Respuestas para manejar una fortuna

La Voz

A CORUÑA CIUDAD

19 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Recibir de repente 40 millones de euros suena apetecible, pero supone una carga muy difícil de gestionar. Empleados de banca y asesores financieros consultados por este diario -y que prefieren no desvelar sus nombres- dan pistas de lo que puede estar haciendo este nuevo multimillonario.

¿Por qué no lo ha cobrado aún?

Eso solo lo sabe él. Ahora bien, que no lo haya cobrado no quiere decir que ande con el décimo en el bolsillo o lo guarde en un cajón en su casa. Puede haberlo depositado ya en un banco con la orden de congelar el cobro hasta estudiarla mejor manera de recibir el dinero. Lo que no parece probable es que lo haya guardado en una caja bancaria de alquiler como se hace con documentación importante, joyas o cualquier otro objeto valioso. Ningún banco admitiría guardar de esta manera nada que esté valorado en 40 millones. No habría seguro que avalase tal operación. Por tanto, tendría que declarar un valor muy inferior. Pero en ese caso se arriesgaría a perder una fortuna en caso de robo

¿Se puede repartir un premio de esta envergadura?

Sí. De hecho, eso podría explicar que el décimo no haya sido aún canjeado. Si lo cobra primero y después lo reparte, Hacienda trataría la operación como una donación. Tanto el donante como los receptores tendrían que pagar porcentajes que en algunos casos se aproximan al 30% del valor total. Hay formas de reducir el impacto fiscal de una decisión así. Por ejemplo, que el dueño del décimo abra una cuenta compartida con las personas con las que quiere repartirlo e ingrese directamente ahí los cuarenta millones. Pero tiene que hacerlo antes de cobrar el décimo. En principio, todos los titulares figurarían como propietarios del boleto y se repartirían lo que vale a partes iguales.

¿Cómo se negocia el ingreso de tal cantidad de dinero en un banco?

Lo recomendable es tratar directamente con la llamada banca privada, el departamento que todas las entidades financieras tienen para tratar con clientes que manejan mucho dinero. En A Coruña tienen delegación de banca privada la mayoría de las marcas que operan en España. Estos clientes especiales tienen acceso a productos financieros que los titulares de cuentas bancarias normales no pueden contratar ni siquiera pidiéndolo expresamente. Los empleados de las oficinas no tienen acceso a la gestión de esos productos. Los clientes de la banca privada reciben asesoramiento personalizado -aunque el nivel de personalización depende también del número de millones que manejen- y en función de esa información deciden qué grado de riesgo quieren para sus inversiones.

¿Cómo preservar el anonimato?

Un asesor financiero consultado es tajante: «Lo primero que yo haría si no quiero que se sepa es cambiar mi residencia fiscal de Monforte a una gran ciudad, donde estos movimientos de dinero pasan más desapercibidos». Para eso, el nuevo millonario solo tendría que comprarse una vivienda fuera y poner allí su domicilio a efectos de fiscalidad. En todo caso, la ley protege la confidencialidad de los datos bancarios y fiscales. Otra cosa es que eso sea más fácil en Madrid que en Monforte.

¿Es preferible vivir de rentas o mover el dinero e invertirlo?

Eso depende de las aspiraciones, el carácter y los conocimientos del nuevo millonario. «Si es una persona acostumbrada a gestionar empresas y tiene una idea clara -explica un asesor fiscal-, podría ampliar su negocio o emprender uno nuevo». Esa sería prácticamente la única manera de que esos cuarenta millones (la tercera parte de todo el gordo del Niño) repercutan de forma significativa en la economía local.