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Una feria con 10 años de éxito

Noelia Somoza MONFORTE

LEMOS

Crónica | Un dulce original Un año más, los panaderos de la muestra de Sober no se comieron ni una rosca porque las vendieron todas

12 ago 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

La feria de la rosca de Sober lleva diez años realizándose y desde sus comienzos han variado la procedencia de los stands , el público o la climatología, pero lo que no ha cambiado ha sido el éxito de ventas de las roscas. A las diez de la mañana se procedió al tiro de bombas de palenque en homenaje a la Décima Feira da Rosca de Sober, hora en la que también tuvo lugar la apertura de los stands. Minutos después las colas no cesaban de crecer porque: «Si no vienes temprano puede que te quedes sin rosca», dice Josefa Rodríguez, habitual visitante de esta feria. Y así sucedió. Pasadas las doce de la mañana, los rosqueros se muestran satisfechos con el éxito de las ventas. La charanga Unión Monfortina amenizó la mañana minutos antes de la degustación popular de la rosca. Ésta tuvo lugar en la Plaza del Ayuntamiento y diceisiete fueron las bandejas de roscas, acompañadas con queso, que pudieron degustar los visitantes. La alcaldesa y doce personas eran las encargadas de repartir entre el público el preciado dulce, que se agotó en diez minutos. La rosca está elaborada con harina de trigo, huevos, azúcar y azafrán natural. Es precisamente este color amarillo fuerte que le da este condimento, lo que caracteriza a la rosca de Sober. La cocción se realiza en hornos de leña, lo que le proporciona un sabor especial. Esta producción juega con el contratiempo de la capacidad limitada: «Las hacemos el día antes, y traeríamos más porque se venden bien, pero no es posible por la capacidad del horno», dice José Pérez. Productos variados En esta edición los visitantes tuvieron la posibilidad de adquirir miel del Cañón do Sil, cerámica de Gundivós, Bicas de Trives o queso de Friol, entre otros. En opinión de Eduardo Álvarez, vendedor de miel del Cañón del Sil, la feria vende menos que otros años porque estamos sufriendo una crisis económica. Ochenta kilogramos fue la mercancía que puso a disposición de los compradores, pero a las doce y media mañana sólo había vendido poco más de la mitad: «Este año, las ventas de miel son muy flojas». Otra caseta característica de todos los años es la de Mari Paz, donde los visitantes pueden adquirir queso de Friol. A las doce de la mañana se mostraba muy contenta porque llegó con 250 quesos y sólo le quedaban cincuenta por vender. Rocío Rodríguez, encargada de uno de los puestos del pulpo, señala que «es frecuente terminar la mañana saboreando el plato típico gallego», y para la cocasión puso a disposición de los consumidores 120 kilogramos de pulpo.