El dulce local compartió recinto ferial con talleres artesanos y con otros productos de la Ribeira Sacra Cientos de personas aprovecharon el buen tiempo y el reclamo de las roscas para visitar Sober durante la jornada de ayer. La quinta edición de la Feira da Rosca de Sober discurrió en medio de una importante presencia de público y un fuerte calor. Los asistentes tuvieron ocasión de degustar, como ya es tradición en esta convocatoria, una rosca de gran tamaño elaborada con la participación de todos los rosqueiros del municipio. En la muestra hubo espacio también para la artesanía local.
12 ago 2000 . Actualizado a las 07:00 h.Numeroso público acudió a Sober para participar en la Feira da Rosca de Sober, un certamen que este año alcanzó su qinta edición. El recinto de la feria estuvo abierto durante toda la mañana, pero comenzó a llenarse hacia el mediodía. Pasadas las doce comenzó la degustación gratuita de la gran rosca preparada para la ocasión. Troceada en cientos de pedazos y acompañada de queso, fue repartida entre los asistentes. El recinto de la feria se encontraba, como en las cuatro ediciones precedentes, en la Praza do Concello. Junto a los puestos de los cinco rosqueiros que participaron en la oranización, fueron instalados otros de artesanía local y de otros productos de Sober y del resto de la Ribeira Sacra. Los responsables municipales apoyan la celebración de esta feria no sólamente como una convocatoria lúdica. Como resaltó la alcaldesa, Raquel Arias, en los días previos al certamen, para el Ayuntamiento, la Feira da Rosca es sobre todo un vehículo de promoción económica. La animación que vivó Sober por la mañana con la quinta Feira da Rosca se trasladó por la tarde a Doade, donde se celebró la inauguración oficial de la recién rehabilitada capilla parroquial. Al acto acudieron decenas de vecinos, así como representantes municipales y del obispado.