«Somos el mejor movimiento político de la historia de Estados Unidos y hemos completado la mayor remontada política de la historia de este país». Con estas palabras saltaba a escena Donald Trump, conocedor de que suyas son las llaves del despacho oval para los próximos cuatro años.
A la espera de conocer los resultados definitivos, solo una catástrofe puede impedir se convierta en el cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos.
Antes del cierre de los colegios, los expertos coincidían: todo estará muy apretado y ganar los estados bisagra (aquellos estados que no son feudos tradicionales de ninguno de los dos partidos) asegura el triunfo.
Sin embargo, la victoria electoral de Donald Trump no se vio peligrar en ningún momento. Cerraban los colegios electorales a las ocho de la tarde de Nueva York y a las tempranas victorias (previsibles) de Texas y Florida, Donald Trump sumaba alguna sorpresa en forma de subida en el porcentaje de votos en la mayoría de condados (zonas rurales) de EE.UU. El optimismo era mayúsculo.
A las doce de la noche, a Trump le bastaba con tres o cuatro de los estados bisagra para finiquitar las elecciones.
El primer estado en escrutarse fue Carolina del Norte, caía del lado republicano. El segundo, Georgia. El estado que en el 2020 Biden le arrebataba a Trump por algo más de 11.000 votos se teñía de rojo y se encomendaba al magnate neoyorquino. Con Pensilvania bastaba para dejar sin opciones a Kamala Harris y sobre las dos de la mañana se hacía oficial. Donald Trump ganaba tres de los principales campos de batalla electorales y regresaba a la Casa Blanca.
Con los resultados definitivos podrán analizarse detenidamente estas elecciones, pero la noche electoral ya nos deja muchos datos interesantes.
El primero, que Donald Trump ha obtenido el mayor porcentaje de voto latino de la historia de un candidato republicano. Su fuerte discurso contra la inmigración parece no haber desincentivado el voto de los hispanos, que han mostrado su conformidad con las políticas republicanas que pretenden tener un Estados Unidos mucho más cerrado al mundo.
El segundo, que Donald Trump supo fijar la agenda electoral de estas elecciones. Economía primero e inmigración después han sido los temas que más han motivado a los americanos a acudir a las urnas que buscan en Donald Trump la respuesta a muchos problemas que afronta la sociedad estadounidense como el precio de la cesta de la compra, la falta de empleo digno o la inseguridad en las calles.
El tercero, que la campaña marcada por el posicionamiento constante de artistas, cantantes, influencers, y famosos las ha decidido el votante rural de Estados Unidos. ¿Habrían hecho la misma campaña ambos candidatos de haberlo sabido?
Donald Trump vuelve a la Casa Blanca sin la presión de tener que presentarse a una reelección dentro de cuatro años y con ganas de no dejar indiferente a nadie. Casi nada.
Gabriel Rodríguez Leva es estudiante de Columbia University y Diputado del ICAM.