El Gobierno se mantiene firme en su decisión de alejarse de la UE pese al clamor popular que ha tomado las calles de varias ciudades del país
01 dic 2024 . Actualizado a las 22:01 h.Por cuarto día consecutivo, las calles del centro de Tiflis, la capital de Georgia, especialmente la avenida frente al Parlamento, volvieron a llenarse este domingo de gente para protestar por la decisión del Gobierno de aplazar hasta 2028 las negociaciones para la adhesión a la Unión Europea. Multitudes salieron también a mostrar su malestar en la ciudad portuaria de Batumi, en Gori, patria del dictador soviético Iósif Stalin, en Kutaisi, al noroeste del país, y en Rustavi. En las concentraciones se reprodujeron de nuevo duros enfrentamientos con las fuerzas del orden. Según el Ministerio de Sanidad, hay 44 heridos: 27 manifestantes, 16 policías y un periodista. Además, desde el jueves se contabilizan más de 200 detenciones. Los antidisturbios volvieron a usar cañones de agua, gases lacrimógenos, botes de humo, difusores de gas pimienta y, según testigos, también balas de goma. Los participantes en la movilización incrementaron el uso de cócteles mólotov y han generalizado el lanzamiento contra la Policía de cohetes pirotécnicos, lo que causó el sábado un incendio en una de las dependencias del edificio parlamentario. Hubo, según muestran las redes sociales, quienes se agenciaron cañones de fabricación casera para disparar cohetes. De hecho, ya hay quien ha bautizado estas movilizaciones como la «revolución de los fuegos artificiales».
Sin embargo, pese a la fuerte resistencia callejera, los agentes lograron dispersar a los concentrados y retiraron las barricadas para impedir que dentro de su perímetro se instalen tiendas de campaña, como sucedió durante la revuelta del Maidán en Kiev, hace justo diez años. Una situación así complicaría los esfuerzos policiales para poner fin a las protestas. Desde Kiev, la flamante jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, ha dicho que «la UE apoya al pueblo georgiano en su elección del futuro europeo. Está claro que utilizar la violencia contra manifestantes pacíficos no es aceptable». Asimismo, advirtió que la crisis será discutida en Bruselas y «tendrá consecuencias».
La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), por su parte, condenó las acciones policiales, calificándolas de «desproporcionadas» y «contrarias al derecho de libertad de reunión». La presidenta del país, Salomé Zurabishvili, sigue participando en las protestas y afirma que es «la lucha para regresar a la senda europea». Zurabishvili ha prometido que no entregará sus poderes este mes, como está previsto, y no lo hará mientras no se repitan las legislativas del pasado 26 de octubre, que considera «fraudulentas». Varios embajadores georgianos y otros diplomáticos han dimitido, acusando al Gobierno de «aislar al país». También han mostrado su malestar estrellas del deporte.
Represalia de Washington
Muchas de las principales empresas del país apoyan a los manifestantes. De igual modo, empleados de algunos ministerios y del Tribunal Constitucional han pedido al Gobierno reconsiderar su postura con respecto a la UE. Washington ha suspendido también su acuerdo estratégico con Tiflis. Pese a las presiones, el primer ministro y líder de la formación oficialista Ensueño Georgiano, Irakli Kobajidze, se mantiene firme y le ha dicho a la presidenta que en el cargo «le quedan cuatro viernes». También reiteró que la elección del nuevo jefe de Estado, que tendrá lugar no por sufragio universal sino entre los diputados del Parlamento, será el 14 de diciembre. El Servicio de Seguridad Estatal de Georgia advirtió este domingo que está empezando a observar en los disturbios posibles intentos de «derrocar violentamente al Gobierno legítimo».