Putin dice que los ataques contra la red energética en Ucrania buscan «desmilitarizar» el país

Rafael M. Mañueco MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

Una infraestructura energética, alcanzada por misiles rusos en Járkov.
Una infraestructura energética, alcanzada por misiles rusos en Járkov. Vyacheslav Madiyevskyy | REUTERS

El presidente ruso se reunió con su homólogo bielorruso, Alexánder Lukashenko, para abordar entre otras cuestiones el plan de paz que quedó en el aire en el 2022

12 abr 2024 . Actualizado a las 18:24 h.

Los presidentes de Rusia y Bielorrusia, Vladimir Putin y Alexánder Lukashenko, volvieron a reunirse en Moscú a última hora del jueves en una reunión centrada fundamentalmente en Ucrania. Ante la conmoción mundial por los últimos bombardeos rusos contra objetivos energéticos en el país vecino, Putin le dijo a Lukashenko que esos ataques «son parte del proceso de desmilitarización de Ucrania, ya que afectan a su complejo militar-industrial».

Según sus palabras, «si todo se reduce a resolver los problemas de los que hablamos inicialmente, el sector energético también está relacionado con la solución de una de las tareas que nos propusimos: la desmilitarización. En primer lugar, partimos del hecho de que de esta manera influimos directamente en la industria de defensa, en el complejo militar-industrial de Ucrania». Putin señaló que, «desafortunadamente, hemos visto recientemente una serie de ataques a nuestras instalaciones energéticas y nos hemos visto obligados a responder. Por consideraciones humanitarias no llevamos a cabo ningún ataque en invierno, teniendo en cuenta que no queríamos dejar sin suministro eléctrico a instituciones sociales, hospitales, etcétera», algo que sí se hizo en esos meses de 2022-2023 y dejó a miles de ucranianos sin luz y expuestos al frío. Pero, añadió el máximo dirigente ruso, «después de los ataques contra nuestros centros energéticos, esta vez nos vimos obligados a responder».

Las tropas rusas han intensificado en los últimos días los ataques contra infraestructuras energéticas ucranianas. En particular, según el alcalde de Járkov, Ígor Térejov, en la ciudad no queda en pie ni una de esas instalaciones y el suministro eléctrico está prácticamente suspendido. También ha sido destruida la central térmica de Tripillia, la más potente en la región de Kiev. Generaba cerca de la mitad de toda la energía que se consume alrededor de la capital.

La masacre de Bucha, punto de inflexión Por su parte, Lukashenko le propuso a su colega ruso regresar al texto del plan de paz que se estaba discutiendo en Estambul el 29 de marzo de 2022 y arrancar desde ahí para tratar de parar la guerra. Aquella hoja de ruta fracasó y después jamás se reanudaron las conversaciones. Según explicó entonces el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinski, Crimea seguiría siendo parte de Rusia y las autoproclamadas repúblicas de Dombás, Donetsk y Lugansk serían estados independientes. Pero, a juicio del entonces ministro de Exteriores turco, Mevlüt  Çavusoglu, lo que más contribuyó a la ruptura de las negociaciones fue «la masacre de Bucha, que eclipsó los intentos de alcanzar la paz».

Putin le respondió este jueves a Lukashenko que está de acuerdo en volver a plantear las conversaciones tomando como punto de partida lo poco que se acordó en Estambul hace ya más de dos años, algo que, de ser verdad, implicaría retirar las tropas rusas, como mínimo, de toda la zona ocupada en Jersón y Zaporiyia, lo que parece prácticamente imposible después de que esos dos territorios fueran también anexionados por el Kremlin y figuren en su Constitución como parte indisoluble de la Federación Rusa. Según el presidente bielorruso, «mi instinto nunca me ha engañado» y ahora cree, debido al momento difícil que atraviesan las Fuerzas Armadas de Ucrania y su debilidad por la falta de suficientes suministros de armamento por parte de los aliados, que es el momento de proponer a Kiev la vuelta a la mesa de las negociaciones.

Este jueves precisamente, antes de la reunión de los presidentes, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que, desde las conversaciones fallidas de Estambul, «la situación geopolítica ha cambiado radicalmente» y ahora habría que tener en cuenta «la situación sobre el terreno», es decir el reconocimiento de Jersón y Zaporiyia también como territorios rusos, algo que haría seguramente inviable cualquier acuerdo con Kiev. Peskov rechazó también que su país pueda acudir a la conferencia de paz para Ucrania de los próximos 15 y 16 de junio cerca de Lucerna (Suiza) por estar promovida, según Moscú, por «los demócratas estadounidenses» y, puesto que no habrá allí representantes rusos, «carece de sentido tratar de impulsar un proceso negociador». Putin estima que, en tal caso, más que el cese de las hostilidades, «se acordaría una escalada del conflicto».

La publicación rusa Nóvaya Gazeta, citando fuentes anónimas, sostiene que Turquía está preparando un nuevo borrador para la paz en Ucrania basado en los puntos previos tratados en Estambul en marzo del 2022, pero contemplando un congelamiento de las hostilidades a lo largo de la actual línea del frente, lo que permitiría a Moscú conservar las zonas ya ocupadas hasta el 2040, cuando habría que celebrar en esos territorios referendos con supervisión internacional para decidir si la población quiere pertenecer a Rusia o a Ucrania, país que tendría que comprometerse a no ingresar en la OTAN ni en ninguna otra estructura de carácter militar.