Mattarella huye de la polarización y consigue el cariño popular

Ángel Gómez Fuentes ROMA / COLPISA

INTERNACIONAL

Mattarella, en una imagen de archivo.
Mattarella, en una imagen de archivo. FABIO FRUSTACI | EFE

El presidente italiano, elegido personaje del año por ser «un intérprete de los valores constitucionales y de una Europa unida»

07 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En una época marcada en todo el mundo por la rebelión contra las instituciones y en un país con una clase política mediocre, salvo excepciones, el presidente de la república italiana, Sergio Mattarella (Palermo, 1941) ha sido elegido personaje del año según Treccani, el prestigioso Instituto de la enciclopedia italiana. El jefe del Estado es el personaje del 2023 porque «es un intérprete de los valores de la Constitución y de una Europa unida, una brújula tenaz y clara en el período de precariedad que atravesamos» y porque encarna en este complejo mundo «la voluntad de construir un futuro diferente».

También lo ha elegido como hombre del año el popular semanario Oggi, que le dedica, en portada, el titular El presidente que une a Italia. Destaca Oggi que «en un país cada vez más dividido, Mattarella, con su fuerza de moderación, ha pasado todo el año 2023 intentando unificarlo en torno a nuestros valores fundamentales».

Mattarella es, con gran diferencia, el político más popular y querido por los italianos. Una encuesta reciente, realizada por Demos para La Repubblica, señalaba que el 73 % de los ciudadanos expresan «mucha confianza» en el presidente. Su estilo, sencillez y coherencia han calado en los italianos, más allá de sus tendencias políticas.

En realidad, Sergio Mattarella, desde que fue elegido para su primer mandato como presidente de la República, en febrero del 2015, se ha distinguido por su defensa del interés nacional, de la Constitución, de las cuentas públicas, del Estado de Derecho, del equilibrio de poderes, del euro, de Europa y del respeto a las instituciones porque «nadie está por encima de la ley».

Prestigioso jurista, Mattarella lleva toda su vida en primera línea como un servidor público. Cinco veces ministro, primero por la Democracia Cristiana, en la Primera República, y después con el Partido Democrático, en la Segunda, ha dado prestigio a la más alta institución del país: la Presidencia de la República. Es prácticamente casi la única que se salva del deterioro de las instituciones. Como inquilino del palacio del Quirinal —es el primer jefe de Estado siciliano—, ha sabido interpretar el espíritu de toda la nación, con un estilo sobrio y un lenguaje sereno.

Sin duda, sus dos brújulas han sido la Constitución y Europa. Dentro de la estrategia de su mandato destaca la entrada en la senda constitucional de las corrientes nacidas fuera del sistema político, como el Movimiento 5 Estrellas. Y, a veces, lo hizo con gran firmeza. Por ejemplo, al primer Gobierno populista y soberanista presidido por Giuseppe Conte, en el 2018, le hizo ver que no admitiría que la tercera economía de la Unión Europea tuviera un ministro del ramo como el profesor Paolo Savona, propuesto por el M5E, porque con él existía el riesgo de la salida del euro.

La Constitución italiana acaba de celebrar sus 75 años, aniversario que Mattarella ha aprovechado para que, en estos tiempos de cambios, con un Gobierno de derecha presidido por primera vez por una mujer, Giorgia Meloni, la Constitución continúe inspirando la vida de la República.

Por ejemplo, dio una lección sobre el buen gobierno con motivo de la conmemoración de los 150 años de la muerte de Alessandro Manzoni (1785-1873), considerado uno de los más grandes novelistas italianos de todos los tiempos por su célebre novela I promessi sposi (Los novios). Explicó que la defensa del interés nacional es incompatible con el nacionalismo, recordando lo peligroso que es tener «clases dirigentes» más dispuestas a «complacer a su base electoral y sus cambios de humor».

También en el mundo Mattarella se ha ganado gran prestigio internacional, siendo visto como un referente y garante de la estabilidad del sistema en Italia, un desafío difícil teniendo en cuenta que el país transalpino tiene una deuda de 2,8 billones de euros, casi el 145 % del PIB. Como gran europeísta, considera fundamental mantener fidelidad a los lazos con la UE y la Alianza Atlántica, con espíritu crítico cuando es necesario. «La UE nació para defender la libertad, la democracia y el Estado de Derecho», dijo al visitar Polonia en abril, mostrando la necesidad de apoyar a Ucrania.

Son fluidas sus relaciones con Giorgia Meloni. La primera ministra, a pesar de la débil clase dirigente de Hermanos de Italia, ha crecido en popularidad, ha ganado imagen internacional y ha roto con algunas cadenas de la derecha radical. El gran desafío de Meloni, además de intentar hacer un gran partido conservador, es la reforma del «premierato» (la elección directa del primer ministro en las urnas). Cada día son más las voces contrarias a la iniciativa, que ella llama «la madre de todas las reformas», porque un primer ministro elegido directamente en las urnas reforzaría mucho su papel, mientras se debilitaría la figura del presidente de la República, elegido por el Parlamento. Mattarella calla, manteniendo su neutralidad, y observa con interés los pasos de la primera ministra.