Negocia con la Xunta las ayudas de protección del paisaje que se pagan en Canarias
15 nov 2017 . Actualizado a las 23:50 h.La singularidad del paisaje vitícola sustenta las aspiraciones de Ribeira Sacra para llegar a convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Pero no se trata de un escenario moldeado por la naturaleza. Si los bancales están ahí es porque, en un territorio fuertemente despoblado y envejecido, aún hay quienes tienen en la viña una fuente de ingresos. Para los responsables de la denominación de origen, ese colectivo no puede quedar al margen de las medidas de protección en las que trabaja la Consellería de Cultura. La contrapartida que plantea el consejo regulador es una ayuda anual de 1.200 euros por hectárea para los viñedos incluidos en la delimitación de Bien de Interés Cultural (BIC).
La petición del consejo regulador de Ribeira Sacra tiene precedentes en otras zonas europeas donde también se mantiene la denominada «viticultura extrema». En España existe una línea de subvenciones por protección del paisaje en las islas Canarias, de hasta un máximo de 1.650 euros anuales por hectárea de viñedo. Se cubre con fondos europeos y una aportación menor del gobierno de esa comunidad, que reconoce así la trascendencia de la viticultura para la actividad turística.
«A Ribeira Sacra non pode verse como unha foto fixa. É unha paisaxe que hai que manter, que unicamente existirá mentres esta coidada», dice el presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez. La concesión de ayudas directas sería una forma de contribuir al mantenimiento de una actividad «da que se beneficia directa ou indirectamente todo o territorio». «A rendibilidade sustentou ata o de agora esta viticultura e tamén será clave para que teña futuro, pero hai moitos condicionantes que fan necesarios outros estímulos para que a xente non deixe as viñas», prosigue el responsable de la denominación.
Futura candidatura
La delimitación de la zona que será catalogada BIC con la categoría de Paisaje Cultural encaja con el mapa de la futura candidatura a Patrimonio de la Humanidad. Según la información que avanzó la Consellería de Cultura, serán en total 174 kilómetros cuadrados, mayoritariamente zonas de ribera del Miño y el Sil. El consejo regulador calcula que se verían afectadas en torno de 1.000 hectáreas de viñedo en bancales y fuerte pendiente. La línea de ayudas estaría abierta a toda esta superficie, con independencia de que las parcelas estén inscritas o no en la denominación de origen. «Todas contribúen a manter a paisaxe e poden estar dentro de denominación nalgún momento», apunta José Manuel Rodríguez.
El consejo regulador trasladó a Cultura sus propuestas con vistas a la declaración de Paisaje Cultural. La decisión final sobre las ayudas al viñedo en concepto de conservación del paisaje corresponde sin embargo a la Consellería de Medio Rural.
Una medida habitual en otras regiones europeas de viticultura extrema
La aplicación de las ayudas que se pusieron en marcha en Canarias es una vieja reivindicación del Cervim, organización europea que aglutina a las regiones europeas cuya viticultura tiene la consideración de extrema. Ribeira Sacra figura entre sus socios, pero nunca se benefició de incentivos que existen en el Valle de Aosta, la Cinque Terre o el Mosela. En este último caso, las subvenciones llegan a 2.000 euros por hectárea de viñedo y año.
La compensación de 1.200 euros que reclama el consejo regulador de Ribeira Sacra correspondería al tope que autoriza Bruselas con cargo de los fondos comunitarios para incentivar la producción agraria en condiciones desfavorables. Estados y comunidades autónomas pueden incrementar esa cuantía con fondos propios, siempre que no se excedan los límites de libre competencia de la OCM.
Dos velocidades
La comercialización de los vinos de Ribeira Sacra sigue, según los datos de la denominación de origen, una línea claramente ascendente. Pero el envejecimiento poblacional plantea serias incógnitas con vistas a un futuro próximo. La superficie de viñedo está en estos momentos al nivel de hace diez años, debido fundamentalmente a la falta de relevo generacional. En la actualidad hay 2.438 viticultores inscritos en el consejo regulador, la cifra más baja desde el año 2000. «A Paisaxe Cultural pode ser moi importante para atraer turismo, pero hai que poñer por diante medidas que axuden a soster a actividade que lle dá sentido», señala José Manuel Rodríguez.