación de La Izquierda, herederos del postcomunismo germano oriental, que con un 4% de intención de voto perderían su representación en el Bundestag.

El ascenso del ultranacionalismo ha carecido hasta ahora de consecuencias institucionales por el pacto de aislamiento de esa fuerza que mantienen el resto de las formaciones políticas. Incluso cuando hay segundas vueltas para la elección de un alcalde o jefe de distrito en Alemania, el resto de las formaciones hacen piña para evitar el triunfo del candidato ultraderechista y apoyan al rival, da igual su color. El fin de semana pasado en Schwerin, capital del Estado de Mecklemburgo-Antepomerania, todas las formaciones, también los conservadores, llamaron a respaldar al candidato socialdemócrata para impedir que la ciudad tuviera un alcalde de Alternativa para Alemania. Una forma de actuar que respalda el 52% de los alemanes, según Deutschlantrend, aunque un 35% considera erróneo marginar así a los ultranacionalistas.

Partido de peso AfD ya había alcanzado un 19% de votos potenciales en el sondeo del instituto INSA que publicaba el dominical Bild am Sonntag y los analistas consideran que se está consolidando como fuerza política de peso en Alemania. La división en el seno del tripartito en Berlín y sus dificultades para «vender» al electorado decisiones conflictivas como la imposición de calefacciones ecológicas o la inmigración controlada para paliar la falta de mano de obra están dando alas a los ultraconservadores.

El comisionado para Antisemitismo del Gobierno federal, Felix Klein, se ha mostrado sumamente preocupado por el respaldo que Alternativa para Alemania registra sobre todo en el este del país. «La insatisfacción con el desarrollo político social se manifiesta allí con mucha más fuerza que en Occidente», advirtió Klein, para quien es urgentemente necesario «comunicar mejor la labor del Gobierno en general», así como «dejar claro a la gente que los populistas no tienen respuestas» para los problemas que afrontan.

A juicio del presidente de la CDU, Friedrich Merz, la culpa del alza de AfD es del ejecutivo que dirige Olaf Scholz. Una parte del Gobierno no es capaz de registrar lo que piensa la población y «ha perdido el contacto con los ciudadanos», afirma Merz, quien sin embargo reconoce que ahora no repetiría su afirmación de hace cuatro años de que sería capaz de recortar la popularidad de AfD «a la mitad».  «Eso no fue una fórmula mágica, sino una valoración de hace cuatro años», admite el líder de los conservadores germanos.

En AfD, entre tanto, se muestran exultantes. Su presidenta, Alice Weidel, afirma que en las elecciones generales del 2025 su partido «luchará por el poder» y anuncia que tiene «ganas» de ir como cabeza de lista y aspirante a la cancillería federal. «Las encuestas nos obligan a aspirar a dirigir el ejecutivo», señala Weidel en declaraciones al rotativo Die Welt, en las que revela que su formación elegirá en un congreso en el 2024 quien liderará su campaña electoral.