Los bodegueros priorizan la promoción de sus marcas frente a las ventas directas
03 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El segundo Festival do Viño da Ribeira Sacra mantiene el formato de la edición anterior, pero cambia de fechas para evitar las coincidencias inoportunas del pasado año. Pasa del segundo al primer fin de semana de julio, con lo que ya no competirá con la Feira do Viño de Valdeorras y el rosario de citas festivas del día del Carmen. Descartada la celebración del festival en agosto, las bodegas apuestan por el turismo tranquilo que asoma por estas fechas en la Ribeira Sacra. Tras varias experiencias fallidas y un prolongado paréntesis, Monforte y la denominación de origen rescatan el formato de muestra conjunta. Por lo que parece, esta vez regresa para quedarse.
«Esta non é unha feira estilo botellón, é máis para compartir un viño tranquilamente en familia ou cos amigos», dice César Enríquez, de Adega Cachín, una de las que estarán presentes en el festival. Las casetas abrirán sus puertas el viernes a las seis y media de la tarde en el paseo del Malecón. El domingo solo habrá actividad de mañana. «A esta feira non se vén coa obsesión de vender viño. É unha ocasión de promocionarnos diante da xente que nos visita», apunta el bodeguero de A Abeleda, famoso por haber llevado sus vinos hasta la mesa de Obama.
El Festival do Viño da Ribeira Sacra reunirá bodegas de tamaños y estilos muy dispares. Estará la mayor de todas, Rectoral de Amandi, junto con pequeños cosecheros como Jorge Carnero o elaboradores que han encontrado acomodo en un espacio intermedio, caso de Adega Cachín o Don Bernardino. Emilio Rodríguez, propietario de esta última bodega, echaba en falta alguna alternativa que permitiese dar continuidad a la feria conjunta de la denominación de origen.
Enfoque profesional
«As distintas subzonas xa teñen as súas feiras, que son festas por encima de todo. Nós temos que ir cara unha mostra que dea imaxe de zona. Un formato distinto, máis profesional, non tan enfocado a vender viño», explica el bodeguero de Amandi.
Las numerosas fiestas, el calor y la cercanía de la vendimia aparcan la opción de agosto
Para algunos bodegueros, el tirón de visitantes del mes de agosto justificaría la celebración del Festival do Viño da Ribeira Sacra en la antesala de las fiestas patronales. Otros, por el contrario, sostienen que la elección de julio es más acertada. «Facelo en agosto sería unha sobresaturación da oferta, porque hai festas en todos os sitios. Nas datas nas que estamos tamén hai moita xente de fóra e o festival pode proxectarse dunha forma máis eficaz», sostiene Emilio Rodríguez, restaurador y responsable de la bodega Don Bernardino.
El festival se complementa en esta segunda edición con varias viñorutas que están enfocadas principalmente a ese turismo emergente. «A Ribeira Sacra comeza a ter tirón, vese moito turismo neste mes. Agosto sería máis complicado para organizar o festival. Non podes pechar unha rúa ao tráfico como agora», opina César Enríquez, de Adega Cachín.
Menos agobiante
Evaristo Rodríguez, de Adegas Moure, también apuesta por un modelo de festival alejado de la masificación que supondría celebrarlo en agosto. «Penso que as datas que se elixiron son as máis axeitadas para organizar un evento distinto e de certa entidade. Incluso o calor aguántase máis nesta época», dice el bodeguero de O Saviñao.