Le Pen hará caer al Gobierno francés al sumarse a la moción de censura de la izquierda
INTERNACIONAL
El primer ministro, Michel Barnier, hizo concesiones a la ultraderecha hasta el último momento
03 dic 2024 . Actualizado a las 22:15 h.Ya lo había anunciado a primera hora de este lunes el presidente de la Agrupación Nacional (RN por sus siglas en francés), Jordan Bardella: que, «salvo milagro», sus diputados votarán a favor de una moción de censura contra el Gobierno. Pero el milagro no se produjo y el primer ministro Michel Barnier se vio obligado a recurrir al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar la ley de financiación de la Seguridad Social sin someterla a votación parlamentaria, exponiendo así a su Ejecutivo a una moción de censura.
«A partir de ahora, cada diputado debe asumir sus responsabilidades, yo asumo las mías», indicó Barnier en la Asamblea Nacional. «Ahora les corresponde decidir si nuestro país se dota de presupuestos responsables, indispensable y útiles para nuestros ciudadanos, o si nos adentramos en territorio desconocido», señaló, antes de llamar a los diputados a dar prioridad «al futuro de la nación» por delante de «intereses particulares». Hasta el último momento, hizo concesiones a la extrema derecha para evitar esta situación pero Marine Le Pen fue aumentando sus exigencias haciendo insostenible la acción del primer ministro.
Tras el anuncio del recurso al artículo 49.3, el Nuevo Frente Popular fue el primero en anunciar una moción de censura, tal y como le permite la Constitución. La diputada de la Francia Insumisa, Mathilde Panot, lamentó el «caos político» generado por el actual Gobierno y denunció el «deshonor total de los macronistas» por haberse plegado a un «mercadeo con la Reagrupación Nacional». Pero los votos de toda la izquierda reunida, incluidos los ecologistas, no pesan lo suficiente como para tumbar al Gobierno. Para lograrlo es imprescindible el apoyo de la extrema derecha.
Las intenciones del RN no se hicieron esperar. Le Pen salió a la sala de los Pasos Perdidos de la Asamblea, para confirmar que también su partido había depositado una moción de censura y que estaba dispuesto a votar todas las que se presentaran. La líder ultraderechista acusó a Barnier de no «responder a la petición de los once millones de votantes del RN», pese a ser unas exigencias «razonables.
En los últimos días Barnier multiplicó las concesiones a Le Pen: desde renunciar a aumentar el impuesto a la electricidad a reducir la ayuda médica a los inmigrantes ilegales o abandonar la disminución del desembolso de medicamentos prevista en los nuevos presupuestos. Pero todo seguía siendo insuficiente para la líder del RN que en el último momento ha pedido a Michel Barnier que renuncie a contener la revalorización de las pensiones, lo que ha desembocado en el recurso al artículo 49.3.
El primer ministro alertó contra las «turbulencias graves» en los mercados financieros si no se votan las leyes presupuestarias, pero Le Pen pidió a los franceses «que no se crean la comunicación catastrofista que emplea el Gobierno para intentar salvarse».
Como dice Bardela, «salvo milagro», el miércoles, los 193 diputados de la izquierda y los 140 de la ultraderecha tumbarán al Gobierno y Barnier se convertirá en el primer ministro más breve desde la Segunda Guerra Mundial. La pelota estará en el tejado de Emmanuel Macron, que tendrá que buscar un nuevo Gobierno en una situación caótica y con una enorme presión financiera.