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«Beso los pies de su Excelencia»

francisco ruiz aldereguía MONFORTE

LEMOS

Monumento al séptimo conde de Lemos en la plaza de la Compañía de Monforte.
Monumento al séptimo conde de Lemos en la plaza de la Compañía de Monforte. alberto lópez < / span>

Hoy hace 400 años que Cervantes le dedicó el «Quijote» al conde de Lemos

31 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En tal día como hoy, hace cuatrocientos años, un escritor que ya había alcanzado notable prestigio pero poco dinero en la bolsa, dedicaba a un grande de España las siguientes letras: «?dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas para ir a besar las manos de Vuestra Excelencia?.». Tenía el novelista prisa en hacer llegar a su mecenas y protector su nueva obra relatando las aventuras de un tronado hidalgo castellano, que ahora en esta segunda parte aparecía como El Ingenioso caballero don Quixote de la Mancha; la dirigía al virrey de Nápoles don Pedro Fernández de Castro, conde de Lemos, a más de otros grandes títulos.

Si don Quijote iba a besar las manos de tan insigne señor, su genial inventor terminaba tal dedicatoria con un: « ?y yo los pies, como criado que soy de Vuestra Excelencia». Y firmaba: «De Madrid, último de octubre de 1615. El criado de VE, Miguel de Cervantes Saavedra». Antes de que pasaran seis meses de esta dedicatoria, el escritor le volvería a escribir despidiéndose con sublime sencillez: «?Puesto ya el pie en el estribo, / Con las ansias de la muerte, / Gran señor, ésta te escribo?».

Fue lo último que escribió. Tres días más tarde, Cervantes emprendía su postrer viaje.

Criado de noble casa

Ser criado de noble casa, besar las manos y los pies de un gran señor, contarse entre los protegidos de un mecenas son cosas que en el siglo XXI las interpretamos como humillaciones de un régimen estamental caduco. Ni para Miguel de Cervantes ni para el titular de la casa de los Castro era así. La fidelidad y la protección eran los valores en juego que cuidaban con esmero. Y no es este el lugar para explicar el profundo significado de aquello de: «?que buen vasallo fuere, si buen señor tuviere».

Sin embargo, nosotros, hoy sí podemos percibir en estos escritos el agradecimiento y la deuda moral y afectiva con la persona que presta la ayuda esencial para cubrir las esperanzas del otro. Es decir, el agradecimiento al benefactor. Una palabra que entra en el oscuro terreno de lo políticamente incorrecto, quizá hoy yo debiera haber escrito: el sponsor o el patrocinador. Pero el propio Cervantes no tenía reparos en señalar: «?tengo en Nápoles al grande conde de Lemos, que me sustenta, me ampara y hace más merced de la que yo acierto a desear».

Algo le toca a Monforte

La fama universal de don Quijote, Cervantes y su obra maestra traspasó las fronteras de lo imaginable, resultando que el nombre del conde don Pedro Fernández de Castro, séptimo en su linaje de Lemos, quedó vinculado para siempre a la cumbre de la literatura. Es decir, el mecenas quedó como deudor de su protegido en el parnaso de los escritores. En este ascenso de nuestro conde al Olimpo de los inmortales algo le toca de esa gloria a la capital de los estados patrimoniales de los Lemos: la ciudad de Monforte y sus moradores. Se habla del «ser tocado por los dioses».

aniversario de una obra universal

Una buena ocasión para tributar el homenaje y el agradecimiento

Rendir homenaje, respeto, cortesía, cumplido, consideración, afecto y otras muchas deferencias que pudieran decirse a esta feliz coincidencia es una obligación ética y estética de los vecinos de las Terras de Lemos. Nobleza obliga. Por eso me congratula que el Concello de Monforte, algunas instituciones gallegas, asociaciones y particulares se sumen a este homenaje de las letras hispanas a los actos conmemorativos del cuarto centenario de la publicación del la segunda parte del Quijote en este año de 2015.

Valores que suman

La organización de unos actos culturales, literarios y académicos abiertos a todos, que ya están en marcha en el municipio de Monforte, son valores que suman a la grandeza de la literatura el gallego y el castellano que tanto monta, monta tanto.

Una dedicatoria emocionada al que fuera señor de estas tierras merece un rendido homenaje y un amable agradecimiento.