El Gobierno de Meloni irrita a China con su decisión de dejar la Nueva Ruta de la Seda

valentina saini VENECIA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Giorgia Meloni y Joe Biden, durante su entrevista en la Casa Blanca
Giorgia Meloni y Joe Biden, durante su entrevista en la Casa Blanca JONATHAN ERNST | REUTERS

Italia suscribió en el año 2019 un acuerdo con Pekín para participar en el megaproyecto comercial y de infraestructuras

29 jul 2023 . Actualizado a las 10:18 h.

Aunque todavía no se ha anunciado oficialmente, Italia ha decidido no renovar el Memorando de Entendimiento (MoU) con China sobre la colaboración en el marco de la Nueva Ruta de la Seda, la iniciativa lanzada en el 2013 por Pekín para reforzar los vínculos comerciales y de infraestructuras entre China y el resto del mundo, en particular Europa. Península ibérica incluida: Portugal se unió en el 2018.

Aunque la decisión italiana no fue una sorpresa, no ha sentado nada bien a Pekín. En el Global Times, diario del Partido Comunista Chino, una periodista estadounidense calificó a Italia de «defensor incondicional de la hegemonía estadounidense» y afirmó que la decisión de abandonar la Nueva Ruta de la Seda es dictada por razones militares y políticas; también alegó que para la ultraderechista primera ministra Giorgia Meloni «mantener la alineación con las políticas agresivas y militaristas de EE.UU.» es más importante que proteger los intereses económicos italianos, pese a que los resultados económicos del país transalpino «no son en absoluto excepcionales». Un editorial escrito anteriormente por la redacción del Global Times denunciaba la presión y la influencia de Estados Unidos y expresaba la esperanza de que Roma eludiera las «interferencias políticas».

Cuando Italia firmó el MoU en el 2019 (fue el único país del G7 en hacerlo) sorprendió a muchos, tanto en Bruselas como en Washington. El Gobierno de entonces, una coalición populista entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E, muy partidario del diálogo con China) y la Liga (defensora del diálogo con Rusia) quería enfatizar el nuevo rumbo de Italia, euroescéptico y muy poco atlantista, orientado a resultados económicos concretos. Lo cierto es que el MoU no ha reforzado especialmente las exportaciones italianas a China, que para las pymes italianas sigue siendo un mercado muy complejo y lejano.

Al igual que su predecesor, Mario Draghi, Giorgia Meloni ha decidido volver a la política exterior habitual de Italia, sólidamente vinculada con Bruselas y la OTAN, y mostrar más cautela hacia Pekín, la verdadera preocupación de Washington. De ahí también que fuera recibida este jueves en Washington por el presidente Joe Biden, que valora el apoyo de Roma a Kiev a pesar de que la Liga de Matteo Salvini (cuyas relaciones con Meloni han sido tensas en las últimas semanas) también forma parte de la coalición de Gobierno.

Para Estados Unidos, Italia es un actor importante para la estabilidad del Mediterráneo y de África, como demuestra la presencia de fuerzas italianas en el Líbano y Níger. El país transalpino es un fuerte inversor en África, cuyos hidrocarburos son esenciales para la economía italiana. Pero al mismo tiempo, los flujos migratorios a través del Mediterráneo son un grave problema para Roma. Por eso Meloni ha pedido a Biden más apoyo para las iniciativas italianas en el continente, por ejemplo, ayuda financiera para Túnez, en crisis. Según los medios italianos, los dos aliados acordaron una mayor coordinación sobre China.