La noticia llega en vísperas de la protesta que organiza la oposición
19 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El agua de la traída municipal de Bóveda vuelve a ser potable y puede consumirse de nuevo «sen restricción ningunha». Lo anunció ayer el alcalde, José Manuel Arias, que asegura que los últimos análisis demuestran que la contaminación por hierro, manganeso y arsénico ha remitido hasta niveles compatibles con los parámetros de calidad que establece la normativa sanitaria actual. La noticia pone fin a veinticinco días de restricciones y justo en vísperas de que la concentración vecinal de protesta frente al Ayuntamiento que decidió convocar el BNG y que el PSOE secunda.
En vista de los resultados de los análisis efectuados en los últimos días, el Gobierno municipal considera que «os problemas que afectaron á calidade da auga nas últimas semanas están resoltos». Mediante un comunicado difundido a última hora de la mañana de ayer, el Ayuntamiento anunció el levantamiento de las restricciones al consumo que se aplican desde el 24 de septiembre. Aquel día, la Consellería de Sanidade avisó de que la concentración de determinados minerales en el agua era excesiva.
Con color y olor
El agua llevaba ya un tiempo llegando a las casas con coloración, y en ocasiones también con olor. El problema había sido denunciado públicamente por el PSOE y por el BNG, los grupos que forman la oposición municipal en Bóveda. En abril, el PSOE pidió formalmente al alcalde la puesta en marcha de una comisión municipal para hacer un seguimiento del problema y explorar posibles soluciones. La Confederación Hidrográfica Miño-Sil acababa de advertir al Ayuntamiento de O Incio que la contaminación por cianobacterias habitual en los últimos años en el embalse de Vilasouto había rebrotado de nuevo y que los pueblos de ese municipio que consumían agua de ese tramo del río Mao debían dejar de hacerlo.
Los análisis efectuados en el embalse revelaban niveles peligrosos de toxinas provocadas por la acumulación de cianobacterias muertas. Hasta finales de septiembre, Bóveda se había librado gracias a que su traída no tomaba el agua en la superficie del embalse, la zona en la que en un principio se concentraba la contaminación.
Durante el último mes, los responsables municipales intentaron buscar una solución al problema de diferentes formas. Por un lado, vaciaron los depósitos de agua y los limpiaron. También se reunieron con técnicos para explorar la posibilidad de acometer obras de urgencia para disponer de agua limpia. La limpieza de los depósitos no dio resultado, y las posibles alternativas para obras de urgencia se desecharon por su coste y sus riesgos técnicos.
En vista de ello, el Ayuntamiento lo fio todo a que la bajada de las temperaturas y la lluvia acabase limpiando el agua en el embalse de Vilasouto, como finalmente parece haber ocurrido. Para cuando las temperaturas vuelvan a subir, en el Ayuntamiento y en la Xunta confían en que esté construido el nuevo sistema de captación de la traída, que llevará agua del río Viloira hasta la potabilizador. La conducción desde Vilasouto se mantiene, pero con la posibilidad de cerrarla si surgen problemas.