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El paisaje vegetal de la Ribeira Sacra también cuenta con sus propios BIC

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

CARLOS RUEDA

Una guía recién publicada pone de manifiesto la riqueza y la diversidad de la flora de los futuros territorios protegidos

04 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La apertura del expediente de delimitación de la Ribeira Sacra como bien de interés cultural por parte de la Xunta ha coincidido con la aparición del libro Guía del paisaje vegetal de A Ribeira Sacra, del biólogo Javier Guitián y el geógrafo Augusto Pérez Alberti, ambos catedráticos de la Universidade de Santiago. El territorio descrito en esta obra -publicada por Ézaro Ediciones- ha sido seleccionado con el mismo criterio usado para delimitar las futuras áreas BIC, es decir, se limita a las parroquias ribereñas del Miño y el Sil. Los autores colaboraron en la elaboración del informe técnico sobre los valores de la Ribeira Sacra que encargó el Valedor do Pobo y los datos recogidos en su trabajo de campo se han empleado también para preparar esta guía.

Los autores apuntan que la Ribeira Sacra posee «un paisaje vegetal extraordinariamente diverso» debido a que en su territorio se tocan las áreas bioclimáticas atlántica y mediterránea y a su complejo relieve, en el que se suceden valles y laderas orientadas en múltiples direcciones. La obra describe ocho tipos de paisajes vegetales, que se definen respectivamente como biopaisajes -bosques y matorrales-, litopaisajes -en los que predominan los roquedos-, hidropaisajes -áreas fluviales-, y agropaisajes, donde son dominantes las actividades agrarias.

Diferentes comunidades

En cada uno de estos paisajes, según indica la guía, se asientan unas comunidades vegetales muy variadas. En la categoría de biopaisajes entran cinco tipos de bosque autóctono y seis clases de matorrales. Los hidropaisajes comprenden bosques ribereños de sauces, alisos y chopos, y comunidades de plantas acuáticas herbáceas. En los litopaisajes se incluyen cinco comunidades vegetales típicas de las áreas rocosas, los muros y las edificaciones.

Los agropaisajes, a su vez, se subdividen en cinco clases: laderas levemente modificadas, laderas profundamente transformadas -por las típicas terrazas vitícolas-, terrazas fluviales, interfluvios -áreas situadas entre dos valles fluviales-y bocarribeiras, es decir, los terrenos situados en lo alto de las laderas que cierran los valles. La vegetación de estas áreas comprende los bosques de castaños y diferentes tipos de prados y pastizales

Para ayudar a comprender la complejidad de los paisajes vegetales, la guía incluye una serie de mapas de la Ribeira Sacra en los que se indican aspectos como la orientación de los terrenos, las altitudes, el grado de inclinación de las pendientes, las formaciones minerales predominantes en cada área, los índices de temperatura y pluviosidad y los usos tradicionales de los suelos. La obra se complementa con un catálogo de más de seiscientas especies vegetales que viven en este territorio.

Ocho rutas recomendables para conocer el patrimonio botánico

Los autores de la guía proponen ocho rutas de especial interés para conocer los paisajes vegetales de la Ribeira Sacra. Son unos itinerarios turísticos ya establecidos que, según indican Guitián y Pérez Alberti, permiten conocer las formaciones vegetales más características de este territorio y apreciar la heterogeneidad de sus paisajes.

 A Cubela. Esta ruta de Ribas de Sil discurre entre encinares, soutos, robledales, jarales y paisajes de agua. En el camino se alternan bosques de diferentes tipos y paredes rocosas. En la orilla opuesta del Sil se ven los viñedos en bancales de Vilachá de Salvadur, en A Pobra do Brollón.

 Xabrega-Os Chancís. Este itinerario, en el municipio de Sober, arranca en un conjunto de antiguos molinos restaurados a orillas del río Xabrega y atraviesa bosques de ribera formados principalmente por alisos, fresnos, robles y cerezos.

 Augacaída-Marce. La ruta que une la célebre cascada de Augacaída y el castro de Marce -en el municipio de Pantón- pasa por bosques de ribera, robledales, soutos y alcornocales, así como por restos de terrazas de antiguos viñedos.

 Cañón del río Mao. Situada en el municipio de Parada de Sil, esta ruta comienza en la aldea Forcas y pasa por bosques de ribera, soutos y robledales.

 Castro Caldelas-A Teixeira. Esta ruta dividida entre dos municipios permite contemplar bosques de castaños, la aliseda del río Edo y comunidades vegetales acuáticas.

Fervenzas do Cachón. Un itinerario que discurre por la orilla del río de Os Vaos -en el municipio de A Teixeira-, en medio de y cascadas y característicos bosques de ribera.

Viñedos de Belesar. Terrazas vitícolas y pequeños bosques de castaños jalonan este camino que se extiende por la orilla derecha del Miño, en el municipio de Chantada.

 Doade-Os Chancís. La guía recomienda hacer este recorrido fluvial en catamarán, partiendo del embarcadero de Doade o Ponte da Abeleda. Desde el barco se pueden contemplar viñedos en bancales, pequeños soutos y comunidades vegetales propias de áreas rocosas.