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Cien años de la «guerra» del retablo gótico de Monforte

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

CEDIDA

La venta de un cuadro de Van der Goes causó un gran escándalo hace un siglo

08 dic 2013 . Actualizado a las 07:10 h.

Hace ahora un siglo, en Monforte se vivían momentos de gran tensión e indignación. En octubre de 1913, un real decreto autorizó de forma definitiva la venta a un museo alemán -el Kaiser-Friedrich-Museum de Berlín- del cuadro Adoración de los Reyes, del gran pintor flamenco Hugo van der Goes, guardado hasta entonces en el Colegio de la Compañía. La venta de esta obra venía causando desde hacía más de tres años una enorme polémica y entre los vecinos de Monforte fue sentida como un ultraje público.

Según se cree, el cuadro fue adquirido por el fundador del colegio monfortino, el cardenal Rodrigo de Castro, en un viaje que hizo a Flandes en 1558. Todo indica que el cardenal, muerto en 1600, legó esta obra al colegio creado por él, que sería regentado por los jesuitas hasta 1767. Allí estuvo guardada durante mucho tiempo sin que nadie reparase en su valor, aunque aparece mencionada en varios documentos de los siglos XVIII y XIX. En 1872 comenzó a llamar la atención de los expertos y la Comisión de Monumentos de Lugo señaló su existencia a la Real Academia de San Fernando. En esa época, el profesor lucense Bartolomé Teijeiro sugirió que la pintura podía ser una obra desconocida de Rubens.

Pero habría que esperar hasta 1909 para que la obra fuese atribuida definitivamente a Van der Goes. A ello contribuyó especialmente el historiador y crítico monfortino Antonio Méndez Casal, que pidió la opinión de varios expertos internacionales.

Subasta polémica

La venta fue negociada en 1910 después de una subasta pública que el historiador José Antonio Gaya Nuño calificó como «simulacro» y «comedia». El precio fijado para el cuadro fue de 1.262.800 pesetas, toda una fortuna en la época. El patronato del colegio -formado por la orden escolapia y Casa de Alba, heredera del condado de Lemos-, quería destinar este dinero a rematar el monumental edificio, que entonces aún tenía algunas partes inacabadas.

Pero el acuerdo de venta tardó mucho en llevarse a cabo debido al tremendo alboroto que desató. El asunto fue debatido en las Cortes y en la larga polémica, entre otras muchas personas, tomaron parte el primer ministro José Canalejas y los ministros Julio Burell y Álvaro Figueroa, conde de Romanones.

En 1913 se abrió una suscripción pública para comprar el cuadro e impedir su marcha a Alemania, pero solo se reunieron 76.000 pesetas, aunque entre los donantes estuvieron los pintores Ignacio Zuloaga y Joaquín Sorolla, el escultor Mariano Benlliure, la escritora Emilia Pardo Bazán y el filólogo Ramón Menéndez Pidal.

Después de la autorización definitiva de la venta, los vecinos de Monforte no se resignaron y llegaron a organizar guardias nocturnas para vigilar el Colegio de la Compañía e impedir la salida del cuadro. Pese a toda esta resistencia, la Adoración de los Reyes acabó por ser sacado del edificio y enviado al puerto de Vigo a principios de enero de 1914. La tradición local dice que la obra fue llevada ocultamente en medio de la noche, usando un carro de bueyes, hasta la estación de Canaval, en Sober. Se cuenta también que en la ciudad estuvo a punto de estallar un motín. Eso no llegó a suceder, pero la indignación se mantendría viva durante mucho tiempo.