Le Pen, salvavidas de Macron y Barnier ante la censura de la oposición

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Barnier, durante su primera moción de censura en la Asamblea Nacional francesa.
Barnier, durante su primera moción de censura en la Asamblea Nacional francesa. Stephanie Lecocq | REUTERS

No sale adelante la moción contra el Gobierno ni el proceso para iniciar la destitución del presidente de la República

08 oct 2024 . Actualizado a las 21:37 h.

El Gobierno de Michel Barnier, con poco más de un mes de existencia, se enfrento este martes a su primera moción de censura. No salió adelante al recoger solo 197 votos de los 289 que se necesitaban, pero dejó claro que su continuidad depende de la voluntad de la ultraderechista Marine Le Pen.

«El suspense era escaso», reconoció Olivier Faure, líder de los socialistas y el encargado de defender la moción de censura en nombre de la izquierda y los ecologistas, ya que solo podía salir adelante si contaban con los votos de los 125 diputados del partido de Le Pen. Faure reprochó a Barnier que «este Gobierno esté bajo la tutela de la extrema derecha» a pesar de que dos tercios de franceses votaron para impedir que llegara al poder. Y sabiendo que la moción estaba condenada al fracaso se contentó con anunciar que la izquierda hará propuestas y que cuenta con la palabra que ha dado Barnier de alcanzar acuerdos con unos y otros.

El primer ministro lamentó que la izquierda hubieran depositado una moción de censura antes de que el Gobierno hubiera sido nombrado. Barnier recordó que en el hemiciclo nadie posee la mayoría absoluta, y que su mayoría relativa están en mejores condiciones que la de la izquierda para gobernar porque les apoyan más diputados. El Nuevo Frente Popular considera que con 193 diputados de los 577 de la Asamblea Nacional, el presidente Emmanuel Macron debería haberles confiado las riendas del Ejecutivo.

La Agrupación Nacional (RN), de Marine Le Pen, ya había adelantado que no apoyaría la moción. El RN «arde en deseos de votar una moción de censura, pero no lo hará hoy», dijo Guillaume Bigot en nombre de su grupo. Atacó a la izquierda, calificando la moción de «capricho» porque «en gran medida expresa vuestro rencor» por no gobernar. Sin embargo, advirtió a Barnier, que esperan «impacientes» sus decisiones sobre el nuevo presupuesto.

La moción ha servido al menos para clarificar la posición de algunos diputados cuyo voto era incierto. Los macronistas votaron, como era de esperar, en contra de la moción, ya que constituye uno de los pilares del Gobierno. Pero estos últimos días, una treintena de ellos dejaron constancia de sus diferencias con el Ejecutivo firmando una tribuna en la que se oponen a la propuesta de subir los impuestos a los más ricos, y se esperaba que alguno de ellos se sumara a la izquierda, pero no rompieron filas. Incluso el exmacronista Sacha Houlié, que hoy figura como no-inscrito, votó en contra. En la misma línea, Christophe Naegelen, del grupo centrista Liot, dijo que no veía todavía «motivos para censurar al Gobierno», a pesar de lo cual algunos de sus componentes se sumaron a la iniciativa del Nuevo Frente Popular.

Procedimiento fallido

Ya por la mañana, el procedimiento de destitución de Emmanuel Macron por «incumplimiento de deber manifiestamente incompatible con el ejercicio de su mandato» que había iniciado La Francia Insumisa (LFI), quedó cerrado antes de ser examinado en la Asamblea Nacional. La conferencia de presidentes de la Cámara decidió no incluir en el orden del día la propuesta de resolución para iniciar un procedimiento de destitución contra el presidente de la República. La propuesta quedó en papel mojado gracias a la abstención de Marine Le Pen, que muestra así, una vez más la fragilidad de este Gobierno.