Israel asesina en Beirut al líder de Hezbolá y advierte a Irán de una escalada mayor
INTERNACIONAL
Biden califica de «justicia» la muerte de Nasralá y Jamenéi anuncia venganza
29 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Ya no podrá aterrorizar al mundo», escribieron las fuerzas israelíes en X para comunicar el asesinato del líder de la milicia chií libanesa Hezbolá, Hasán Nasralá, en un ataque aéreo en Beirut: más de 80 bombas en pocos minutos. Poco después, Hezbolá se limitó a anunciar su muerte en un comunicado, sin referirse al bombardeo que arrasó varios inmuebles residenciales en el Dahye y que dejó al menos seis muertos y cerca de un centenar de heridos.
Las Fuerzas Armadas israelíes aseguraron haber liquidado el viernes a toda la cúpula militar de Hezbolá mientras estaba reunida en su sede de Beirut, y dijeron estar preparadas para una «escalada más amplia» en caso de un ataque en represalia coordinado por Irán. Así lo anunció el portavoz castrense Avichay Adraee. Según medios iraníes, en la ofensiva murió también un subcomandante de la Guardia Revolucionaria de su país.
El portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el contralmirante Daniel Hagari, advirtió de que las operaciones contra Hezbolá no han concluido con la muerte de Nasralá, «uno de los mayores enemigos» del Estado hebreo. «Eliminarlo ha hecho del mundo un lugar más seguro», recalcó. En efecto, ayer el Ejército hebreo continuó con sus bombardeos y anunció la muerte de Hasán Jalil Yasín, un alto miembro de la inteligencia de Hezbolá, en los suburbios de Beirut. A su vez, Israel interceptó un misil lanzado desde Yemen.
El líder supremo de Irán, Alí Jamenéi, habló de «la ferocidad del perro rabioso sionista» y dijo que «los criminales sionistas deberían saber que son demasiado pequeños como para causar un daño significativo a la estructura de Hezbolá». Recordó además que es una obligación del mundo musulmán apoyar a la milicia y dijo que el crimen «no quedará sin venganza». El presidente iraní, Masud Pezeshkian, por su parte, tachó de «crimen de guerra» y «terrorismo de Estado» lo sucedido, y acusó a Estados Unidos de cómplice y recriminó que la orden del bombardeo se diese desde Nueva York, donde estaba el primer ministro Netanyahu.
Colaborador o no, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, habló dos veces con su homólogo en Tel Aviv, Yoav Gallant, durante los ataques. El primero «expresó el apoyo completo al derecho de Israel a defender a su pueblo de grupos terroristas respaldados por Irán». E incluso subrayó que Estados Unidos está determinado a evitar que Irán «amplíe el conflicto».
Medida de justicia, dice Biden
El presidente Joe Biden valoró que la muerte de Nasralá «es una medida de justicia para sus víctimas» y ordenó la evacuación de parte de su personal destinado en la Embajada en el Líbano, donde el primer ministro, Najib Mikati, pidió «unidad» para hacer frente a la «guerra genocida».
En la ONU, entre abucheos y asistentes abandonando la sala, Netanyahu había advertido a Teherán: «No hay ningún lugar que el brazo de Israel no pueda alcanzar». «Si nos atacan, nosotros atacaremos», avisó. También su ministro de Exteriores defendió la «justificada» muerte del «superterrorista» Nasralá. «Es una de las acciones antiterroristas más justificadas que jamás haya realizado Israel», reseñó.
El pasado 20 de septiembre, Israel mató en Beirut al jefe de operaciones militares y de las fuerzas de élite Radwan, Ibrahim Aqil, junto a al menos otros 16 miembros del grupo y decenas de civiles. A finales de julio, en otro bombardeo en Beirut, fue asesinado el número dos de Hezbolá, Fuad Shukr. Ahora, la muerte de Nasralá tras la de su predecesor hace años, Abás al Musawi, también en otro ataque en el Líbano, abre un escenario impredecible. «¿Estamos preparados para una escalada más amplia? Sí. Nuestras fuerzas están en alerta máxima», dijo un portavoz castrense israelí.
El líder de la salida de las tropas israelíes del Líbano
m. l.
Hasán Nasralá era admirado en el mundo árabe y el enemigo número uno de Israel. Nacido en Tiro (Líbano) en 1960, fue uno de los fundadores de la milicia Hezbolá, financiada y armada por Irán con el beneplácito de Siria, para combatir la invasión israelí en su país en 1982. La sanguinaria guerrilla que mató en 1983 en Beirut a 241 marines estadounidenses y 58 paracaidistas franceses, fue duramente combatida con la operación Uvas de la ira en 1996. Y EE.UU. la incluyó en su listado de grupos terroristas. Cuatro años antes, Nasralá había sido nombrado secretario general de la organización tras ser asesinado su predecesor por Israel.
Nasralá se había formado en Nayaf, la capital del chiismo en Irak, de donde fue expulsado por Sadam Huseín y donde entró en contacto con otros clérigos radicales. Pese a su fanatismo, Nasralá fue capaz de negociar un alto el fuego con Israel en 1996, y logró que las tropas de ese país salieran del Líbano en el 2000. Después accedió a un intercambio de prisioneros y cadáveres en el 2004 y en el 2008. Para entonces defendía ya celebrar reuniones en busca de la paz en la región y eso que en el 2006 escapó a un ataque israelí a su domicilio. Desde entonces vivía en ubicaciones secretas y no usaba teléfonos de ningún tipo. Era considerado un reformista defensor de que Hezbolá abandonara la clandestinidad, por lo que en 1992 se presentó a las elecciones como partido y logró 12 escaños de los 128 del Parlamento libanés.
Pero ¿quién sucederá a Nasralá?
El jefe del consejo ejecutivo de Hezbolá, el clérigo Hashem Safi al Din, se perfila como uno de los principales candidatos a suceder a su primo materno. Safi al Din es considerado el segundo en la cadena de mando de la milicia, donde ejerció desde el 2010 de jefe del consejo de la yihad para supervisar sus operaciones militares y desde el 2001 del consejo ejecutivo.
Nacido en 1964 en Deir Qanun En Nahr, en el sur del Líbano, el religioso ha estado bien conectado desde sus inicios con la cúpula de Hezbolá y escaló posiciones rápidamente. Como la mayoría de clérigos chiíes y altos cargos de Hezbolá, hasta 1994 realizó sus estudios islámicos junto a su primo Nasralá en Nayaf (Irak) y Qom (Irán). En el 2017, fue designado terrorista por Washington.
Erdogan denuncia que el Líbano es el nuevo objetivo del genocidio
Las reacciones a los bombardeos israelíes en el Líbano que mataron a Hasán Nasralá no se hicieron esperar desde países musulmanes como Marruecos o que se posicionan en el tablero internacional al lado de Rusia e Irán. Además, miles de personas salieron a manifestarse en países como Pakistán y la India. Los hutíes declararon tres días de luto nacional en Yemen.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, denunció que el Líbano es «el nuevo objetivo» de la política de «genocidio, ocupación e invasión» de Israel. «Nadie con conciencia puede aceptar, disculpar o justificar semejante masacre», aseguró. En Marruecos, el islamista Partido Justicia y Desarrollo calificó a Nasralá de «mártir», al tiempo que denunció el carácter «criminal, sangriento y colonial» de Israel. Por su parte, Rusia condenó el «asesinato político» y advirtió de «consecuencias dramáticas». El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, se mostró alarmado por «los métodos de asesinatos políticos que se han convertido en una práctica casi rutinaria» y denunció el uso de tecnología civil en arma mortífera. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, calificó la muerte de Nasralá de «cobarde» y acusó a Estados Unidos de ser cómplice.
La UE recomienda evitar el espacio aéreo de Israel
La Comisión Europea y la Agencia de Seguridad de la Aviación de la Unión Europea (AESA) han emitido un aviso por zona de conflicto en el que recomienda a las aerolíneas «no operar» en los espacios aéreos del Líbano y de Israel.
La recomendación está en vigor hasta el 31 de octubre y puede ser revisado. la decisión se adopta al constatar una «intensificación de los ataques aéreos» y la «degradación de la situación de la seguridad» en la zona. De hecho, la aerolínea iraní Air Iran suspendió ayer los vuelos a Beirut después de que un portavoz militar israelí amenazara con impedir aterrizar a cualquier «vuelo hostil que lleve equipos bélicos al aeropuerto de Beirut».