
El municipio celebra hoy su Feira da Rosca con solo cuatro elaboradores en activo
12 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.En Sober se repartirán hoy unas 2.000 raciones de rosca con queso. La Feira da Rosca, tan popular en el municipio, pretende dar visibilidad a los principales productos de la zona de la Ribeira Sacra y, en especial, a la tradicional rosca. El oficio de estos reposteros tiene una larga historia que en tiempos suponía un importante complemento para la economía local. Pero hoy en día podría decirse que está prácticamente en vías de extinción.
En esta vigésima edición de la feria participaran cuatro rosqueiros que cocerán una media de doscientos postres cada uno. El relevo generacional del oficio es lo que más preocupa. Prueba de ello es que veinte años después de la primera edición de la feria, solo uno de los cinco rosqueiros que tomaron parte continúa con vida. ¿Estamos ante un oficio con fecha de caducidad?
La tradición, seña de identidad
«A tradición rematará cando acabe a xente nas aldeas por culpa do despoboamento», indica Moncho Álvarez, uno de los rosqueiros que participa en esta edición. Este vecino de Millán, una parroquia con una larga tradición rosqueira, empezó hace cinco a hacer roscas para la feria. «O veciño que as facía antes xubilouse e como a min me gusta moito comelas, e non había ninguén que as fixese, a miña muller e eu comenzamos a facelas para amigos», explica.
Mari Carmen Álvarez, hermana de Moncho Álvarez, es otras de las rosqueiras que amasará y cocerá para la feria de este año, en la que participa desde hace cuatro. Su postura es diferente a la de su hermano: «Yo creo que no es un oficio que vaya a desaparecer, o por lo menos quiero creer eso. Ahora somos cuatro panaderos y hay muchos años de tradición».
María del Mar Piñeiro y Óscar Fernández son una pareja que también colaborará haciendo roscas para la feria. Con sólo 35 y 36 años se apoyan en su juventud para pensar que el oficio no desaparecerá. «Parece que la gente jóven está tomando las riendas», asegura Óscar Fernández.
En lo que sí que coinciden los tres es en que las ventas han aumentado en los últimos años, sobre todo por la publicidad que se le hace a la feria, con un alto éxito de convocatoria. En la actualidad los rosqueiros soberinos solo cuecen por encargo y en fechas señaladas. «Todo negocio é bo -asegura Moncho Álvarez--se hai a quen venderlle o produto». En los meses de verano, estos artesanos suelen cocer con más frecuencia para fiestas y ferias pero, al margen de estos casos, otros rosqueiros repartidos por todo el municipio ya solo cuecen para su propio consumo.
Mari Carmen Álvarez ha sabido sacarle una buena salida a sus roscas. Las suministra a varios supermercados de Monforte porque, ya que, tal y como dice, «es un producto que gusta». Al igual que su hermano, que también colabora endulzando la Feira do Viño. «Sí que se nota que ahora hay más medios para movernos y poder colocar las roscas», comenta Óscar Fernández que vende roscas en la panadería familiar junto con otros productos como pan artesanal.