Los países árabes, divididos sobre cómo afrontar el conflicto

Ricard G. Samaranch TÚNEZ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El príncipe heredero Mohamed bin Salmán en una imagen de archivo.
El príncipe heredero Mohamed bin Salmán en una imagen de archivo. DPA | EUROPAPRESS

Los firmantes de los llamados «acuerdos de Abraham» deben medir muy bien sus palabras, pues se arriesgan a alinear sus opiniones públicas, pues continúan siendo mayoritariamente propalestinas

10 oct 2023 . Actualizado a las 20:09 h.

El brutal ataque de Hamás contra Israel del pasado fin de semana, desencadenante de una guerra a gran escala, ha generado reacciones diferentes entre los Estados árabes en función de cuál es su relación con Tel Aviv. Ahora bien, incluso aquellos Estados que han sellado acuerdos de normalización con el Estado hebreo, como Marruecos o Emiratos Árabes Unidos, firmantes de los llamados «acuerdos de Abraham» hace un par de años, deben medir muy bien sus palabras, pues se arriesgan a alienar sus opiniones públicas, pues continúan siendo mayoritariamente propalestinas. 

A grandes rasgos, se pueden distinguir dos tipos de reacciones diferentes en los comunicados oficiales firmados en las diversas capitales del mundo árabe. Por un lado, aquellos Estados con relaciones diplomáticas con Israel han mostrado su conmoción por el estallido de violencia, y han llamado a las partes a la «contención» y a evitar una escalada. Por ejemplo, Emiratos expresó su «profunda preocupación» por lo sucedido, e hizo una llamada a «evitar la escalada para preservar la vida de los civiles»

En una línea parecida se posicionó el régimen marroquí, que condenó sin tapujos «los ataques contra civiles, se produzcan donde se produzcan». Por su parte, Egipto, el primer país árabe en reconocer a Israel en 1979, advirtió de las «graves consecuencias» de una escalada de tensiones, e instó a ambas partes «a ejercer la máxima contención para evitar exponer a los civiles a mayores peligros». Para El Cairo, habitual mediador cada vez que existe un estallido de violencia en Palestina, la guerra llega en el peor momento: con su economía al borde de la bancarrota, y mientras prepara sus elecciones presidenciales para el próximo mes de diciembre.

«Violación de derechos»

En cambio, el resto de países árabes, no han dudado en señalar la ocupación y las humillaciones sufridas por el pueblo palestino como las verdaderas causas de la última guerra en Tierra Santa. Por ejemplo, el Ministerio de Exteriores de Catar hizo pública una nota en la que atribuía a Israel la «responsabilidad por la escalada actual por sus continuas violaciones de los derechos del pueblo palestino, incluidas sus continuas intrusiones en la mezquita de Al Aqsa». Además, exigía a la comunidad internacional «forzar a Israel a parar sus descaradas violaciones del derecho internacional».

En una línea parecida, pero menos contundente, se expresaron Kuwait o Argelia, que reivindicó el derecho de los palestinos a combatir «la ocupación sionista». El duro lenguaje de Doha o Argel fue solo superado por Damasco que celebró «el éxito de la resistencia palestina». Aún más contundente fue la milicia libanesa Hezbolá, que «felicitó al resistente pueblo palestino» y al brazo armado de Hamás, las brigadas Ezzedin al-Qassam, por «una operación heroica y de largo alcance».

Arabia Saudí, país que estaba cerca de un acuerdo con Israel justo antes del inicio de la guerra, buscó una tercera vía. Si bien no responsabilizó directamente al Estado hebreo, sí manifestó haber advertido del riesgo de una escalada «a causa de la ocupación y las privaciones del pueblo palestino». Además, hizo una llamada a la comunidad internacional a «activar un proceso de paz creíble basado en la solución de los dos Estados».

Sin embargo, una cosa son las posiciones oficiales de los Estados y otra la opinión de la calle árabe, que siempre ha sido pro-palestina. Habida cuenta de que en la mayoría de países la prensa está amordazada y las manifestaciones prohibidas, el verdadero sentir del pueblo se expresa en los estadios. Y el domingo, el veredicto fue claro. Por ejemplo, en el estadio del Raja Casablanca, la grada entera cantó eslóganes a favor de Palestina, y muchos aficionados ondearon sus banderas. En cambio, los medios oficialistas marroquíes, como le360, optaban sorprendentemente por situar en un segundo plano informativo la guerra. Para ellos, parecía más importante anunciar que la actriz Jessica Chastain será la presidenta del jurado de la próxima edición del Festival de Cine de Marrakech.