Los israelíes lloran la masacre del festival Nova con bombardeos en Gaza de fondo

Paula Bernabéu JERUSALÉN / EFE

INTERNACIONAL

Un familiar de uno de los fallecidos en el Festival Nova.
Un familiar de uno de los fallecidos en el Festival Nova. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Aún quedan 97 rehenes en manos de Hamás. El Ejército cree que por lo menos una treintena de ellos están muertos

07 oct 2024 . Actualizado a las 21:09 h.

En la explanada en la que se celebró el festival Nova, escenario de la mayor masacre que los milicianos palestinos perpetraron el pasado 7 de octubre, cientos de familiares, amigos y algunos supervivientes lloran a sus allegados mientras los bombardeos de la aviación israelí sobre Gaza, a apenas unos 5 kilómetros, retumban sin descanso. A cada estallido que sacude la Franja, Mishel Koren, que logró escapar con vida del festival, se agacha y resopla: «Es el estrés postraumático», comenta en tono irónico. Lo hace junto al pequeño altar en el que ondea una bandera con la imagen de su amiga Noa Farag, una de las 364 personas asesinadas en la madrugada del pasado 7 de octubre en el festival.

Cuando el ataque comenzó, a las 6.29 de la madrugada, Koren logró sacar en coche a sus amigas del festival de música y condujo hasta el kibutz de Reim, próximo al recinto, donde entraron a un refugio para guarecerse de lo que pensaban que era solo una andana de cohetes. Noa salió del refugio a fumar para calmar los nervios tan solo cinco minutos antes de la llegada de los milicianos —en total, más de 3.000 entraron en territorio israelí el día del ataque— y nunca volvió a entrar: «Fue la primera de la fila para ser disparada», lamenta su amiga.

Mishel recuerda cómo solo siete de las 41 personas que estaban en el refugio de Reim salieron con vida después de que los atacantes lanzaran granadas al interior. Ella se salvó gracias a que estaba sentada en el suelo en ese momento y los cadáveres de quienes estaban de pie cayeron sobre ella, cubriéndola. «No sé explicar si estoy feliz de estar viva o si querría estar muerta. Todo sería más fácil», concluye justo cuando una nueva explosión en Gaza le hace sobresaltarse.

Unos 97 rehenes en Gaza

Alejado de la multitud de casi mil asistentes, en un pequeño homenaje con bancos presidido por la foto de tres jóvenes, se sienta Omer, abatido. Las tres víctimas de la imagen son su hermano, la novia de este y otra amiga. «Trato de volver a mi vida, pero no ocurre. Es por la situación en el país», dice, sobre un Israel aún inmerso en la guerra en Gaza, a lo que se suma la ofensiva terrestre y los bombardeos diarios en Líbano y la amenaza de nuevos ataques desde Irán.

Liya, que perdió a su amiga Ron en el festival, asegura haber elegido ver la situación con optimismo: «Tenemos que creer que los rehenes van a volver de Gaza», asegura. Solo en el festival Hamás secuestró a unos 40 de los 251 cautivos que acabaron en Gaza el 7 de octubre.

La cuestión de los rehenes es la gran herida abierta de Israel tras un año de guerra. Del total, 97 siguen en Gaza, de los que el Ejército estima que al menos una treintena están muertos. A un año de su rapto, las familias sienten cada vez más la presión y exigen al primer ministro, Benjamín Netanyahu, un acuerdo de alto el fuego que garantice su retorno.

Entre respingos por los bombardeos contra la Franja y los llantos de algunos asistentes, la superviviente Mishel dice que el país ha pasado página, pero se pregunta con cierta inquietud: «¿Cómo podemos seguir adelante si sigue habiendo 101 rehenes?».