Un Chile dividido recuerda el golpe de Estado contra Salvador Allende hace 50 años

Héctor Estepa
Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

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Los líderes de Portugal, México, Bolivia, Chile, Colombia y Uruguay, y el presidente del Consejo Federal Alemán (de izquierda a derecha), ayer en el palacio de la Moneda, en Santiago de Chile
Los líderes de Portugal, México, Bolivia, Chile, Colombia y Uruguay, y el presidente del Consejo Federal Alemán (de izquierda a derecha), ayer en el palacio de la Moneda, en Santiago de Chile Elvis González | EFE

El país andino conmemora la sublevación militar de Pinochet medio siglo después sin la presencia de la derecha y la ultraderecha

12 sep 2023 . Actualizado a las 08:07 h.

Chile continúa escenificando su profunda división, medio siglo después del golpe de Estado y tres décadas después del retorno a la democracia. El país andino conmemoró ayer los 50 años de la asonada del general Augusto Pinochet a la Administración del entonces presidente, el socialista Salvador Allende, elegido de forma democrática en 1973, tres años antes del inicio de una dictadura atroz que perduraría hasta 1989.

La derecha y la ultraderecha no acudieron, finalmente, al acto principal del día, celebrado en el palacio de la Moneda, dejando patente el cisma en la sociedad chilena. «Vamos a seguir insistiendo, de manera incansable, en que los problemas de la democracia siempre pueden solucionarse y resolverse con más democracia, y que nunca es justificable un golpe de Estado ni vulnerar los derechos humanos de quienes piensen distinto», dijo el presidente izquierdista Gabriel Boric, anfitrión del acto. Los discursos fueron interrumpidos con un minuto de silencio a la hora exacta, medio siglo después, en que los aviones de los militares sonaron en el centro de Santiago de Chile aquel 11 de septiembre de 1973.

«Nos rebelamos cuando nos dicen que no había otra alternativa. Por supuesto que había otra alternativa, y el día de mañana, cuando vivamos otra crisis, siempre va a haber otra alternativa que implique más democracia y no menos», añadió el mandatario, frente a otros presidentes y expresidentes de países de la región, como el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el colombiano Gustavo Petro, el boliviano Luis Arce y el uruguayo Jose Mujica, que viajaron expresamente para la cita.

No era un secreto que la presencia de estos mandatarios progresistas en el acto principal había levantado en parte de la derecha la sospecha de que el acto iba a convertirse en un evento ideológico, pero la división, como quedó patente ayer, va mucho más allá. La conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) sacó un comunicado muy criticado por el progresismo. «Entre 1970 y 1973 sobrevino un quiebre social, político e institucional respecto del cual el 11 de septiembre se transformó en algo inevitable», rezaba la misiva del partido, que «exige» una «profunda y permanente reflexión en torno a sus causas, su significado y sus consecuencias políticas para Chile». «De manera insólita, se busca tergiversar los hechos y culpar a la Unidad Popular y al presidente Allende del golpe de Estado» respondió la senadora Isabel Allende, hija del exmandatario.

En los últimos años, ha crecido en Chile el número de personas que piensan que los militares salvaron a Chile de una revolución comunista y que ven como un mal necesario la represión de la dictadura.

La UDI también denunció el asalto protagonizado por un grupo de encapuchados a la tumba de su fundador, Jaime Guzmán, hechos que fueron también muy criticados por el presidente Boric, después de que el domingo se produjeran 11 detenciones en estos disturbios aislados, que se dieron en medio de las marchas conmemorativas de un país que sigue partido en dos.