La justicia portuguesa da la razón a los militares que habían sido condenados por desobediencia a una orden

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Exhibición de la Marina portuguesa a orillas del río Duero a su paso por Oporto.
Exhibición de la Marina portuguesa a orillas del río Duero a su paso por Oporto. B. Suárez

Trece marineros se negaron a zarpar, alegando que el barco era una «bomba de relojería»

20 dic 2024 . Actualizado a las 19:49 h.

En marzo de 2023, trece militares portugueses, parte de la tripulación del navío NRP Mondego, se negaron a embarcar para cumplir una misión, alegando que el barco no cumplía las condiciones de seguridad mínimas. Uno de ellos era el comandante de la embarcación, que asumió ante la tripulación no sentirse cómodo en zarpar, dadas las limitaciones técnicas y las condiciones meteorológicas. La Marina les acusó de «no cumplir sus deberes militares, usurpar funciones, competencias y responsabilidades no inherentes a los puestos y cargos respectivos». Solo dos semanas después, el barco tuvo que abortar una misión en las aguas de Madeira, debido a una avería.

Ya en junio del mismo año, los militares fueron acusados formalmente por «desobediencia a una orden», que en el código militar no es lo mismo que insubordinación. En un comunicado, la defensa de los marineros argumentó que las acusaciones pecaban de “omisión de hechos relevantes, distorsión de la realidad y adulteración de pruebas para ocultar el papel de la jerarquía de la armada” y aseguraron que el barco era una “bomba de relojería”.

Ahora, el Tribunal Central Administrativo Sur anuló las penas disciplinarias que la Marina había aplicado a los marineros, que consistían en una suspensión de entre diez y 45 días. La decisión de la Justicia se basa en el incumplimiento de varias reglas básicas en que la Marina incurrió durante el proceso, como haberles tomado declaración sin informarles de sus derechos y deberes o no haber sido confrontados con todos los indicios que se presentaban en su contra, lo que pudo haber obstaculizado su defensa.

Es decir, la sentencia de absolución no tiene nada que ver con la propia decisión de los marines. De hecho, una inspección elaborada por el Tribunal Marítimo, varios días después de los hechos, concluyó que el navío podía funcionar con seguridad, aun reconociendo «fisuras en la estructura», «falta de estanqueidad», «dificultades de desagüe de la sala de máquinas» e «incapacidad de separación de aguas y aceites», según recoge el diario Público. La Marina ha dicho que recurrirá la decisión.