Trump intenta congelar miles de millones de dólares en subvenciones y ayudas públicas y un juez lo frena

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Trump y su portavoz, Karoline Leavitt, anuncian a los periodistas en el Air Force One las últimas órdenes ejecutivas.
Trump y su portavoz, Karoline Leavitt, anuncian a los periodistas en el Air Force One las últimas órdenes ejecutivas. Elizabeth Frantz | REUTERS

Su objetivo era no financiar a todo lo que entre en conflicto con su ideología. Otras medidas son impedir servir en el Ejército a los transgénero y despedir a los funcionarios de Justicia que lo investigaron

29 ene 2025 . Actualizado a las 12:56 h.

Donald Trump sigue en su tarea dar la vuelta al legado de Joe Biden. En dos días, el presidente ha firmado una nueva tanda de órdenes ejecutivas con las que ha despedido a los funcionarios de Justicia que participaron en las investigaciones federales contra él, ha introducido una reforma del Ejército y ha intentado congelar de golpe el pago de programas del Gobierno. Una serie de cambios que buscan adaptar a EE.UU. a su ideología por la vía rápida.

La decisión anunciada este martes de congelar miles de millones de dólares en subvenciones, ayudas y préstamos para programas federales y que podría afectar a programas esenciales de los que dependen millones de estadounidenses fue frenada anoche por un juez que ordenó bloquear el plan. Trump justifica su orden bajo la máxima de detener el «despilfarro» que asocia a todos los fondos federales destinados a «la equidad marxista, la transexualidad y las políticas de ingeniería social del nuevo pacto verde». Según Karoline Levitt, portavoz de la Casa Blanca, el objetivo es «asegurar que cada céntimo que sale por la puerta no está en conflicto con las órdenes ejecutivas y las acciones» de Trump.

El fin de los fondos también afecta a los destinados a la ayuda exterior y a oenegés, y acaba así con las donaciones vitales para países pobres como los medicamentos contra enfermedades como el sida o la malaria.

Los abogados despedidos de Justicia formaron parte del equipo de Jack Smith, el fiscal especial al cargo de las dos investigaciones federales sobre Trump en relación al asalto al Capitolio y los documentos clasificados encontrados en Mar-a-Lago. Según el fiscal general en funciones, James McHenry, el Departamento de Justicia no confía «en que estos funcionarios asistan de buena fe en la implementación de la agenda del presidente». Jack Smith optó hace días por dimitir antes de que lo cesaran.

El lunes, el magnate acometió una reforma de las Fuerzas Armadas que tiene como objeto borrar cualquier rastro de lo que dicen que es ideología woke. Así, decretó la readmisión de todos aquellos que fueron despedidos o apartados del servicio militar por su negativa a vacunarse del covid. Recibirán, además, pagos retroactivos por el tiempo que han pasado fuera del puesto.

Las órdenes del presidente habilitan también al Departamento de Defensa a impedir a las personas transgénero servir en el Ejército. Una medida sobre la que el nuevo jefe del Pentágono, Pete Hegseth, se declaró a favor en varias ocasiones. Según dice la orden, «la afirmación de un hombre de que es una mujer, y su requerimiento de que otros respeten su falsedad, es inconsistente con la humildad y el altruismo requeridos» a un soldado.

Así, los cambios forman parte de su intención manifiesta de borrar cualquier rastro de la Administración Biden de la legislación estadounidense. Con ese fin, otro de los decretos del lunes estableció la eliminación de todos los programas de diversidad, equidad e inclusión que afectan a las Fuerza Armadas.

Una Cúpula de Hierro

La última de las medidas estrella adoptadas por Trump para Defensa es desarrollar un sistema antimisiles inspirado en el modelo israelí, la Cúpula de Hierro. La orden ejecutiva firmada mientras volaba en el Air Force One, da un plazo de 60 días al Pentágono para presentar un proyecto. Sin embargo, hay dudas de que algo similar al domo antimisiles israelí se pueda implementar en EE.UU., un país con una extensión cuatrocientas veces mayor que la del Estado judío.