«El primer día de la primavera es una cosa y el primer día primaveral, otra diferente»
21 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«La primavera ha venido. Nadie sabe cómo ha sido». En ese sencillo pareado resumió Antonio Machado su admiración por un alumbramiento que resulta casi mágico. Es un milagro que se repite todos los años, pero que no deja de maravillarnos. El poeta tuvo especial devoción por la primavera, sobre todo por el recuerdo de aquellas que dejaron su huella en la obra Campos de Castilla, cuando era profesor de instituto en Soria, y que Machado calificó de humildes, místicas y también como un «sueño verde de la tierra fría». La primavera castellana sugería en verdad el soñar de unos terrenos que antes, en los crudos días del invierno, habían anhelado que llegasen los tiempos de vestirse con verdor y colores. La primavera trae vida. En el poema «A un olmo seco», Machado evoca «Al olmo viejo / hendido por el rayo / y en su mitad podrido» al que con las lluvias de abril y el sol de mayo le salieron algunas hojas nuevas, lo que él califica como un milagro de la primavera. El poeta estaba entonces profundamente enamorado, pero lleno de dolor por la enfermedad de su esposa, y en el poema termina suspirando: «Mi corazón espera / también, hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera».
Este otro milagro no ocurrió. Leonor Izquierdo fallecería entonces víctima de la tuberculosis, con 18 años, en lo que no en vano llamamos la primavera de la vida o la flor de la vida. Y que, como todas las flores, es efímera, aunque afortunadamente los avances de la ciencia médica eviten cada vez más aquellas muertes, siempre dramáticas, en edades primaverales. Lo habitual es el tránsito de la juventud a estaciones de la vida posteriores a una velocidad constante de sesenta minutos por hora, pero que a posteriori siempre nos parece que ha sido todo muy rápido, demasiado rápido. Es un tema que siempre gustó a los poetas. Por ejemplo, lo dejó muy bien escrito Garcilaso de la Vega en su soneto XXIII: «Coged de vuestra alegre primavera / el dulce fruto, antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre». Y no podemos dejar de evocar la «Canción de otoño en primavera» de Rubén Darío, con aquel famoso estribillo: «Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro... / y a veces lloro sin querer».
La cita del escritor Henry van Dyke sirve para recordarnos que esto de la fecha del comienzo de la primavera es algo convencional. Una cosa es el momento del equinoccio de marzo, un hito astronómico que este año tuvo lugar ayer, día 20, a las 17.15 horas de nuestros relojes, y otra los cambios meteorológicos y fenológicos que asociamos con la estación intermedia entre invierno y verano. El equinoccio, como su nombre indica, se manifiesta en que el día tiene igual duración que la noche y en que en esa jornada el sol sale exactamente por el este y se pone por el punto del oeste en el horizonte, pero el comienzo de la estación primaveral se estima según las diferentes tradiciones de los países. No es solamente que en el hemisferio sur tengan la primavera a partir de septiembre, sino que en el hemisferio norte también tenemos distinto criterio, que depende sobre todo de la latitud. Es curioso el caso de Suecia, en donde los meteorólogos definen el comienzo de la primavera cuando por primera vez en el año la temperatura diurna media es superior a cero grados durante siete días consecutivos. O sea que la fecha varía en cada lugar, dependiendo de la latitud y la elevación sobre el nivel del mar. Aquí no somos tan diversos, y acabamos de comenzarla todos juntos. ¡Que la disfrutemos, pues! Tempus fugit, carpe diem (et memento mori)!
Palabras con historia
Las flores primaverales no lucen siempre
Quinto Horacio Flaco (65-8 antes de Cristo)
El primer día de la primavera es una cosa y el primer día primaveral, otra diferente. Frecuentemente la diferencia entre ellas es de más de un mes
Henry Van Dyke (1852-1933)
Hay algo infinitamente reparador en el reiterado ritmo de la naturaleza: la garantía de que tras la noche llega el amanecer, y de que tras el invierno viene el tiempo primaveral
Rachel Louise Carson (1907-1964)
Lluvia primaveral: ¡pobre de aquel que nada escribe!
Yosa Buson (1716-1784)
Atardecer primaveral. ¿Qué lee el hombre que no tiene mujer?
Masaoka Shiki (1867-1902)
Cómo hablaros del otoño cuando tengo todavía en el oído esta agria flauta primaveral que me llena la boca de agua
Paul Claudel (1868-1955)
actividades
1. Lee el poema completo de Machado «A un olmo seco». Haz un resumen del tema que plantea y analiza la estructura del texto. Fíjate en todos los adjetivos que usa el poeta.
2. Machado escribió ese poema en mayo de 1912, y Leonor falleció el 1 de agosto. Hoy seguramente no moriría, pero la tuberculosis sigue siendo la enfermedad infecciosa más temible. Por decisión de la OMS, el 24 de marzo se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Tuberculosis, conmemorando que fue en esa fecha de 1882 cuando Robert Koch anunció el descubrimiento del bacilo que la causa. Haz un estudio histórico de los tratamientos empleados contra esa enfermedad a lo largo del siglo XX.
3. En el cuadro «Alegoría de la primavera» hay nueve personajes mitológicos. Además de la diosa Flora figuran el viento Céfiro, la ninfa Cloris, la diosa Venus, Cupido, las tres Gracias (Castitas, Voluptas y Pulchritudo) y Mercurio. Identifica en el lienzo cada uno de ellos. Imagínate que quisieras expresar con esa imagen la situación política en España. ¿A quién atribuirías cada uno de los personajes?
4. En una salida al campo, haz una recolección de flores silvestres, para confeccionar un herbario. ¿Cuántas distintas eres capaz de encontrar? Con ayuda de un catálogo, ¿cuántas eres capaz de identificar? Haz una descripción de la que te haya resultado más sorprendente.