Shamán, la banda sonora de la guerra

La Voz AGENCIAS

INTERNACIONAL

Yarosiav Dronov, conocido como Shamán, durante su actuación en Moscú.
Yarosiav Dronov, conocido como Shamán, durante su actuación en Moscú. Maxim Shemetov | REUTERS

«Soy ruso/Tengo suerte/Soy ruso/ Pese a quien pese/Soy ruso», dice el estribillo de una de las simples y pegadizas canciones que han convertido al treinteañero artista en una fulgurante estrella

22 ago 2024 . Actualizado a las 16:21 h.

La campaña militar rusa en Ucrania tiene su propia banda sonora, Shamán, un cantante absolutamente desconocido que ha tenido una carrera meteórica desde el comienzo de la guerra apelando a los instintos patrióticos más bajos de los rusos.

«Soy ruso/Tengo suerte/Soy ruso/ Pese a quien pese/Soy ruso», dice el estribillo de una de las simples y pegadizas canciones que han convertido al treinteañero artista en una fulgurante estrella.

Shamán, que nació semanas antes de la caída de la Unión Soviética (1991), presenta el jueves en la plaza Roja sus nuevos temas en un multitudinario concierto con ocasión del Día de la Bandera.

Seguidamente, iniciará una gira de más de un centenar de conciertos por todo el país, programa que ha recibido el nombre de Pobeda (Victoria) y que está destinado a levantar el ánimo de los rusos y de los soldados que combaten en Ucrania.

«Quiero inspirar a toda Rusia, a todos, tanto en la retaguardia como en primera línea (...) Haremos todo por la victoria y la victoria estará aún más cerca», proclamó el cantante, cuyos honorarios se acercan a los 200.000 dólares por actuación, según las últimas noticias.

Primer hit un día antes de la guerra

Casualidad o no, Shamán, cuyo nombre real es Yaroslav Dronov, lanzó su primer gran éxito, «Nos alzaremos», el 23 de febrero del 2022, es decir, la víspera del comienzo de la conocida como «operación militar especial».

«Nos alzaremos mientras sigamos vivos y la verdad esté de nuestra parte», reza la letra dedicada a los caídos en la Gran Guerra Patria contra la Alemania nazi.

Esa canción, que Shamán dijo que le fue inspirada «desde arriba», fue la primera canción reproducida íntegramente en el principal programa de noticias semanal de la televisión rusa.

Aunque el Kremlin asegura que el presidente ruso, Vladímir Putin, no conoce a fondo su trabajo, le nombró «Artista del Pueblo», el mayor reconocimiento para actores, músicos y cantantes en este país, que lo suelen recibir solo después de largos años de trabajo.

Estética parafascista

Shamán, un producto prefabricado con escasa creatividad para sus detractores, también ha despertado críticas por su estética, que recuerda a las subculturas parafascistas, más propias de las juventudes hitlerianas y de los años 30 del siglo XX.

Al tiempo que defiende la lucha contra los «nazis» ucranianos —una de sus canciones «Mi lucha» fue traducida al alemán como «Mein Kampf»—, actúa ataviado en muchas ocasiones con ropa de cuero, un brazalete al brazo y el pelo teñido de rubio con un llamativo flequillo.

Otro de sus signos de identidad es la cruz de madera que lleva el artista al pecho, muy en la línea con la santa alianza entre el Estado y la Iglesia Ortodoxa para combatir a los enemigos de la Madre Rusia.

Shamán, cuyas canciones reivindican el amor a la patria y la necesidad de lograr la victoria a toda costa, ha publicado un solo disco (Hecho en Rusia), pero 33 sencillos y 17 vídeos, que han sido vistos por millones de personas.

Sancionado por Occidente y cancelado por Spotify

El momento cumbre en la carrera de Shamán fue, según sus propias palabras, cuando compartió escenario con Putin en la plaza Roja en septiembre del 2022, justo después de la anexión de cuatro regiones ucranianas.

«Nunca habría soñado con un dúo así», dijo Dronov, quien apoyaría en marzo pasado la reelección del presidente para otro mandato de seis años frente al Kremlin.

Esto, que se sumó a su actuación ante los soldados en las anexionadas Donetsk y Lugansk, le costó al cantante las sanciones de EE.UU. y la Unión Europea.

Seguidamente, sus canciones fueron retiradas de YouTube y Spotify, en su opinión, «simplemente porque soy ruso».

En respuesta, convocó un improvisado concierto en plena calle frente a la Embajada de EE.UU., edificio en el que proyectores reflejaron la bandera tricolor rusa.

«Quieren borrar, eliminar y cancelar mis canciones que aman millones de personas (…) No tendrán éxito, ya que somos una familia, estamos unidos, somos la verdad y la fuerza, somos Rusia. Se lo demostraremos. Creedme, la victoria está a la vuelta de la esquina», proclamó.