La Fiscalía británica estudia aumentar las penas para atajar las protestas antiinmigrantes

Juan F. Alonso LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Imagen de una manifestación en Londres contra los antiinmigrantes el sábado
Imagen de una manifestación en Londres contra los antiinmigrantes el sábado MARK THOMAS | EFE

La iglesia anglicana califica a los ultras de «poco cristianos»

12 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Diez años de cárcel. Este es el castigo al que se enfrentan quienes participaron en la ola de disturbios que vivió el Reino Unido entre finales de julio y principios de agosto. Así lo aseguraron desde la Fiscalía, donde informaron que evalúan presentar «cargos más graves y con penas más severas» en contra de los cientos de detenidos que aún no han sido procesados judicialmente.

«Advertimos que habría consecuencias y las habrá. No se trata de venganza, se trata de hacer justicia», afirmó en una entrevista al diario londinense Sunday Times el fiscal jefe de Inglaterra y Gales, Stephen Parkinson.

El fiscal anunció que su despacho pondrá en marcha una «nueva fase», en la cual estudiará la posibilidad de procesar por delitos más serios a los cientos de detenidos que han protagonizado altercados tras la muerte de tres niñas en un ataque con arma blanca en la localidad norteña de Southport. Por las redes sociales y determinados sitios web, grupos ultras difundieron rumores que atribuían el crimen a un inmigrante musulmán radicalizado. Sin embargo, el autor fue identificado por la policía como Axel Rudakubana, un joven nacido en Gales y de padres ruandeses. 

Freno en seco

Los anuncios de mano dura, junto al refuerzo policial de los últimos días, las primeras sentencias contra implicados en los hechos vandálicos y las crecientes contramanifestaciones a favor del multiculturalismo, parecen haber frenado los disturbios. La mayoría de los actos convocados por organizaciones de la extrema derecha para este pasado fin de semana no se realizaron, y aquellos que sí se celebraron no fueron tan multitudinarios como se esperaba. Hasta el sábado, la policía había aprehendido a 779 personas, de las cuales 349 ya han sido procesadas, y algunas de ellas incluso sentenciadas en juicios exprés. Aproximadamente 200 policías resultaron heridos, 10 de ellos en Irlanda del Norte. 

La iglesia, contra los ultras

Además de las amenazas de una larga estancia tras las rejas, este domingo los británicos recibieron otro motivo para no atender los llamamientos de agrupaciones ultras: sus almas. «Los cristianos no deben asociarse con ningún grupo de extrema derecha, porque esos grupos no son cristianos», afirmó el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en un artículo en el diario The Guardian, donde condenó los sucesos de los últimos días y el uso de imágenes religiosas cristianas en muchos de ellos.

Suecia se rebela contra la «ley del chivato» 

La propuesta de aprobar una ley que obligaría a los maestros, médicos, trabajadores sociales, bibliotecarios y a otros funcionarios a denunciar a las personas indocumentadas a la policía está causando revuelo en Suecia.

La iniciativa, a la que algunos han llamado la «ley del chivato», figura entre las muchas medidas incluidas en un acuerdo que cuatro partidos de derecha, incluido uno de extrema derecha, alcanzaron en el 2022 para formar una coalición de gobierno en el país escandinavo.

El partido antiinmigración Demócratas de Suecia (SD), que actualmente es la segunda formación más grande del país, ha recuperado la idea y está trabajando para convertirla en ley. Y, para ello, ha conseguido que el Gobierno solicite a un comité que presente un borrador de una ley para finales de año. Según ha trascendido, además de obligar a los funcionarios públicos a denunciar a los simpapeles, también se prevé que establezca sanciones para quienes se nieguen a hacerlo.

Sindicatos y organizaciones de derechos humanos han criticado la iniciativa, por considerarla «inhumana». Asimismo, han advertido que la misma podría aumentar la renuencia de los indocumentados a enviar a sus hijos a la escuela o a acudir a los hospitales, poniendo así en riesgo hasta sus vidas.