El Senado francés debate una reforma migratoria que agiliza las expulsiones

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Protesta ante el Senado francés.
Protesta ante el Senado francés. Mohammed Badra | EFE

A la vez busca regularizar a trabajadores sin papeles en sectores donde falta mano de obra

07 nov 2023 . Actualizado a las 08:55 h.

El Senado francés estudia desde este lunes una nueva ley de inmigración, la trigésima desde 1980. Como explicó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, pretenden «ser duros con los [migrantes] malos y amable con los buenos». Es decir, por un lado quieren luchar contra los simpapeles y acelerar la expulsión de delincuentes extranjeros, y por otro, reforzar la integración de los que trabajan en sectores claves en los que falta personal.

La reforma migratoria fue anunciada por el Gobierno hace más de un año, pero nunca parecía el buen momento para presentarla ante el Parlamento porque despierta numerosos recelos tanto a la izquierda como a la derecha. Por ahora, el Ejecutivo no cuenta con los votos necesarios para sacarla adelante.

El nuevo texto presenta cinco medidas clave. Por un lado, pretende facilitar las expulsiones de extranjeros en situación irregular que supongan una amenaza para la seguridad del Estado, aunque hayan llegado al país cuando eran menores de 13 años o lleven viviendo aquí más de 10 años (ahora están exonerados).

Un tema muy sensible después del asesinato de un profesor a principios de octubre a manos de un islamista que no puede ser expulsado a su país de origen, Rusia, pese a su radicalización porque llegó a al territorio galo antes de cumplir los 13 años. 

El polémico artículo 3

Otra medida incluida en la reforma es que solo darán permiso de residencia a quien controle un mínimo de la lengua francesa. Pero el principal punto de discordia es el artículo 3 que propone la regularización de trabajadores sin papeles en los sectores donde falta mano de obra, como en la construcción, la hostelería o la agricultura.

En la actualidad, solo los prefectos de cada departamento pueden regularizar a un trabajador de forma excepcional si cumple con una serie de requisitos: llevar más de tres años residiendo en Francia, presentar 24 nóminas y obtener una promesa de contrato firmada por el empresario. De esta forma se regularizan unos 7.000 trabajadores cada año. Con la nueva ley, bastará con que lleve viviendo más de tres años en el país y presente ocho nóminas, sin necesidad de presentar la firma del patrón.

La medida resulta problemática incluso en el seno del partido de Macron porque para el ala izquierda se trata de una medida de integración indispensable para poder apoyar con su voto esta ley. Mientras que el ala derecha exige que se suprima y lograr así los apoyos indispensables del partido Los Republicanos, porque sin ellos la ley no podrá salir adelante.

También despierta controversia la restricción de las condiciones para acceder a la ayuda medica del Estado a los extranjeros en situación irregular.

La ley prevé igualmente que cada año se debata en el Parlamento el tema de la inmigración para poder fijar la cuota anual de personas a las que se otorga un permiso de residencia en Francia por tres años, más allá del derecho de asilo y la reagrupación familiar.