Un agujero de dos metros en el guardarraíl pudo influir en el accidente de autobús en Venecia

Dario Menor MESTRE / COLPISA

INTERNACIONAL

El guardarraíl que cedió en Mestre, Italia.
El guardarraíl que cedió en Mestre, Italia. CLAUDIA GRECO | REUTERS

El Ayuntamiento tenía previsto renovar el quitamiedos en el paso elevado desde el que cayó el vehículo, dejando 21 muertos y 15 heridos, entre ellos, dos españoles

05 oct 2023 . Actualizado a las 19:26 h.

Resulta difícil no indignarse cuando se ven de cerca las barreras de protección de los pasos elevados en el nudo de comunicaciones de Mestre, la localidad a las afueras de Venecia donde, en la noche del pasado martes, cayó desde un viaducto a unos 10 metros de altura un autobús. Iba cargado de turistas y dejó 21 muertos y 15 heridos, entre ellos dos españoles: la asturiana Rosa Rodríguez, de 53 años y que está hospitalizada en Padua por las quemaduras que sufre, y su hermano Miguel Ángel, de 49, cuya situación es menos grave. En esta madeja de carreteras a distintos niveles por encima de las vías del tren se registra un grandísimo tráfico: turistas que van y vienen a la Ciudad de los Canales, camiones que se dirigen al puerto de Marghera o a los vecinos astilleros y automóviles de los más de 800.000 habitantes de esta conurbación.

Pese a los millones de vehículos que pasan por estos viaductos cada año, las barreras de protección son ridículas: consisten en un guardarraíl oxidado de unos 50 centímetros de altura y una sencilla valla exterior formada por tres tubos metálicos. El quitamiedos, además, tiene tramos en los que desaparece, como ocurre con el lugar desde donde cayó el autobús tras circular durante unos 50 metros rozando con la protección. Aunque todavía quedan por aclarar los motivos que llevaron al conductor, fallecido en el incidente, a perder el control del vehículo, en el accidente pudo influir el hecho de que hubiera un tramo de unos dos metros de longitud en el que desaparece el guardarraíl.

El guardarraíl que cedió.
El guardarraíl que cedió. MARCO ALBERTINI | EFE

Como puede apreciarse por los daños en la parte exterior de la calzada, fue en esa zona donde no hay quitamiedos en la que el autocar se subió al bordillo, chocó frontalmente con el inicio del nuevo tramo del guardarraíl y acabó impactando contra la barrera exterior. Esta fue incapaz de detener al vehículo, que se dio la vuelta y cayó, estampándose en la carretera que transcurre bajo el viaducto. Los pasajeros quedaron boca abajo, atrapados entre sus asientos y el techo, que quedó chafado. Pocos instantes después, el autobús se incendió en parte, empeorando la situación.

El tramo en el que se produjo el accidente no es el único del paso elevado sin apenas protecciones exteriores. Es algo que ya sabía el Ayuntamiento de Venecia, que gestiona este viaducto construido en 1967 y cuyo mantenimiento salta a la vista que resulta insuficiente, como por desgracia ocurre con tantas otras grandes infraestructuras en Italia. El hundimiento del puente Morandi de Génova en agosto del 2018, lo que provocó 43 muertos y que más de 500 personas perdieran sus viviendas, constituye el ejemplo más sangrante.

Pequeño hueco

«Esas barreras cumplían con la norma cuando fueron proyectadas», explica a este diario Renato Borato, concejal de Transportes del Ayuntamiento de Venecia, desde el lugar del paso elevado donde se produjo el accidente. Borato rechaza las acusaciones y asegura que el hecho de que no hubiera guardarraíl en ese tramo no tuvo implicaciones en el accidente. «Se trata solo de un pequeño hueco técnico que no tuvo peso. No es porque yo lo diga, sino porque lo dice quien está realizando las investigaciones», afirma. La última palabra la tendrá en cualquier caso la Fiscalía, que tendrá en cuenta la información que se obtenga de la 'caja negra' del autocar, de las cámaras de seguridad de la zona y de la autopsia al cadáver del conductor.

«Dejemos que la Justicia haga su trabajo», pide Borato, sin acabar de explicarse por qué no hay señales de que el chófer frenara de manera brusca o diera un volantazo que evitara el incidente. También defiende la acción del Ayuntamiento, como podía esperarse, al contar que ya estaba prevista la instalación en este tramo de un quitamiedos más alto y seguro. Esos trabajos forman parte de las obras de modernización de este nudo de comunicaciones, comenzadas hace un mes, en las que está previsto gastar más de 6,5 millones de euros, financiados en buena parte por la Unión Europea. «Vamos a rehacer el asfalto, las juntas de dilatación y el guardarraíl», promete el concejal, lamentando que haya quien le considere responsable en parte de los 21 muertos y 15 heridos. «Es injusto, pero no duermo por las noches».