Por qué un segundo mandato de Trump sería más peligroso

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Trump, el jueves en Henderson, Nevada.
Trump, el jueves en Henderson, Nevada. Brendan McDermid | REUTERS

Sus exasesores advierten de que desmantelará las salvaguardas institucionales que lo contuvieron

05 nov 2024 . Actualizado a las 14:07 h.

Cuando Donald Trump ascendió inesperadamente a la presidencia en el 2016, tras prometer a sus votantes «drenar el pantano» —en referencia a las «corruptas» estructuras de poder en Washington—, se encontró con un sistema que no comprendía. Aislado y sin un gabinete sólido, su administración se cimentó sobre altos mandos militares con vasta experiencia en seguridad nacional y profundo conocimiento del tablero internacional. Estos altos funcionarios, fundamentalmente los generales de cuatro estrellas John Kelly, James Mattis y Mark Milley, se dieron pronto cuenta de que era su responsabilidad moderar los instintos, a menudo impulsivos, del nuevo presidente.

La trayectoria de John Kelly resulta particularmente reveladora. Como el jefe de gabinete que más tiempo sirvió a Trump, tuvo un acceso sin precedentes a su proceso de toma de decisiones. Según se explica en el libro The General and the President: John Kelly’s Inside Account of the Trump White House, las decisiones que tomaba el presidente, muchas veces sin pensar en las consecuencias, llevaron a Kelly y otros asesores cercanos, como el entonces Jefe de Estado Mayor Conjunto Mark Milley, a emplear tácticas de contención. Esto incluía esconder ciertos documentos y retirar algunos temas de la agenda presidencial hasta que el expresidente se olvidara de ellos, dada su tendencia a la distracción y pérdida súbita de interés. El equipo también desarrolló métodos más sofisticados, como presentar múltiples alternativas de decisión, incorporando deliberadamente una recomendación poco conveniente como la opción «preferida», conscientes de que Trump, por su naturaleza suspicaz, elegiría una alternativa menos perjudicial al descartar las sugerencias explícitas de sus asesores.

«Como un niño»

Kelly describió esta labor de contener a Trump como algo esencial para preservar la estabilidad del país y, en sus propias palabras, afirmó que había llegado a «tratarlo como a un niño». La relación de Kelly con Trump se rompió a mediados del 2018, en el ecuador del mandato, y su salida de la Administración se produjo en enero del 2019.

Mark Esper, secretario de Defensa, fue otra persona clave en este muro protector. Su negativa a desplegar tropas durante las protestas por la justicia racial del 2020 y su oposición a sugerencias sobre lanzar misiles a México aceleraron su salida prematura de la Administración. Figura clave resultó también John Bolton, consejero de Seguridad Nacional. Trump comenzó a excluirlo de las reuniones sobre la guerra en Afganistán, y finalmente lo expulsó por completo después de que Bolton intentara impedir que Trump invitara a los talibanes a Camp David para conversaciones de paz (una idea que el presidente finalmente descartó).

Su experiencia compartida ha llevado a estos exfuncionarios a dar la voz de alarma en los últimos días de campaña: la resistencia institucional que una vez representaron podría no existir en un segundo mandato, ya que Trump se rodearía de funcionarios más complacientes que no cuestionarían sus decisiones.

Kelly ha sugerido que Trump encaja «en la definición general de fascista» y ha advertido de que el magnate probablemente abordaría un segundo mandato con la intención de consolidar un control mucho más autoritario, después de desmantelar las salvaguardas institucionales que lo contuvieron durante su primer mandato. Milley, por su parte, lo ha descrito directamente como un «fascista hasta la médula», mientras que John Bolton ha afirmado sin rodeos que «Donald Trump es inepto para ser presidente». Sus advertencias actuales sugieren que cualquier escenario futuro podría verse muy diferente, con implicaciones potencialmente significativas para las alianzas militares internacionales, los compromisos con la OTAN y la alta probabilidad de acciones militares unilaterales.