La N-120 seguirá cortada ante el peligro de derrumbe de una pérgola
04 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Después de cuatro semanas de rumores y habladurías, los afectados por el corte de la N-120 ya tienen las esperanzas puestas en Papá Noel o en el Apalpador (según la figura en la que crean). Será para entonces que el desvío por Sobradelo será únicamente una opción para los quieran entrar o salir de Galicia por Valdeorras. Hasta entonces, es la mejor alternativa -hay otra por Rubiá, pero solo recomendable para fines turísticos y armándose de paciencia-, y no quiere decir que sea buena. Pero es la que hay, así que toca aprovisionarse de buen humor y concentración al volante para enfrentarse a una carretera estrecha y sinuosa en la que, además, se han podido ver algunos desprendimientos de roca.
Las siete semanas que restan hasta que los niños empiecen las vacaciones escolares -según los datos aportados por el subdelegado del Gobierno en Ourense, Roberto Castro, se prevé su reapertura para la campaña navideña- se emplearán en reforzar los arcos de la pérgola de entrada al túnel de La Barosa, para después demoler la parte afectada y rehacerla. Ese es el problema. No hay daños estructurales en el túnel ni tampoco en uno de los puentes que hay entre los túneles, según confirmaba Castro, acallando así las voces surgidas en sentido contrario en los últimos días.
Los daños en la pérgola son de tal importancia que la estructura amenaza derrumbe, según han constatado los técnicos tras estas cuatro semanas de pruebas, en las que ya se han iniciado las labores de sostenimiento provisional de la estructura mediante puntales de alta capacidad para impedir el colapso. Ahora queda todavía mejorar la cimentación de los diez arcos de la estructura dañados, reforzarlos por la parte exterior, desmontar la zona dañada y reconstruir los arcos mediante encofrado, barras de unión y hormigonado. Un trabajo para el que el Ministerio de Fomento ha destinado una partida cercana al millón de euros.
En la reunión para explicar los plazos, desde el sector empresarial se pidió una apertura parcial del túnel -un carril o, al menos, unas horas durante la noche-, opción que fue descartada ante el peligro de derrumbe. «No se puede abrir, porque hay un riesgo evidente, según nos dicen los técnicos», apuntaba Castro, quien defendía que lo importante es «garantizar la seguridad». En esa misma reunión incluso llegó a proponerse la demolición de la pérgola, después de constatarse que la montaña no presenta problemas de derrumbe y tampoco está afectado el túnel. Esta opción fue rápidamente descartada. Cumple la doble función de retener posibles desprendimientos de roca y evitar el deslumbramiento del conductor por el sol al salir del túnel en dirección León.