La policía tailandesa ya tiene pruebas para acusar a Daniel Sancho de asesinato premeditado
INTERNACIONAL
Los agentes hallan 80.000 dólares, una cadena de oro y restos de sangre en la habitación de Edwin Arrieta
10 ago 2023 . Actualizado a las 13:50 h.Cuando se cumple una semana de la muerte violenta y el desmembramiento del cirujano plástico colombiano Edwin Arrieta, la policía tailandesa ya ha reunido las pruebas necesarias para acusar al español Daniel Sancho de asesinato premeditado, un delito castigado con la pena de muerte en este país asiático. «Tenemos suficientes evidencias y ahora depende del tribunal empezar el juicio», aseguró a la agencia France Presse Somsak Nurod, jefe de investigación de la comisaría de Koh Phangan.
Los agentes hallaron 80.000 dólares, una cadena de oro y sangre en la habitación de hotel de la víctima, donde se habría cometido el crimen, mientras prosiguen con la búsqueda de pruebas. Un equipo de buzos continúa rastreando la costa tras las seis partes del cadáver descuartizado que aún no han aparecido y su teléfono móvil.
«Se trata de acumular todas las pruebas posibles. De momento, seguimos comprobando imágenes de cámaras de seguridad y esperamos los resultados de algunas pruebas de ADN», informaron a la agencia Efe fuentes de la comisaría de Koh Phangan.
Las evidencias para acusar al hijo del actor Rodolfo Sancho son numerosas, sin contar con su propia confesión el sábado pasado, cuando reconoció que asesinó, desmembró durante tres horas y ocultó el cuerpo de Arrieta, con quien tenía una relación desde hace más de un año, según indicaron familiares de la víctima a la policía tailandesa. Sancho declaró que mantenía relaciones sexuales de forma esporádica con el colombiano, quien le habría amenazado con difundir imágenes íntimas de ambos para perjudicar a su familia.
Además, los agentes encontraron en una bolsa de plástico negra, junto a la pierna derecha de la víctima, prendas de ropa y un ticket de compra, que los llevó a la tienda donde Sancho habría adquirido un cuchillo, bolsas de basura y productos de limpieza antes de la noche del asesinato.
El español continúa en prisión provisional en la cárcel de Koh Samui, donde pidió los ansiolíticos que suele tomar, hablar con su familia y comida del exterior. Las dos últimas peticiones fueron descartadas, dado que se encuentra aislado por protocolo covid en la unidad hospitalaria del centro que comparte con cinco reos. «Su estado anímico sigue siendo bueno. No mostró signos de miedo o ansiedad. Tiene los mismos derechos que otros reclusos», afirmó el director de la penitenciaría, Watcharapong Boonsaior.
La familia de Sancho aseguró este jueves en un comunicado que siente «mucho el fallecimiento de Edwin», y reiteró su intención de no hacer más declaraciones «para respetar el momento tan doloroso que estamos viviendo ambas familias». «Agradecemos el interés de la prensa, pero no podemos hacer declaraciones en este momento para no inmiscuirnos en la investigación y para respetar el momento tan doloroso que estamos viviendo ambas familias en este terrible situación que nos ha tocado vivir», reza el breve comunicado
Evitar la pena de muerte
«Hay una confesión y la condena es más que probable. Habrá que ver si hay atenuantes que eviten la pena capital», sostiene Emilio Ramírez, diputado responsable de Extranjería del Colegio de Abogados de Madrid, que no ve posible que Sancho puede cumplir la pena en España. Disiente el penalista Álvaro Bernad, de Ospina Abogados, que opina que el detenido podría ser entregado a España, pero solo si se cumplen varias condiciones: que Sancho no sea condenado a la pena de muerte, reservada para «homicidios agravados o con premeditación», es decir, que dicten cadena perpertua o reclusión de 15 a 20 años; que la sentencia sea firme; y que ya haya cumplido una parte de la pena en el país asiático. «Sancho será juzgado en Tailandia, pero hay un acuerdo en materia de ejecución de sentencias penales firmado por ambos países en 1983», explica Bernad.
Hay un precedente, el del español Artur Segarra, condenado tras asesinar y descuartizar a un compatriota a pena de muerte, que le fue conmutada por cadena perpetua y lleva siete años en la cárcel de Bangkok esperando su traslado.
El día a día en Koh Samui: una cárcel «amable» rodeada de una playa de arena blanca y cocoteros
El complejo penitenciario de Koh Samui se encuentra en una zona tranquila de la isla que le da nombre. Alrededor de esta prisión, definida como «amable» por el abogado tailandés de Daniel Sancho, hay varios resorts, un templo budista, cocoteros y una playa de arena blanca a poco más de un kilómetro.
La vida en la cárcel comienza a las seis de la mañana con un primer recuento. En las celdas no hay camas, tan solo mantas. Los reos están hacinados en espacios de cuatro metros cuadrados en los que duermen hasta 16 personas. Los baños están equipados con 16 duchas y dos lavamanos, donde se acumulan hasta 40 presos a la vez. A las ocho de la mañana suena el himno nacional, se reza y se hace un segundo recuento. Los presos se ponen sus uniformes (azul para los condenados y marrón para los que se encuentran en prisión preventiva) y comienza el desayuno: un cuenco de arroz y un caldo poco apetitoso. Los presos tienen permiso para pedir comida hecha fuera de las instalaciones, lo que les supone un coste de unos tres euros diarios.
Tras un tercer recuento, a las doce menos cuarto del mediodía, comienza la comida, que deja bastante que desear. A las dos de la tarde, se hace un nuevo recuento y los presos entrenan en el rudimentario gimnasio del centro. Tras el ejercicio, vuelven a pasar por las duchas, donde cada uno de ellos cuenta con un par de minutos para asearse.
Desde las tres de la tarde hasta las cuatro pueden leer, hablar entre ellos, o jugar al ajedrez o a la pelota. Después, deben regresar a sus celdas, momento en el que suele haber más problemas, ya que se realizan exhaustivos cacheos. Tienen permitido ver la televisión desde las cinco de la tarde hasta las nueve de la noche, momento en el que se impone el silencio y se acaba el día.
El «Hilton» de Bangkok
En el caso de que Daniel Sancho sea condenado, lo más probable es que sea trasladado a la cárcel de alta seguridad de Bang Kwang, denominada con sorna como el «Hilton», ya que sus «comodidades» están muy lejos de las del famoso hotel de cinco estrellas: hacinamiento de presos, escasez de alimentos, violaciones de derechos humanos... Diseñada para acoger a unos 3.500 presos, se estima que en la acualidad alberga a aproximadamente el doble de reos. Desde su apertura en el 1931, cuenta con muy mala reputación, y es conocida como una de las cárceles más brutales del mundo. Hoy en día, otro español cumple condena perpetua allí: Artur Segarra, un caso de asesinato similar al protagonizado por Sancho.