Crece la ira en Libia, que pide ayuda para recuperar cadáveres y una investigación
INTERNACIONAL
Tras el paso del huracán Daniel, las autoridades de la ciudad de Derna temen una epidemia
15 sep 2023 . Actualizado a las 10:09 h.En Libia se ha cumplido la ley de Murphy. Todo lo que podía salir mal salió mal: el huracán Daniel tocó tierra en su costa, dos viejas presas con grietas y sin mantenimiento reventaron, no hubo alerta meteorológica y las autoridades no evacuaron a la población. La ira crece entre los libios, víctimas de un Estado fallido y dividido en dos Gobiernos rivales centrados en guerras internas. Y el más airado es el alcalde de Derna, la zona cero del ciclón, que ayer lanzó un grito de auxilio: «Necesitamos equipos especializados en la recuperación de cadáveres. Tengo miedo de que la ciudad se infecte con una epidemia a causa del gran número de cadáveres bajo los escombros y el agua». Abdulmenam al Gaizi pidió ayuda urgente internacional y bolsas mortuorias, estimó la cifra de fallecidos en 20.000 y denunció que las dos presas que reventaron durante las lluvias torrenciales construidas en los setenta llevaban sin mantenimiento desde el 2008, según declaró a la televisión Al Arabiya.
El grito de auxilio de Al Gaizi se escuchó en el Parlamento del este de Libia, que pidió a la Fiscalía, durante una sesión de emergencia, investigar posibles negligencias en la gestión de este «desastre natural incomparable», informa Europa Press. También solicitó al Gobierno del este «hacer más» para mitigar la tragedia; ofrecer alojamiento, tratamiento e indemnizaciones a los miles de víctimas de Derna; y restaurar la situación en un plazo de seis meses. Además, lo convocó la próxima semana para analizar las medidas puestas en marcha.
Mientras la marea deja cadáveres en la orilla, la playa de Derna está cubierta de juguetes, ropa y muebles arrastrados por las riadas. El gran número de cuerpos sin vida a la intemperie podría originar una epidemia y enfermedades derivadas del agua contaminada. Naciones Unidas desbloqueó diez millones de dólares de su fondo de emergencia para llevar suministros a los supervivientes y prevenir una crisis sanitaria.
El Comité Internacional de la Cruz Roja, que empezó a repartir alimentos, medicinas y 6.000 bolsas para cadáveres para «garantizar un trato digno a los muertos», advirtió, además, del riesgo de que en Derna haya bombas sin detonar y depósitos de explosivos abandonados, según la BBC.
Ni alerta ni evacuación
Si las autoridades libias hubiesen alertado y evacuado a la población «podrían haberse evitado la mayoría de las víctimas mortales», denunció la Organización Meteorológica Mundial. «Muchos sistemas de observación han sido destruidos. Si hubiera habido un servicio meteorológico operando con normalidad, podría haber emitido una advertencia», señaló su secretario general, Petteri Taalas.
De lo que sí eran conscientes los ciudadanos de Derna era del peligro que suponían las dos viejas presas construidas río arriba. Según informa The Guardian, en el 2007, se contrató una empresa para repararlas, pero esta abandonó el país en el 2011, cuando empezaron los combates. Los 39 millones de dinares reservados para su mantenimiento no se gastaron y la maquinaria fue robada.
Cuatro días después del paso del huracán, la UE anunció el envío de más ayuda por parte de Francia, Italia y Países Bajos; y la ministra española de Defensa en funciones, Margarita Robles, dijo que la Unidad Militar de Emergencias (UME) no irá a Libia porque «no hay petición de ayuda».
Ramón Pérez, jefe de la UREC del Consorcio de Bomberos de Valencia: «El hedor es muy fuerte y hubo niveles de agua de cuatro pisos de altura»
Ramón Pérez llegó ayer a la zona cero del huracán Daniel en Libia. Junto a otros 26 bomberos españoles, ya ha asentado su campamento base en una escuela de la ciudad de Derna, la más afectada por las lluvias torrenciales y la rotura de dos presas. «Nuestra prioridad es atender a los vivos, si los hubiera, y no se descarta la posibilidad de que haya vivos si nadie lo ha comprobado», asegura el jefe de la Unidad de Rescates (UREC) del Consorcio de Bomberos de Valencia, en una entrevista con la agencia Efe.
Una tromba de agua «bestial»
«La ciudad está en la parte baja, la tromba de agua ha sido bestial y ha habido niveles de agua de cuatro pisos de altura», explica este valenciano, que confiesa que hay muchos cadáveres esparcidos por la urbe y «el hedor es muy fuerte como consecuencia de todo lo que ha pasado».
Este dispositivo español está formado por 15 miembros de la UREC, una unidad especializada en el rescate urbano en estructuras colapsadas y que actúa especialmente cuando se producen terremotos, y 12 voluntarios de la ONG Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE). Las autoridades locales los han destinado a una zona amplia de trabajo, desde la costa hasta la parte alta de la urbe, para rescatar a supervivientes y «sacar cadáveres», señala.
«La tromba de agua tan fuerte afectó a nivel estructural de los inmuebles y a nivel de personas que han muerto. Se han ahogado los que estaban en la vía pública, muchos que estaban en sus casas y muchos desaparecidos, que están en el mar y, poco a poco, la corriente los va devolviendo a la costa», relata Pérez, tras recorrer la zona.
Pese a que cada día que pasa hay menos posibilidades de hallar a personas con vida, esa es su prioridad: encontrar supervivientes. «Ese es nuestro primer objetivo y la fase en la que estamos en este momento. Cuando se descarta esa situación, empezamos a rescatar cadáveres», sostiene.
El valenciano prefiere no pensar en el impacto que supone llegar a la zona cero. «Ahora estamos dedicados a trabajar, luego ya vendrán las emociones de lo vivido, pero ahora solo pensamos en el trabajo», concluye.