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La vuelta del invierno amenaza un viñedo más adelantado que nunca

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / AGENCIA

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Los viticultores temen por una cosecha que se anticipa en un mes al calendario

02 abr 2019 . Actualizado a las 18:23 h.

El anticipo del tiempo veraniego de las últimas semanas tuvo fiel reflejo en los viñedos de la Ribeira Sacra. En laderas más abrigadas del Sil y el Miño, las temperaturas máximas superaron los treinta grados en muchas jornadas. El calor adelantó la brotación de las cepas y propició un desarrollo precoz de la vegetación. Las vides van este año muy por delante del calendario, pero el giro drástico que se anuncia en las previsiones meteorológicas dibuja un panorama incierto a partir de ahora. Entre los viticultores se ha instalado el temor a que se repita el desastre provocado por las heladas tardías en la cosecha del 2017.

El guion entonces fue bastante similar al del arranque de esta cosecha: una pronta brotación de las vides seguida de un giro radical en las temperaturas. De seco y soleado, el tiempo pasó a ser frío y lluvioso. Cuando el cielo volvió a quedar despejado, las heladas nocturnas de finales de abril arrasaron las vides en amplias zonas de la denominación de origen. En la pasada campaña, curiosamente, estuvo a punto de repetirse un episodio similar. Por fortuna, las heladas de las que alertaban las estaciones meteorológicas los primeros días de mayo respetaron a las zonas de ribera en el 2018.

Tras una serie de cosechas que entrarían dentro de la normalidad, los últimos años han sido de continuos sobresaltos para los viticultores de la Ribeira Sacra. «Todo é moi cambiante, cada ano é diferente», dice el ingeniero agrónomo Victoriano Pérez. El adelanto en el desarrollo de las vides, según pudo comprobar, resulta especialmente llamativo este año. «Nalgunhas viñas poden levar tranquilamente mes e medio de adianto sobre as datas habituais. Dende logo, dun mes non penso que baixe con carácter xeral. Houbo xente que ata atopou algún acio asomando nas cepas», explica.

El riesgo se incrementa

En algunas jornadas de marzo, el contraste térmico entre las temperaturas diurnas y nocturnas fue muy acusado. Pero hasta ahora no se produjeron problemas con las heladas, al menos en las zonas ribereñas. «Cando o tempo é seco tamén é máis difícil que as xeadas fagan dano, o problema é cando levanta despois duns días de choiva», comenta un viticultor. De momento, los pronósticos del tiempo indican que la probabilidad de lluvias es alta al menos hasta el próximo miércoles.

Los mensajes de preocupación se suceden estos días en las redes sociales. Imágenes de vides con un desarrollo más propio de mediados de mayo con textos que advierten de lo que puede traer consigo el regreso del invierno en pleno arranque de la primavera. Carballocovo, en la ribera de Doade, es una de las zonas donde el viñedo se desperezó más temprano de lo habitual. «La brotación adelantada es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos, porque en estos últimos años se ha convertido casi en una contante», apunta Fernando González, de Adega Algueira, a la que pertenece la mayoría del viñedo de esa ladera del Sil.

El verano adelantado que se vivió en la segunda quincena de marzo rompe, para de este bodeguero, una racha de normalidad en la meteorología que había estado ausente otros años durante la parada invernal. «Hubo frío y lluvias intermitentes. El invierno se pareció más a cómo deberían ser los diferentes estadios del año», dice Fernando González.

Orientaciones y altitudes

En una denominación de origen con viñedos de orientaciones y altitudes cambiantes no es fácil que el ritmo de maduración de la viñas sea uniforme. Víctor Rodríguez, de la bodega de Amandi Val de Lenda, apela a esta circunstancia para ponderar un adelanto que con el regreso de las temperaturas invernales podría resultar nefasto para la cosecha. «As cepas non están igual nas zonas máis baixas e abrigadas da ribeira que nas altas. Nos sitios máis protexidos, o adianto pode ser dun mes», señala. La peculiar orografía de la Ribeira Sacra también implica que el riesgo no sea igual para todos. Ahora, dice el bodeguero, «só queda estar á expectativa».

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