El Gobierno portugués sale ileso de la comisión de investigación sobre TAP

Brais Suárez
brais suárez OPORTO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El primer ministro portugués, António Costa
El primer ministro portugués, António Costa OLIVIER MATTHYS | EFE

La oposición tacha de partidista el informe preliminar, que exculpa al Ejecutivo de mala gestión
en torno las polémicas que lo pusieron contra las cuerdas

05 jul 2023 . Actualizado a las 21:28 h.

Cabía esperar que la comisión de investigación parlamentaria (CIP) sobre la gestión de la aerolínea TAP absolviera al Gobierno del Partido Socialista, que tiene mayoría absoluta. Y, por eso, también era de esperar la lluvia de críticas que toda la oposición vertió sobre un informe que considera «parcial» y «vergonzoso». Los socialistas no podrán disfrutar aún de la purificación moral que António Costa buscaba cuando dictó el inicio de la investigación a principios de año, «caiga quien caiga».

Cayó el que hasta entonces era el miembro más fuerte del Gobierno, Pedro Nuno Santos. El ya exministro de Infraestructuras, que había asegurado desconocer la indemnización de medio millón de euros que TAP (rescatada por el Estado) pagó a su gestora Alexandra Reis por su despido, tuvo que dimitir cuando una serie de wasaps revelaron que, de hecho, él había autorizado este pago.

Pese a todo, e ignorando esta contradicción, la CPI estimó que la compensación en causa no era su responsabilidad ni tampoco la de su ex secretario de Estado Hugo Mendes. La indemnización «partió por exclusiva voluntad e iniciativa» de la exdirectora ejecutiva de la empresa, y «no fue posible definir las razones y los motivos que propiciaron la salida [de Reis]», apuntan. Este pago fue especialmente doloroso para la opinión pública, que vio cómo Reis se recolocaba al frente de otra empresa estatal. Además, en contra de la propia Reis, la investigación no documenta que la cuantía en causa haya sido devuelta. Y, por último, se concluye que «no existen pruebas» de que el Ministerio de Finanzas estuviera al tanto de la operación.

En esa línea, también se evalúa que el Gobierno no trató de «interferir políticamente» en otra de las grandes polémicas, que culpaba a Mendes de presionar a los gestores de la aerolínea para acomodar un vuelo a los horarios del presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa, «nuestro principal aliado», en palabras de Mendes.

Para la oposición y la opinión pública, tan llamativas fueron estas conclusiones como las omisiones, pues el informe no abordó una reunión de socialistas, miembros del Gobierno y la exdirectora ejecutiva de TAP antes de que esta se presentara a una audición parlamentaria. Ni tampoco se estudió lo ocurrido en las dependencias del Ministerio de Infraestructuras el 26 de abril, ya bajo el mando del actual ministro, João Galamba. Se trata de un posible robo, agresiones y la cuestionadísima intervención de los servicios de inteligencia, una trama de película que la CPI prefiere delegar exclusivamente en la Fiscalía.

Ante los resultados, la oposición mostró su indignación, y acusó a la CPI y su informe de «vergüenza», «justificación» y «ficción» hecha «a medida de Galamba y Costa». Este último, sin embargo, pide que nadie se precipite en sus afirmaciones, y ya anunció que su formación no emitirá ninguna conclusión hasta que el informe sea discutido y votado definitivamente en el Parlamento el 13 de julio.