«Noruega se opone a que el atentado cambie su sociedad»

b. couce, a. bruquetas FERROL / LA VOZ

LEMOS

26 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El contrato firmado en diciembre del 2000 entre el Ministerio de Defensa de Noruega y los astilleros públicos españoles para la fabricación de cinco fragatas, que se construyeron en Ferrol, tendió puentes empresariales, culturales y sociales entre los dos países y trajo a la comarca ferrolana a decenas de militares que participaron durante más de una década en esta obra. El pasado 18 de enero, Navantia Ferrol entregó el último de los buques y comenzó el desmantelamiento de la colonia nórdica en Ares, municipio en el que residieron la mayoría de los marinos con sus familias. Christian Mark es uno de los dos únicos oficiales que mantiene la Armada nórdica en la urbe naval para cerrar las últimas tareas vinculadas al programa, por lo que vivió el doble atentado a su pueblo a miles de kilómetros de su país.

-Durante once años, la presencia de noruegos en Ferrol fue constante, aunque el programa ya finalizó y el grueso de la delegación ya regresó a su país. ¿Cuánto tiempo lleva en la zona y cuáles son los trabajos de los que se ocupa?

-Llevo viviendo aquí, en Ares, cinco años, con mi mujer y mis dos hijos. En estos momentos ya solo permaneceremos en Ferrol dos militares, que estaremos hasta diciembre, ocupándonos de las últimas tareas de seguridad y calidad del programa.

-Los ataques al corazón de Oslo y a la isla de Utoya supusieron una gran convulsión internacional. ¿Cómo lo percibió?

-Fue un golpe muy fuerte. Desde el momento en que me enteré empecé a seguir lo que estaba ocurriendo, las noticias, por Internet. Eso me permitió tener en poco tiempo un conocimiento bastante aproximado de lo que estaba pasando.

-En su caso, se suma el hecho de vivir en España, alejado del día a día de su país.

-Es duro vivir este tipo de tragedias desde fuera. Me quedé impactado. Es, sin duda, una de las peores catástrofes de la historia de Noruega.

-¿Creyó que un suceso de las características del doble atentado perpetrado por el ultraderechista Anders Behring Breivik podría suceder en algún momento en su país?

-No. Jamás. Noruega es un sitio muy tranquilo para vivir, con una sociedad pacífica, abierta y pequeña. Hay cinco millones de habitantes, es decir, una población similar a la gallega y por las calles, a diferencia de lo que sucede en España, apenas se ve policía patrullando. Además, allí los políticos tienen un contacto más directo con los ciudadanos, algo que percibo no ocurre de la misma manera aquí.

-¿Considera que después de lo sucedido el pasado viernes cambiará algo de esa mentalidad tan abierta de la sociedad noruega?

-Es una pregunta difícil de responder todavía. Podría ser. Aunque por las noticias que me llegan de Noruega creo que la gente no quiere que eso ocurra. Pienso que el país se opone a que el atentado cambie su modelo social. Eso supondría abrir la puerta a que el terrorismo gane su batalla.

-¿Le han llegado testimonios directos de afectados por el doble atentado?

-No. Yo no tengo familia en Oslo, ya que somos de Bergen, pero, por lo que me cuentan, todo el país vive conmocionado por la tragedia.

christian mack oficial de la marina nórdica destinado en ferrol

«Es una de las peores catástrofes de la historia de Noruega»